En este país no es ilegal fumar marihuana, eso sí, depende de donde la fumes, puedes resultar sancionado, Ley 1/92 (Ley Corcuera)
Anamaría Ashwell
En California. Los ciudadanos en este estado de la Unión Americana, mediante un referéndum en 1998, votaron y aprobaron lo que se conoce como Proposición 215 que legalizó el uso, posesión y cultivo de la marihuana para uso médico. La Proposición 215, además, permitió a terceros el cultivo de marihuana siempre que el agricultor estuviera previamente designado como «asistente» («caregiver») de los pacientes. La información que se discutió públicamente e informó a los ciudadanos californianos desde 1996 para decidirse a favor de legalizar la marihuana se centró en las pruebas científicas y médicas que demuestran que pacientes con Sida o cáncer, es decir víctimas de enfermedades que producen sufrimiento extremo, se benefician por su uso. Los californianos, además, se convencieron suficientemente de los efectos benéficos de la marihuana y votaron una ley amplia y general que deja al criterio médico el consumo de la marihuana. Desde 1998 pacientes con insomnio, déficit de atención (ADD), ansiedades o depresiones utilizan la marihuana en sus tratamientos. Los californianos, así mismo, en ese mismo año prohibieron en todo el estado fumar tabaco en lugares públicos. En el año 2003 la legislatura del Estado de California aprobó una ley, la 420, con la intención de clarificar y acotar la Proposición 215; esta ley permite a cualquier californiano, con autorización de un médico, poseer hasta seis plantas adultas de marihuana, o media libra de marihuana procesada o la posibilidad de obtenerla (es decir comprarla) de un colectivo o cooperativa de acopio de marihuana. En el condado Humboldt en el norte de California, el procurador de Justicia aprobó que cualquier residente del condado podía cultivar hasta 99 plantas, en un espacio menor a los 10 metros cuadrados, para pacientes con certificación médica. La corte de apelaciones de Los Ángeles, mientras tanto, cuestionó esas cantidades porque el referéndum de 1998 no había especificado las cantidades legales. La discusión sobre la legalidad del cultivo y consumo de la marihuana, en California, sigue en discusión y el congreso local se propone a futuro mayores clarificaciones legales sobre su uso y cultivo. Mientras tanto los consumidores y cultivadores de marihuana en California persisten dentro de un “área gris legalâ€?, con ocupaciones y negocios tolerados al estilo de las casas de apuestas o clubes de strippers.
La revista New Yorker comisionó a uno de sus reporteros, David Samuels, («Dr. Kush:how medical marijuana is transforming the pot industry»; julio 28) para que investigue qué esta sucediendo en realidad, entre la población, a partir de estas leyes que de hecho legalizaron la marihuana en California. Samuels (uno de los escritores estrellas de la revista) para realizar su reportaje hizo lo que hacen los antropólogos: trabajo de campo. Su relato es fascinante. Samuels explica, por ejemplo, que el cultivo de la marihuana casera, siguiendo estadísticas gubernamentales, entre 1981 y 2006, aumentó a 20 millones de plantas con un valor de 14 mil millones de dólares. Más de 10 mil toneladas de marihuana se comercian en la calle desde que California, y ahora otros 12 Estados de la Unión Americana, legalizaron la marihuana médica. Existen, así mismo, en la actualidad, más de 200 mil consumidores de marihuana con receta médica. Ellos adquieren su marihuana en cientos de dispensarios (algunos son cooperativas) donde se compra al contado el cuarto o la octava onza (aproximadamente 10 cigarrillos) de marihuana que la ley permite para uso diario. Estos dispensarios compran marihuana a los pacientes (es decir del excedente de los cultivos caseros) o directamente de agricultores, cuya cosecha es legal. Al mismo tiempo, sin embargo, el consumo y el cultivo de la marihuana es ilegal bajo las leyes federales y la DEA (Drug Enforcement Agency) persigue el consumo y cultivo de la marihuana; los federales presionan entonces a las policías locales para que arresten -aprovechándose de las ambigüedades en la ley- a los que transportan marihuana o a los dueños de los inmuebles donde hay dispensarios. Activistas, bufetes de abogados, asociaciones que hacen lobby, ciudadanos y personalidades públicas se encargan de proteger y asesorar a los que participan en este mercado legal de la marihuana haciendo una diferencia a favor de los consumidores en medio de lo que Samuels describe como una “guerra civil de baja intensidadâ€? entre el gobierno federal (la DEA) y los consumidores de marihuana en California; en general los dueños de dispensarios, los médicos que otorgan las recetas y los pacientes se han ingeniado o están protegidos legalmente, para evitar las represalias de los federales.
