Cannabis y más

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LA ASOCIACIÓN CANNÁBICA VALLADOLID 420 SIGUE EN JUICIO PESE AL AVAL DE INTERIOR

Visto en Cannabis.es.

Benito Díaz

La asociación cannábica Valladolid 420 fue intervenida el pasado 20 de febrero. En el asalto fueron detenidos tres socios de la misma bajo la acusación de Delito contra la Salud Pública. La investigación ha revelado que la organización estaba inscrita en el Registro de Asociaciones de forma correcta, por lo que se habrían aceptado sus estatutos sin observar indicios de delito, como certifica un documento firmado por el Ministerio del Interior.

La información que Cannabis.es ha confirmado, indica que Valladolid 420 solicitó su ingreso en el registro en el año 2015. El recurso quedó en suspenso y se trasladó a la Fiscalía provincial, ante la duda sobre lo lícito de lo planteado, pues en los estatutos de la asociación se aclaraba que llevarían a cabo un autocultivo comunitario, a repartir entre los socios para su consumo propio, todos de más de 25 años. La respuesta del Registro nacional de Asociaciones fue afirmativa, por tanto, no se dieron sospechas de hechos delictivos.

Tras el suspenso de la sesión del pasado día 25 de enero, sabemos que, aunque la legalidad de la asociación ha sido refrendada por el Ministerio, los cargos contra tres de sus socios se mantienen. Iván, Enrique y Manuel Luis, son requeridos por la Fiscalía para hacer frente a la pena de 18 meses de cárcel y 6000 euros de multa a cada uno, por delitos contra la Salud Pública y Tráfico de Sustancias. Charlamos con Fran, presidente de Valladolid 420.

Una historia en primera persona

Fran es un hombre de 36 años. Se dedica a la logística y decidió abrir una asociación cannábica para dar respuesta a las necesidades de su capital, donde no había ninguna organización de este tipo, según nos cuenta. “Todo el mundo me decía que no la montase, que iba a tener problemas. Y es verdad, el tema en Valladolid está muy difícil. Pero si no lo hago yo, ¿quién lo va hacer?”, nos dice. Piensa que hay mucho sentimiento prohibicionista en su ciudad.

El local se encontraba próximo al centro y tan solo llevaba seis meses abierto. El presidente de Valladolid 420, nos remite a la secuencia de los hechos que aparece relatada en un artículo del diario El Norte de Castilla. Según esto, el asalto se cometió el día 20 de febrero de 2019. Varios agentes acudieron a la puerta del local, alertados al parecer por un vecino que se quejó del olor a marihuana.

La policía accedió al recinto, encontrando a un hombre en la puerta y otros dos en el interior, según el relato, jugando con una videoconsola. En el registro, hallaron dos botes de cristal con 109 y 86 gramos de Cannabis, 114 plantas de Cannabis, una prensa, dos medidores de acidez y un total de 303 euros en billetes y monedas.

Los socios, pues ninguno pertenecía a la Junta Directiva, alegaron que se trataba de una asociación para el cultivo y autoconsumo, igual que otras miles que existen en nuestro país. Sin embargo, al no poder acreditarlo, los tres fueron detenidos y trasladados a comisaría, según el informe policial.

Él no estaba en el local esa tarde, tuvo que ocuparse de otros asuntos. “Se llevaron a tres socios, ¿pero si llegamos a estar 20 nos llevan a todos?”, pregunta Fran. “Eran tres socios que estaban allí, no había ningún responsable. Acabábamos de abrir, todavía no teníamos las medidas de seguridad que pusimos luego, cámaras de video, lector de huellas digitales, etc. No quisieron ver los papeles, no quisieron ver nada. Dijeron que allí había una plantación, esto es vuestro, plantación ilegal y tráfico. Es increíble. La policía tendría que haber podido demostrar algo de esto”.

Registro sin orden judicial y detenciones arbitrarias

La suspensión del caso el 25 de enero, se debió a que la defensa adujo la nulidad de la irrupción de la policía en el local, hecha sin los permisos necesarios ante un juez en una propiedad privada, anulando la legalidad del registro y alegando ruptura en la cadena de custodia de las pruebas. Esta es la garantía que, desde su incautación hasta su análisis en laboratorio y posterior resultado, está todo debidamente registrado, asegurando que la prueba presentada es efectivamente la que pertenece al juicio. También fue entonces cuando requirieron el informe que ha probado la legalidad de la asociación, a petición del juez.

El ministerio sabe que estamos constituidos de forma legal y que lo que decimos es verdad. Que tenemos un cultivo compartido, destinado a repartirlo entre nuestros socios, que son todos mayores de 25 años, avalado por un fiscal al cual otro fiscal le tiene que decir que no y demostrarle los cargos de los que se acusan a nuestros socios”aclara Fran. También nos indica que no tiene conocimiento de que haya otro caso como el suyo en nuestro país, pues siempre media una investigación para llevar a cabo una serie de detenciones.

La defensa pide la nulidad de las actuaciones policiales por vulneración de derechos fundamentales, solicitando a su vez la absolución para los acusados en base a que los hechos se circunscriben en la doctrina del consumo compartido. A su vez, de forma alternativa, piden una pena de seis meses por delito contra la salud pública “en sustancias que no causan grave daño, con la atenuante de adicción”.

