Comunicado del presidente de la FAC, Martín Barriuso
Imaginemos que una «periodista» con ganas de trepar y pocos escrúpulos profesionales se dedicara durante tres semanas a meterse dosis masivas de alcohol en el cuerpo: Unas cuantas copas de orujo en el desayuno, unos chupitos de güisqui a media mañana, tres litros de Rioja en el aperitivo y así, exceso tras exceso, hasta el coma etílico. Imaginemos que, además, la autodenominada «periodista» insistiera en hacer su «trabajo» en plena melopea. El resultado, sin duda, sería lamentable. Si, para colmo de amarillismo, la susodicha intentara extraer profundas conclusiones acerca de los peligros de la bebida y se dedicara a dar cancha a ex-alcohólicos partidarios de implantar la Ley Seca como forma de hacer frente al consumo abusivo, está claro que nadie la tomaría en serio.
Pues bien, en el programa «21 días fumando porros», emitido el pasado viernes 27 de marzo en Cuatro, Samanta Villar, la intrépida «periodista», hace exactamente eso, solo que cambia el alcohol por el cannabis. De hecho, Villar se pega tales pasadas con los porros que sin duda habría muerto de sobredosis etílica si hubiera intentado hacer un programa parecido sobre la bebida. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Se puede llamar periodismo a semejante ejercicio de irresponsablidad?
El programa de Cuatro fue una muestra clásica de manipulación y propaganda anti-drogas en el más rancio estilo. Se alteró el orden de los acontecimientos (el brutal colocón holandés, por ejemplo, se produjo varias semanas antes de rodar el resto) y se eliminaron varios días de material grabado (como la visita a la asociación MACA de Barcelona) para que todo encajara en el guión preestablecido. Se suprimieron los mensajes políticos de las asociaciones cannábicas y se dio un peso exagerado a un pequeño grupo de ex-adictos que no representan ni de lejos la realidad de la mayoría de quienes fumamos porros.
Por otra parte, la aportación del programa al necesario debate social sobre el cannabis, sus beneficios y riesgos, y su situación legal es, sencillamente, prescindible. ¿Que el cannabis no es inocuo? Ya lo sabíamos. ¿Que los excesos son malos? Vaya novedad. ¿Que hay gente que haría mejor en no probar los porros en su vida? Es lo que llevamos diciendo toda la vida. ¿Y para eso tanto ruido? ¿Eso es todo lo que Cuatro es capaz de aportar a un debate tan serio?
Por fortuna, no todos los que usamos el cannabis cometemos los estúpidos excesos de la periodista de Cuatro. La inmensa mayoría de personas usuarias de la planta somos gente normal y no tenemos graves problemas debidos a nuestro consumo. Pero, sobre todo, solemos ser gente responsable que afronta las consecuencias de lo que hace. En cambio, la penosa imagen final de Samanta Villar, jurando que, tras el brutal atracón de cannabis que se acababa de pegar, nunca más volvería a fumar un porro, evoca sin remedio al típico idiota que, tras desoír los consejos de todo el mundo y emborracharse hasta las patas, asegura por la mañana, en plena resaca, que nunca volverá a beber. Por suerte, todo el mundo conoce el escaso valor que tienen las reflexiones de un idiota resacoso.
Las actuales políticas de drogas son un desastre que causa más daños que las propias drogas, como acaba de reconocer la Comisión Europea en un reciente informe. La vigente regulación legal sobre el cannabis, además de alimentar un inmenso mercado negro de naturaleza mafiosa y de deteriorar la calidad de producto, coarta la libertad de millones de adultos y dificulta el acceso a los enfermos que podrían beneficiarse de sus propiedades medicinales, sin conseguir impedir a cambio el acceso de los adolescentes a la sustancia. La reforma de ese marco legal es una cuestión de gran calado social y debe abordarse con seriedad, basándose en datos sociológicos y científicos, no en los prejuicios y experiencias de unos cuantos profesionales del engaño y la telebasura.
Martín Barriuso Alonso
Presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)
Comunicado de RCN-NOK
Desde RCN-NOK emitimos este comunicado en apoyo de las personas que dieron la cara por nosotros, las cannábicas y cannábicos, en el programa emitido el viernes pasado de la cadena cuatro: 21 días, fumando porros. Seguro que os sentís como si os la hubiesen partido. Este pequeño revés no debe enturbiar vuestra labor ni quitaros el sueño. Nos han vuelto a engañar. Han falseado la realidad en busca de una objetividad audiovisual que resulta vergonzante para el oficio del periodismo del siglo XXI.
Desde RCN-NOK queremos haceros saber que los cannábicos de Navarra estamos con vosotros. Os agradecemos vuestro esfuerzo, el haber sido valientes, y el haber puesto a disposición del informador toda la información. En nuestra opinión, habéis hecho una labor excelente. Seguro que dormís tranquilos, aunque enfadados. Ellos, los responsables del programa, seguro que no tienen la conciencia tranquila. Os animamos a seguir con vuestra excelente labor por la normalización del cannabis. Desde la experiencia de RCN-NOK sabemos que estas cosas están a la orden del día en el periodismo audiovisual mal llamado progresista. Ellos pasarán y nosotros continuaremos con nuestra labor diaria, la que nos llevará a la normalización total, que esperemos que sea en el siglo XXI.
Lo que más nos asusta es que se esté preparando las justificaciones por parte del partido Socialista de España para aplicar nuevas medidas contra el cannabis. Nuestra escasa experiencia nos indica que cuando el río suena, agua lleva. Un ejemplo: Poco después de que el medio más afín al Gobierno de Navarra publicara un fuerte editorial contra el cannabis, comenzó la campaña contra los cultivadores navarros en forma de helicóptero. Al parecer, no encuentran mejor uso para el helicóptero de emergencias de Navarra en tiempo de crisis, que usarlo contra los que auto cultivan cannabis y para llevar a los consejeros del Gobierno Foral. La campaña acabó con 10 juicios pendientes y centenares de cultivadores obligados a arrancar sus plantas.
Es por ello que desde RCN-NOK hacemos un llamamiento a la población a apoyar todas las acciones de normalización al máximo. Necesitamos más que nunca el apoyo de las y los que fumamos. Entre todos podremos lograr que el cambio de percepción y la normalización del cannabis, llegue. No es que podamos, es que debemos. Nadie nos va ayudar en este camino que soporta 21 siglos de mentira y manipulación.
YES WE CANNABIS
Fermín Les Lacosta
RCN-NOK