En este escenario el cultivo de la marihuana es, quizás, el más revolucionado. La siembra casera ha permitido la perfección y manipulación de técnicas, llamémosle agrícolas, que logran variedades de marihuanas con efectos psicotrópicos nunca antes imaginados. Los cultivos caseros ofrecen hoy marihuana de «diseño» tal como un zapato en el mercado puede ser Ferragamo o Gucci. Para el consumo casero se utilizan ingeniosamente desde las bolsas plateadas de ziploc hasta un vaporizador (se prefiere la marca Volcano alemana) pero el logro de variedades de plantas de marihuana, provenientes de cultivos de hidroponia, en interiores o exteriores, es realmente sorprendente.»Sour Diesel», «Buba Kush» crecen en interiores pero AK Mist se siembra en exteriores. Existe la variedad «Jedi», «Purple Urkel», «O.G.Kush» y «L.A.Confidential» que es particularmente fuerte; así también «Lavender», cuya fragancia y hojas moradas provienen de los cultivos del condado Humboldt. Fue una banda de rap, Cipres Hill, en los 90 la que popularizó las variedades de marihuana Kush originalmente importadas a California por surfeadores desde las montañas de Afganistán y Pakistán y de éstas se han logrado infinidad de variedades más potentes. La marihuana de diseño se vende hasta por 5 mil dólares la libra, el doble que la marihuana «normal». La manipulación botánica a la que han sido sometidas las plantas de marihuana, explican expertos botanistas, vuelve casi imposible identificarles la planta original o común a todas. En el valle del condado de Sonoma Samuels visitó una granja que cultiva Sour Diesel. Estos crecen a base de varios nutrientes que se alternan cada cuatro o cinco días y que implican una inversión de 600 dólares a la semana. Cada tres o cuatro días se inyecta agua purificada al medio hidropónico para dejar descansar las plantas en el ciclo de maduración que dura ocho semanas. Porque «Sour Diesel» se cultiva en interiores requiere de un sistema de ventilación para las temperaturas de alrededor de 40 grados C. que provienen de focos de 1000 watts. Para lograr una buena cosecha «Sour Diesel», además, necesita tanques de CO2 que permiten una floración gruesa: las luces y las instalaciones suman un costo de 15 mil dólares por cosecha de 99 plantas permitidas por ley (relativamente barato en comparación con otras variedades según explica Samuels).
Samuels entrevistó a los dueños de dispensarios, consumidores, cultivadores y variados personajes involucrados en este mercado de marihuana de California: ninguno -incluyendo al más empresarial de todos- se pareció a esos terribles y violentos «narcotraficantes» de la zaga colombiana: eran más bien ecologistas, avejentados hippies, amantes de la naturaleza, practicantes de yoga, «new agers», una pareja de viejas lesbianas que producen su propia mermelada… y Emily, una activista que defendía bosques y que llegó al condado Humboldt para asociarse a un multi productor que se dedica a la contemplación, dona dinero a proyectos ecológicos y sociales específicamente en Centro y Sudamérica.
Quizás, como conceden Emily y Samuels, lo que sucedió en California fue que el negocio se volvió mejor cuando las pistolas desaparecieron, porque simplemente consumir y cultivar marihuana se volvió legal.
Vía: La Jornada de Oriente