Autocultivo y modelos asociativos

La propuesta de autocultivo de Valladolid 420 no es una novedad en el sistema de asociaciones. Ya en sus comienzos, ARSECA, asociación pionera catalana en los noventa, tuvo problemas al sugerir algo muy parecido. También debe mencionarse la actual lucha llevada a cabo por la asociación AIRAM en Barcelona que ha dado como resultado el encarcelamiento de su tesorero y de su presidente, Albert Tió.

El modelo asociativo del que habla Fran, es uno que contemple el autocultivo como única vía para el abastecimiento de los socios. “No me gusta la compra mancomunada. De esa forma se ayuda al mercado negro. Por mucho que quieran maquillarlo o excusarse, es ayudar al narcotráfico. Nuestro cultivo está en los estatutos, y no tenemos un permiso como tiene Juan Abelló, pero nos dieron permiso para seguir adelante”comenta. “Creemos en nuestro tipo de asociación. Me he informado de cómo hacen las cosas en otros sitios, para poder hacer lo nuestro mejor. Y te metes en Instagram o en Youtube, y tienes a gente haciendo publicidad de las asociaciones, no puedo entenderlo. Que si tenemos tal variedad o hacemos tal extracción. Nos gusta ser discretos; además, te pondré un ejemplo. Nosotros teníamos un límite de socios. Éramos 31 y no queríamos más. Ya nos costaba trabajo abastecer a 30 socios más uno terapéutico, no quiero imaginarme lo que es abastecer a 100 o 1000 personas. ¿De dónde sacáis la marihuana, qué precio le ponéis? Desde mi punto de vista, eso es narcotráfico, no estás ayudando nada al tejido asociativo, ni es el modelo de asociación que queremos nosotros”.

Fran expone que su intención no era la de tener más socios y requerir un lucro económico. “No queríamos que viniera más gente, queríamos que hubiera más asociaciones, que esto se normalice un poco. He oído que alguna vez han pillado a gente con Marihuana que han sacado de la asociación. En nuestro caso, estaba prohibido sacar el Cannabis de nuestro local de forma tajante, bajo pena de expulsión. Porque sabemos que es ilegal. Tenemos un modelo de asociación basado en consumir allí, ayudarnos entre todos, estudiar la planta, hablar y echar un buen rato”.

Los socios acusados tienen miedo. Solo eran unas personas que iban a su local para divertirse, sin ningún tipo de responsabilidad, nos cuentan. El cinco de octubre se dictará sentencia. “Estaría orgulloso de que nos dieran la razón, porque lo estábamos haciendo todo bien. Nunca ha existido un afán de lucro, todo se hacía para ayudar a la gente que no sabía cómo llevar a cabo un cultivo, que disfrutaban con la planta. No se trataba de llegar, conseguir el cannabis y marcharse. Allí nos conocíamos todos, conversábamos, nos lo pasábamos bien. Se hacían talleres de esquejes, de extracciones… pues lo que es una asociación de gente a la que le gustan estas cosas”.

Juicio a la ‘Abuela Marihuana’: «Siempre pensé que estaba ayudando a los demás»

Fernanda de la Figuera, a la salida de los juzgados de Málaga | N.C.

Visto en El diario.es.

Fernanda de la Figuera, la conocida activista por la regularización del cannabis de 76 años, fue juzgada este miércoles en Málaga. Tras cuatro horas de interrogatorios, quedó claro que nunca se lucró por suministrar cogollos de marihuana a los miembros del club que fundó con otras mujeres, Marías por María. Sin embargo, el fiscal mantuvo su acusación por entender que la asociación facilitaba o promovía el consumo de marihuana. Pide cuatro años de prisión para De la Figuera, que siempre ha defendido que cada cual, si así lo desea, cultive su propio cannabis. «En todo momento pensé que estaba haciendo algo que se podía hacer y que estaba ayudando a los demás», dijo en su alegato final.

Marías por María pretendía, según explicó De la Figuera, facilitar el acceso al cannabis a personas que pueden paliar sus dolores de artrosis, fibromialgia o reúma con los cannabinoides. Especialmente se trataba de ayudar a que mujeres pudieran acceder a la sustancia en condiciones de seguridad, dijo. No obstante, también el club que dirigía también admitió otro tipo de socios, hasta contar con unos 170. El objetivo era realizar un cultivo colectivo que facilitara el consumo a personas mayores de edad.

La asociación se constituyó legalmente en 2010 y fue registrada ante la Junta de Andalucía. En esa época proliferaban los clubes cannábicos al amparo de una interpretación jurisprudencial que parecía tolerarlos, de modo que la activista utilizó estatutos de otros clubes legales para constituir Marías por María.

Cada socio tenía su ficha con su consumo diario máximo, en la que se apuntaba la cantidad que retiraba. Pagaba una cuota anual que cubría los gastos del cultivo y de la asociación, que abría de lunes a sábado. Existía también un control de los gastos y las cuentas, según explicó el tesorero, juzgado junto a De la Figuera y el secretario.

«Todos nos conocíamos. Lo veía como una cooperativa», declaró uno de los socios, que ejerció labores de secretario. También declararon en juicio tres socias aquejadas de enfermedades graves. Una de ellas, una médica de profesión que sufrió cáncer de mama, relató que llegó a la asociación por indicación de un compañero. Según aseguraron las tres, Fernanda siempre les indicó que debían consumir únicamente en el local.  

