Brujuleando en busca de noticias y curiosidades me topo con esta noticia. Curiosamente los enfermos pueden utilizar marihuana para uso medicinal pero es difícil adquirirla.
Desde aquí la noticia.
La ley federal lo prohíbe, el Estado regula distribución, consumo y cultivo
Alejandro Cano
alejandro.cano@laopinion.com
25 de mayo de 2007
INLAND EMPIRE.– Los pacientes que consumen marihuana por razones médicas están en dificultades debido al aumento de los operativos en contra de los distribuidores de la hierba.
Las normas federales sobre su comercio chocan con las de California, donde ni el uso ni la comercialización por necesidad terapéutica son ilegales.
La conclusión de enfermos y de organizaciones que abogan por el uso terapéutico de la hierba es que los allanamientos a dispensarios de marihuana, ocurridos en la región de Inland Empire en los últimos meses, violan la ley estatal y obligan a muchos pacientes a no acatar las leyes para adquirirla, poniendo en peligro su vida y el bienestar de su familia.
Bajo las leyes federales, es ilegal cultivar, vender, poseer y consumir cualquier cantidad de marihuana.
La ley estatal, en cambio, permite que un paciente tenga para su consumo hasta seis plantas y ocho onzas de la marihuana procesada, amparado en una receta médica.
«La gente piensa que usar marihuana es malo, y en realidad lo es cuando se abusa de ella, pero hay mucha gente que necesita de sus efectos para vivir sin dolor, sin sufrimiento», dijo Ryan Michaels, coordinador de Healing Nations Collective, de Corona.
«La ley [estatal] dice claramente que puede ser utilizada para uso medicinal y eso es lo que hacemos, ayudamos a los pacientes a adquirir la cantidad necesaria. Sin embargo, cada vez se nos dificulta más obtenerla para su distribución debido a los allanamientos».
En 1996, 56% de los votantes de California aprobaron la Proposición 215, que despenalizó el uso medicinal de la marihuana.
Siete años después, la Legislatura de California aprobó la propuesta SB420, que permite el cultivo colectivo por parte de pacientes y de especialistas capacitados y ante una «implicación necesaria», para ser distribuida entre miembros de dichas organizaciones.
Pese a que, en 2005, el Tribunal de Apelaciones del Tercer Circuito de California sostuvo dicha interpretación en el caso People vs. Urziceanu, las autoridades locales insisten en acatar las leyes federales sobre las drogas.
«Tengo un trabajo: hacer respetar la ley. Y la ley dice que es ilegal poseer, cultivar, consumir y traficar marihuana», dijo Bob Doyle, jefe de policía del condado de Riverside.
En menos de ocho meses, por lo menos cinco dispensarios han sido desmantelados por las autoridades de los condados de San Bernardino y de Riverside. El resultado: una docena de personas arrestadas y acusadas de cultivar y traficar sustancias ilegales.
El más reciente operativo ocurrió el martes pasado en la ciudad de Riverside, donde agentes municipales confiscaron productos elaborados a base de marihuana en el establecimiento operado por California Caregivers Association, uno de cientos de grupos que en California ofrecen asistencia a más de 200 mil pacientes registrados.
«Hace falta que las autoridades se eduquen en el tema, para que puedan entender que lo que están haciendo es una violación a la ley. Es verdad que algunos aprovechan para obtener ganancias, pero la mayoría de los lugares sólo quieren ayudar», expresó Michaels, de Healing Nations Collective.
«La ley es clara, los dispensarios son legales siempre y cuando estén regulados. No son carteles de droga, son establecimientos que ayudan al paciente a tener acceso fácil y seguro [a la marihuana]», concluyó Michaels.
Judy Thompson, supervisora del centro colectivo de Norco, que fue clausurado en marzo pasado, aseguró que los operativos han obligado a miles de pacientes a «merodear por las calles para adquirir la dosis en el mercado negro»
«No son criminales, son pacientes que necesitan de la planta. Imagínate que tienen que ir a los callejones a comprar marihuana, y todo por querer vivir sin sufrimiento».
Desde que las autoridades clausuraron un dispensario en Claremont, en diciembre del año pasado, Bertha Marroquín, enferma de cáncer en Montclair, ha tenido que enviar a sus hijos a la calle a conseguir la dosis prescrita por su médico, para soportar los efectos negativos de la quimioterapia.
Marroquín no solo se preocupa por erradicar el cáncer que afecta su huesos, sino que también piensa en lo que podría ocurrir si la policía captura a sus familiares comprando marihuana ilegalmente.
«Las autoridades deberían tener compasión con gente como yo. No soy adicta, no soy criminal; sólo la consumo para calmar el inmenso dolor que siento. No quiero poner en riesgo la vida y el futuro de mis hijos», indicó Marroquín.
La Opinión Digital