Registros sin orden judicial

Todo se vino abajo el 2 de julio de 2014. En esa fecha, varios policías locales irrumpieron en el local, la detuvieron a ella, al tesorero y al secretario, y requisaron la marihuana. Lo hicieron sin orden judicial y, según admitieron los agentes en el juicio, aprovechando un descuido de unos usuarios. Desde hacía varios días vigilaban el local. Cuando vieron a dos personas entrar y salir en pocos minutos, los retuvieron y comprobaron que llevaban la droga. Suficiente para intervenir.

Lo que encontraron fue un local donde una decena de personas estaba fumando porros de marihuana. Todos eran socios. «Estaban sentados fumando en un rinconcito tranquilamente. [Los policías] entraron como los guerrilleros de Cristo Rey. Fue muy violento y desagradable», lamentó la activista.

Un par de meses más tarde, la Guardia Civil entró también en una finca y decomisó la marihuana destinada al suministro a los socios. Sin orden judicial y según ella, mediante engaño, porque todos en Alhaurín el Grande sabían quién es y lo que hace. Aunque una valla verde cubría la plantación, no se hacía demasiado por evitar el olor.

Los registros sin orden judicial han motivado una petición de nulidad, por la posible vulneración del derecho a la inviolabilidad del domicilio. No es la única sombra de la intervención. La defensa señaló las dudas sobre la cadena de custodia de la sustancia intervenida, que se destruyó pese a que se pidió realizar un contraanálisis amparado por la Audiencia Provincial.

Además, Xaquín Acosta, perito de parte, resaltó las incongruencias del análisis policial: entre otras, que se incluyeron las hojas en el pesaje, cuando las convenciones de Naciones Unidas únicamente consideran estupefaciente las flores.  En el juicio no quedó claro que lo decomisado superara los diez kilos, lo que es esencial para determinar la posible pena.

Los requisitos del consumo compartido

Fernanda de la Figuera ya ha sido absuelta dos veces, en 1995 y en 2010, en esta última ocasión por unos hechos parecidos. Cuando se abrió tímidamente la vía de los clubes de autoconsumo, vio una fórmula que entendió que era legal. En 2012, al recoger un premio, habló con orgullo de lo que estaba haciendo en la asociación. Sin embargo, su aspiración choca con una jurisprudencia confusa, que el Tribunal Supremo ha modificado en los últimos años, corregido por el Tribunal Constitucional.

Una sentencia de febrero de 2019 apunta la necesidad de evaluar cada caso de «consumo compartido», pero fija una guía genérica de requisitos para que sea asimilable al autoconsumo individual, y por tanto legal: que lo practiquen consumidores habituales, que ocurra en lugar cerrado, que sean grupos reducidos y determinados, y que no se rebasen ciertas cantidades. Según el abogado de De la Figuera, todos se cumplen: Marías por María tenía 170 socios (lejos de los cientos o miles de los que habla el Alto Tribunal), se identificó a doce personas en el local y otras dos fuera (todas socias) y las cantidades eran pequeñas.

Además, el abogado destacó las sentencias contradictorias, la existencia de otras asociaciones y el debate político para alegar que, en todo caso, cometieron un error invencible, una figura que rebaja uno o dos grados la pena: «No podía plantearse otra cosa que estaban actuando lícitamente».

El fiscal admitió implícitamente que no había indicios de que en su actividad hubiera ánimo de lucro. Sin embargo, añadió que no es necesario, porque para cometer el delito basta con promover, facilitar o favorecer el consumo, según el artículo 368 del Código Penal.

«Convencida de que lo estaba haciendo muy bien»

«Una es una optimista, hace las cosas con la mejor voluntad del mundo. Hace las cosas por ayudar a los demás, y a veces mete la pata. Y en esta ocasión, por lo visto metí la pata haciendo la asociación, pero yo estaba convencida de que estaba haciendo algo muy bien», dijo ella tras el juicio, rodeada de un centenar de simpatizantes venidos de Barcelona, Santander o, incluso, Los Angeles. Muchos de ellos vestían una camiseta con el lema «Todos somos Fernanda».

«Conocí a Fernanda en 1998 en la calle Cáñamo de Córdoba», explicó Pablo Ortega, de Guadix. «Llevo cinco años sin fumar, pero se merece mi apoyo. Le hice la obra de su casa, estuve ocho meses allí, y ella nunca se ha lucrado». Israel Benjumeda, llegado de Barcelona, lamentó la «persecución» que sufren las asociaciones. «En Barcelona hay más de doscientas asociaciones, unas mil en España, y aquí no duran ni un año». Ya a la puerta de los juzgados, los activistas entregaron una planta a Fernanda.

«No creo que merezca ir a la cárcel», dijo ella, que se ve como una «persona muy incómoda para las farmacéuticas», ahora que empiezan a concederse licencias, por su lucha por el autocultivo. «Creo que lo que hay que hacer es que cada cual cultive sus plantas y fume de lo que cultiva, porque no vas a fumar nada mejor de lo que tú cultivas».

Los directivos de un club de cannabis de Oviedo aceptan dos años de cárcel

Visto en la Cadena Ser.

Los cuatro responsables de una asociación cannábica de Oviedo acusados de vender la marihuana que cultivaban a terceros, aceptaron condenas de tres años de prisión para cada uno y multas cercanas a los tres mil euros. Asumieron un acuerdo de conformidad para evitar el riesgo de ingresar en prisión, aunque sostienen que han sido víctimas de un engaño por parte de un despacho de abogados que les aseguró que toda su actividad era legal.

Es la primera vez que los directivos de una asociación cannábica asturiana se ven ante la Justicia. La Fiscalía sostiene que su actividad era ajena a los fines expresos de la asociación: estudios botánicos y actividades gastronómicas y culinarias. La Fiscalía cree el cultivo tenía la única finalidad de la venta ilícita por lo que solicitaba penas que sumaban cinco años para cada uno de los cuatro directivos. Los acusados aceptaron el acuerdo de conformidad con penas de tres años por los delitos contra la salud pública y de asociación ilícita. Les ha sido concendida la suspensión de condena, al carecer todos ellos de antecedentes penales. Su abogado, Manuel Infanzón, subrayó que han asumido la conformidad para evitar el riesgo de ingresar en prisión, aunque aseguran haber sido víctimas de un engaño. Sin embargo, ha explicado que «actuaron siempre en la absoluta creencia de que lo hacían bajo la legalidad».

El letrado que representó en el proceso a tres de los cuatro acusados aseguró que «fueron así instruidos y asesorados, para lo que contrataron a un despacho de abogados de Madrid experto en la materia que les garantizaron desde el minuto cero que no había ningún tipo de problema legal y al final se encontraron los que se encontraron». El que fuera presidente de la Asociación relató fuera de la sala que pagó cinco mil euros a un despacho de abogados de Madrid para que redactara los estatutos y llevara a cabo los trámites para legalizar la asociación. Estaban convencidos de estar llevando a cabo actividades legales, como les habían asegurado esos abogados, hasta que intervino la Policía. Se sienten engañados por los abogados que les contactaron en una feria sobre cannabis en Irún.

Cannabis.es entrevista a Hugo Madera

Imagen de Clases de periodismo. 

 

Reproducimos la entrevista realizada desde Cannabis.es a Hugo Madera.

Entrevistamos a Hugo Madera sobre el «Observatorio Europeo de Consumo y Cultivo de Cannabis».

La finalidad de esta entrevista es dar a conocer este nuevo proyecto, así que vamos allá con las preguntas sin mas.

1). ¿Quiénes sois? ¿De dónde venís? Contadnos vuestras trayectorias previas.

Somos personas que proponemos políticas más eficaces para tratar sobre el  autocultivo y uso del cannabis, además de los inconstitucionales drogotest. Venimos del mundo del autocultivo, tanto a nivel práctico, como jurídico, histórico, científico y sociológico. En estos momentos yo  presido el OECCC, el portavoz y tesorero es Héctor Brotons, Juan  Elorriaga de Diosa Planta es el secretario, aparte hay más socios. Vamos  a realizar en  breve una reunión de la Junta Directiva para incorporar  nuevos cargos de forma oficial.  Héctor tiene más de 1200 casos de autocultivadores absueltos, además de  casos recientes muy relevante para el autocultivo y uso, como el caso  Pannagh donde se hace referencia al autocultivo, el reciente caso de dos  autocultivadores medicinales absueltos con 22 kilos o su trabajo para  recurrir los drogotest al  Tribunal Constitucional. Juan es sociólogo y  tiene 20 años de experiencia en autocultivo, además de una larga  trayectoria en la industria del autocultivo con su tienda y  distribuidora.   Yo soy periodista y sociólogo, dirijo Soft Secrets y he  sido fundador de asociaciones de referencia, como AICC que mantiene el cannabiscafé, la FAC, Regulación Responsable, UCANN y Manifestación, con 20 años de experiencia en autocultivo.

2). ¿Por qué crear el OECCC? ¿Cuál es vuestro objetivo?

Defender el autocultivo y los autocultivadores con cantidades inclusivas que no dejen personas fuera de la regulación, tras muchos años de lucha.  Sin autocultivo inclusivo habrá exclusión, oligopolios, mercado negro y  precio caros. Muy importante eliminar las masivas multas por tenencias  que violan derechos constitucionales de las personas, la tenencia y el  consumo no deberían sancionarse. También consideramos que los actuales  drogotest son anticonstitucionales, por lo que los recurriremos al  Tribunal Constitucional.

3) ¿Cuál es la diferencia con los ya existentes Observatorios de Cannabis?

No  hay ningún “Observatorio del Cannabis” con ese nombre concreto. Si hay  varios Observatorios relacionados. El primer observatorio civil del  cannabis en España lo fundamos Pablo Solana, otros activistas y yo mismo  sobre el año 2005, lo llamamos Observatorio Español del Cannabis, la  idea la cogimos  del Observatorio Geopolítico de Drogas, fundado por Alain Labrousse y ya desaparecido. Luego está el Observatorio Civil de  Drogas que  son los promotores de la ILP catalana de la Rosa Verde, el  Observatorio Vasco del Cannabis que es un informe trianual que publica la Fundación Renovatio y el Observatorio Español del Cannabis Medicinal  centrado en el cannabis medicinal. El Observatorio Europeo de Cultivo y ConsumoOECCC, trabajamos sobre  todo en el autocultivo, las multas por tenencia y uso, así como las del  drogotest. Pensamos que es importante que en la Regulación haya actores  centrados en el uso y autocultivo, pues son las demandas que cuentan con  mayor base social, legal e histórica. Es urgente la regulación del  autocultivo.

 4) ¿Es un proyecto abierto a la participación de los usuarios de cannabis? Si es así, ¿cómo se puede participar? 

Por supuesto que está abierto. Ya antes de hacer el borrador de nuestro  proyecto de ley hicimos una encuesta entre usuarios y autocultivadores  para detectar sus necesidades. Antes de publicar el Proyecto de Ley  definitivo vamos a hacer una gran encuesta para ver las opiniones sobre  el borrador de usuarios y cultivadores. Una forma fácil de participar  será participar en esta encuesta o también los que se quieran implicar  más podrán recoger encuestas.  Los usuarios y autocultivadores que sientan que pueden aportar algo más  al proyecto se pueden hacer socios o simpatizantes, buscamos sobre todo  personas con conocimientos del campo del autocultivo desde distintas  disciplinas científicas y humanistas para colaborar en nuestras  propuestas y Proyecto de Ley. También gente que quiera difundir en las  redes sociales o recoger encuestas o que sienta que tiene algo que aportar.

5) ¿Cuáles serán vuestras acciones concretas para el año 2018? 

Vamos a sacar un borrador de Proyecto de Ley de autocultivo y uso del  cannabis a principios de año, luego haremos una gran encuesta para ver la acogida de usuarios y autocultivadores y publicaremos la propuesta de  Proyecto de Ley definitiva. Esta es la línea de trabajo principal.

Además, hay otras vías planteadas como convenios de colaboración con  otras asociaciones que necesiten información sobre autocultivo,  preguntas al Parlamento para obtener información y trabajo por la vía de  hechos jurídicos, como el planteamiento de recursos de inconstitucionalidad al drogotest.

6). ¿Algo más que añadir?

Que es la hora de un Proyecto de Ley de autocultivo y uso del cannabis,  será un gran primer paso hacia una regulación integral. Ya hay acumulada  una gran cantidad de jurisprudencia al respecto, además de aceptación  social y un largo recorrido histórico. Pedimos para ello ayuda a todas las personas que cultivan y usan el cannabis, así como a la industria  del autocultivo. Ahora es el momento de un Proyecto de Ley del  autocultivo y uso del cannabis inclusivo y generoso, este Proyecto de  Ley va a ser nuestra prioridad.

Gracias por tu tiempo y suerte con el nuevo poryecto.

Más información: http://observatoriocannabis.com/ 

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MMM2016 Madrid – Mi punto de vista

Autobús patrocinado por Advanced Nutrients

 

El sábado 7 de mayo de 2016 fue el día elegido para realizar la Marcha Mundial de la Marihuana MMM que desde hace 20 años viene organizando la AMEC tanto en solitario -la mayoría de los años- como en colaboración con la FAC y otros colectivos.

El día lluvioso, desde por la mañana, amenazaba la manifestación. Poco antes de las seis de la tarde dejó de llover, nos dio un respiro y pudimos «invadir» calles de Madrid como el paseo del Prado, un tramo de Alcalá y toda la Gran Vía hasta llegar a la Plaza de España donde se leyó el Manifiesto de la AMEC en la MMMM2016.

Globos verdes reivindicativos

 

La Marcha transcurrió bastante despacio, la música ambiente distorsionaba, la prensa, documentalistas… buscando a personas a las que realizar preguntas como las que le hicieron a Manuel Guzmán (en la foto), a portavoces de los convocantes, a usuarios de cannabis ya sea lúdico o medicinal.

Manuel Guzmán siendo entrevistado.

 

Cabecera MMM2016

 

Asociaciones, CSC’s y otros colectivos mostraban sus pancartas, camisetas… venidos desde distintas localidades a disfrutar de un día en el que poder reivindicar nuestros derechos.

CSC 420 y su pancarta

 

Después de varias paradas, alguna de ellas bastante larga en la que nos dio tiempo a tomarnos un café, continuamos camino, ya estamos ocupando todo el ancho de la Gran Vía, da gusto pasear por la calzada, saludar y charlar con amigos y conocidos.

Desde el autobús, se lanzaban camisetas, arengas, seguíamos escuchando música… seguimos marchando muy despacio.

Ocupando la Gran Vía

 

Hemos pasado la Plaza de Callao, nos acercamos a tomar otro refrigerio. un pequeño paseo por las calles aledañas, tomamos fuerzas para continuar nuestro camino, llegamos a la cola, está presente el servicio de limpieza, las fuerzas del orden público… de las personas que pasean unos sonríen, otros se quejan…

El servicio de limpieza finalizando la marcha

 

Llegando a Plaza de España. Accedemos a la plaza, nos ubicamos al lado del «lago», desde la AMEC leen el manifiesto que está disponible en su web.

Dejamos la calle despejada

 

Después de haber asistido a la mayoría de las marchas convocadas por la AMEC echo de menos un escenario desde el que poder leer el manifiesto, alguna actuación, batucadas… en fin una marcha más amena, una mayor difusión.

Por primera vez he notado que la manifestación ha salido a su hora o algo antes, a los 15 minutos ya estaba la cola en Cibeles.

Nota: En el autobús pudieron pasar este día personas con movilidad reducida.
Gracias a la organización por este gran detalle.

MMMM2016 Manifiesto +, fuera etiquetas, suma no restes

Ausencia de uno, dejar de estar, no ser…
no me hallo, me callo, no estoy, no soy…
silencio, me diluyo, me atasco, me hundo…
no veo, no oigo , no sé, no soy, no estoy…
pruebas, me paro, no saboreo, no escucho …
más pruebas, no soy quien era, no fluyo, no doy…
pruebo, me hundo, me atasco, no floto, no huyo…
exploro y no encuentro un camino de vuelta…
da igual, no da, si da, que más da, si soy y si estoy…
erase que se era, soy lo que era, sigo siendo quien era…
floto, nado, no huyo, escucho, huelo, saboreo y fluyo…
no me paro, camino, bailo, si sé, si soy y si estoy…
claro que importa, si da, si que da, si soy quien era…
exploro, olfateo, encuentro, hurgo, hallo y no callo…
claro que da, si da, me exploro, me hallo y no callo…
me levanto, sueno, caigo, ando, crujo, fallo y hallo…
me muevo, limpio, hurgo, buceo, encuentro y salgo…
como y hablo, hablo y abro, busco, hurgo y no callo…
pica, escuece, duele y sale fuera, si soy quien era…
erase que se era, si soy la misma que era…
reparo, extirpo, curo, sana sana culito de rana
repongo, sano, si no se cura hoy se curará mañana
como, fumo, hablo, manifiesto, me hallo y no callo.

MANI•FIESTA•ACCIÓN, 7 de Mayo de 2016, Madrid.

Dejé de escribir cartas, a particulares me refiero, hace muchos años ahora sólo escribo cartas de reclamación o de queja, de reivindicación o de lucha, de impugnación o de aporte de documentación. En fin, papeles y más papeles, pura burocracia institucional.

El correo postal ha caído en desuso silenciosamente, sin hacer ruido, ya nadie escribe cartas como las de antes cuando se estaba lejos de las personas queridas y se esperaba ansioso sus respuestas que se releían mil veces… Ahora se mira al móvil y no a los ojos. Esto me hace pensar que al no mantener correo postal de puño y letra, actualmente no se sabe leer ni interpretar los textos. Se ha perdido el hábito de leer y de escribir, con calma, con alma…las personas leen pero no entienden lo que leen o lo corrigen a su antojo. Todo va demasiado rápido, ni siquiera las palabras se escriben completas, como si nos faltara el aire, el tiempo. Raudos y veloces los amantes escriben en sus móviles tkm, bss… ¿Qué coño significa eso para los amados?

En estos últimos años he sufrido cambios que se perciben en mi a primera vista, cambios me han obligado a abandonar muchas cosas para atender a mi salud, cambiar de rumbo y plantearme otras prioridades, inquietudes e intereses. He parado, madurado y aprendido, me he roto, me he reparado y he cambiado. He dejado de confiar pero no de comprender a los seres humanos, al menos a la gran mayoría… soy más selectiva, más antisocial y encuentro menos personas a las que me apetezca conocer mas allá de lo mínimo aceptable socialmente. Han sido dos tratamientos duros y sobre todo el segundo, me ha dañado y sacudido el soma y la psique. Me ha hecho recordar los malos tiempos de hace más de 20 años, cuando el dolor me lo provocaba la abstinencia de la heroína, cuando era toxicómana. Me ha hecho recordar el mono, los escalofríos, los dolores, el malestar diario, la pérdida de peso, los cambios de humor, la tristeza. Curiosa venganza poética la del tiempo porque ahora era la droga que tenía que sanar mi hígado dañado lo que me estaba enfermando. Los sudores, las nauseas, la falta de apetito, el insomnio, el frío constante, las siete pastillas diarias, hasta el hecho físico de tener que usar jeringuillas para pincharme el interferón ha supuesto para mi un verdadero calvario.

Me he enfurecido y endurecido, me he deprimido y llorado, he pensado en abandonar pero me he defendido, he peleado y he ganado, eso sí he terminado la batalla un poco más rota pero también más sabia y más sana. He sacado fuera muchos miedos, prejuicios y malos recuerdos que estaban aplastados por mis pies para que no me salpicarán ni a mi ni a los míos. Otros miedos, prejuicios y recuerdos guardados para la intimidad no los he sacado yo pero los han hecho públicos terceros del modo más descarnado, me los han sacado a la fuerza, a traición, sin miramientos, mostrándolos a otros como si se tratara de locos gigantes con los brazos amputados que corren alocadamente salpicando sangre a su paso, para mi son huéspedes acomodados, compañeros de viaje que conviven conmigo, discretos, sin ruidos…

Todo por mi libre elección de intentar sanarme y empezar el segundo tratamiento con sólo un 50% de posibilidades de éxito y utilizar únicamente los medicamentos o drogas legales de la farmacia hospitalaria para sanar mi hígado y aliviar los efectos secundarios de este tratamiento hospitalario sin recurrir a los medicamentos o drogas legales de la farmacia comunitaria que tanto malestar me causaron en el primer tratamiento sino utilizando una droga ilegal o medicamento llamado cannabis que se cultiva de manera alegal y se dispensa de un modo poco ortodoxo diría yo, lo cual encarece su valor si se utiliza como tratamiento coadyuvante y no sabes, no quieres o no puedes cultivar.

Si bien es cierto que ni la farmacia hospitalaria, ni el médico de familia, ni ninguno de los especialistas que me han tratado han considerado contraproducente mi decisión de utilizar exclusivamente el cannabis como paliativo al tratamiento tampoco han querido mojarse mucho más allá de preguntarme: “¿A ti te funciona? Pues ya está.” Curiosamente lo que si me he encontrado es con muchas dificultades para conseguir la marihuana, desde el camello que «te tanga» hasta los regalos terapéuticos que se han convertido en posteriores amenazas e intentos de chantaje, los vendedores de humo, las dificultades para acceder a un club si no te invita al menos un socio, encontrar profesionales médicos que te expliquen el modo adecuado de administración en tu caso o la variedad adecuada a tu patología o al malestar que pretendes aliviar y sobre todo, cierta oposición rancia al reconocerlo o fumar abiertamente entre mis familiares e iguales. Era y soy fumadora pero no era «fumeta» y continúa preocupándome más a día de hoy mi tabaquismo que el uso del cannabis.

Y no me quejo porque fui recomendada al mejor médico experto en el tema, el Dr. Fernando Caudevilla que tras una sola consulta médica sobre el uso del cannabis en mi caso, me tranquilizó y resolvió mis dudas. Me considero una privilegiada ya que disponía de los contactos y el dinero para pagar una consulta privada pero ya llevaba 1/3 del tratamiento y después de seguir todos los pasos requeridos para ser usuaria terapéutica de cannabis en el club al cual me asocié y donde se portaron genial conmigo (gracias chicos), me dirigí a la federación en Madrid para hablar con el médico de ésta, tras varios correos electrónicos, el envío de mis informes médicos y hacerme abrir una cuenta de Skype (que nunca he usado por cierto) he finalizado el tratamiento sin hablar con este médico. Hablé con él en persona en la Plaza de España al terminar la manifestación del año 2015 y os aseguro que no fue el mejor momento… era mi primera marcha de la marihuana y la disfrute con ganas.

Ya puestos en el tema de la “mani” que este año será el sábado 7 de mayo en Madrid, hacedme el favor de ir, id como os dé la gana, terapéuticos y/o lúdicos, mujeres y/u hombres, de aquí y/o de allá, pero id, no calléis, haced ruido, que se nos vea, igual que se nos ve todos los días por nuestros barrios, normalicemos pero no sigamos con el tema de los usuarios terapéuticos sin atender las individualidades y las necesidades en tiempo real de los pacientes porque el dolor no espera amigos, ni los tratamientos esperan y no es fácil entrar en el círculo cannabico, ni siquiera como terapéutico. Vamos a dejarnos de separaciones porque todos coincidimos en algo, somos personas usuarias de cannabis y lo usamos como nos place de modo individual o colectivo “…sin otro límite que la minoría de edad y el daño a terceros…” como bien dice Alejo Alberdi en Hipocondría cannábica “…sin olvidar que, después de décadas de estigmatización de todo consumidor de cannabis como como un enfermo necesitado de tratamiento, la obsesión fumeta por la salud no contribuiría en nada a la refutación de los estereotipos prohibicionistas, sino más bien a su confirmación.” Mi opinión es que si no se legaliza y sólo se regula, seguirá existiendo mercado negro, embaucadores y desconocimiento sobre la planta y sus verdaderos beneficios y posibilidades terapéuticas.

Las decisiones que he tomado me han hecho encontrarme, han hecho más soportable y llevadero el dolor en los duros momentos del tratamiento y con cada una de ellas he tenido que sincerarme conmigo, parar y buscarme de nuevo para saber quien soy y quien deseo ser ahora, en 2016. Y me declaro a favor de la legalización de las drogas quisiera que se legalizaran la tenencia, el cultivo, la producción, la distribución, la venta, el estudio y la dispensación del cannabis y de otro tipo de sustancias con probada utilidad lúdica o médica. Quiero que se termine esta farsa de guerra entre drogas legales e ilegales. Eso si, con cautela y con todas las medidas de educación, sociales, de control y sanitarias que se consideren oportunas por personas expertas en el tema. Como dice el anónimo: “De la piel pa’dentro mando yo, comienza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que pueda o no cruzar esa frontera. Soy un Estado soberano, y las lindes de mi piel, me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país.

Piensa y luego ya verás si existes. Y si ves que existes, vuelve a pensar porque desde ese instante tu meta es luchar por sobrevivir y tu fin dejar de existir. Es más, me pregunto si se puede dejar de existir y seguir pensando… Y sí, se puede. Vamos, que esto de ser un “ser vivo” es un bucle infinito, una puta «batalla» cotidiana contra la vida que te ha tocado vivir y contra el puñetero cuerpo cada vez más repleto de «heridas de guerra» que se te rebela continuamente buscando alivio al dolor.

Nunca me han gustado las etiquetas pero desde que nacemos estamos etiquetados. Diría que incluso antes de nacer ya estamos etiquetados por país o lugar de nacimiento, por familias, por géneros, por razas, por religiones o creencias, por tendencias políticas e incluso por apariencia física. En el colegio ya empieza el etiquetado social: «zanahorio«, «cuatro-ojos», «empollón«, «chivato«, «chino«, «gordo«, «tonto» y así una larga lista que se convierte en un continuo que nos va colocando en la posición que tendremos de adultos como si fuéramos productos de supermercado, etiquetados y «colocaditos» bien en las estanterías correspondientes.

Peleona” me han llamado, me llaman y me van a seguir llamando aunque yo me considero socialmente crítica y ajustada a derecho porque ante cada traba burocrática que entorpezca mi camino o el de los míos, voy a continuar peleando.

Enferma” me llaman ahora, aunque yo prefiero considerarme combatiente y superviviente y debo reconocer que por primera vez en mi vida me he sentido y me siento mermada; esto no me ha ayudado en mis luchas cotidianas sobre todo porque me paraliza y, aunque me cuesta admitirlo, mi recuperación no está siendo tan rápida y satisfactoria como esperaba.

Luchadora” me llamo porque eso es lo que he sido, soy y seguiré siendo aunque mis circunstancias estén cambiando y este cuerpo presente una nueva herida de guerra pero una «gran batalla ganada».

«Fumeta» me van a llamar ahora, aunque yo prefiero considerarme una paciente libre para elegir como tratar sus dolencias entre las drogas de la farmacia comunitaria con todos sus efectos secundarios legales y la yerba con todos sus efectos secundarios alegales.

Fotografía correspondiente al año 2015 en su recorrido por la Gran Vía.

 

Mi crónica de la presentación Pihkal y Tihkal en Madrid

La libertad que transmiten los Shulguin se respiró bajo “El olor de la lluvia” el pasado 16 de febrero en la presentación del Pihkal y Tihkal en castellano, incluso la muñeca que colgaba de una viga se balanceaba interesada en lo que iban a contarnos los ponentes en esta librería acogedora, luminosa y con un amplio espacio al fondo para hablar y escuchar pero poco a poco se fueron llenando todas las sillas y se quedó pequeña para todos los interesados en estos libros que según continuaban entrando se iban colocando en colchonetas en el suelo delante de la mesa.

La presentación corrió a cargo de Enrique Galán que me sorprendió gratamente por su ritmo, su fluidez y su bonita voz, no le conocía y, buscando información sobre este psicoanalista interesado en aliviar el sufrimiento humano, he encontrado en la hemeroteca este artículo suyo publicado el 8 de octubre de 1984 Qué hacer con un heroinómano y que me parece de merecida lectura.

Pero volvamos a nuestros ponentes y a la parte trasera de esta libreria de La Latina, la primera intervención es la de María de Mar Adrián que nombró a todos los miembros del equipo y reconoció que ha sido un duro trabajo debido a la imposibilidad de reunirse físicamente pero que había merecido la pena por el resultado final y el aprendizaje.

Con las intervenciones de J. C. Ruiz Franco, Fernando Caudevilla y Alejo Alberdi me cuesta ser totalmente objetiva porque aunque hace poco tiempo que los conozco y sigo sus trabajos los adoro, los admiro y me gusta escucharles; es una verdadera lástima no poder volver a ver completas todas las intervenciones en el vídeo editado y publicado por Lamarinella Magazine en Youtube.

J.C. Ruiz Franco es filosofía de la vida, traducción de la mente, ajedrez, historia, drogas inteligentes, nutrición, trabajo constante y privacidad y nos ha facilitado conocer en castellano la historia personal, el trabajo y los libros de este gran químico y de esta eterna pareja sonriente.

El Dr.Fernando Caudevilla es medicina, atención primaria, rapidez, personas, experto en drogas de síntesis, trabajo duro, deepweb, el rigor científico, la continua búsqueda de información, la actualidad y el toque de cordura.

Alejo Alberdi es música, archivos, internet, historia del prohibicionismo, del antiprohibicionismo, derechos civiles, libertad de expresión y consumo responsable. Es una pena que no aparezca nada de su intervención.

Disfrute con las presentaciones de Manuel Guzmán y José Carlos Aguirre y ambos me impresionaron en persona, la verdad, a J. C. Ruiz Franco tampoco lo conocía en persona pero hemos mantenido interesantes aunque cortas conversaciones escritas.

Manuel Guzmán es biología, estudio de los cannabinoides, bioquímica, universidad, laboratorio y nos presentó a un Shulgin “hacedor” de llaves mágicas (moléculas o precursores) para abrir los candados de la conciencia (neuronas o receptores). El soma y la psique. Lo endógeno y lo exógeno.

José Carlos Aguirre es lo empírico y lo espiritual, filosofía y matemáticas, modernidad, renacentismo y nos hablo del trabajo de Shulguin como un estudio científico con un equipo pruridisciplinar. La ciencia y la consciencia.

En resumidas cuentas quedó patente la importancia y la repercusión del legado de este gran químico y su compañera de viaje y la imposibilidad de que los personajes, el lugar, la época y las circunstancias puedan volver a repetirse, así es que para los que aún no se hayan hecho con estas obras tan interesantes y recomendables, recordarles que aún tienen ejemplares disponibles para la venta en la Editorial Manuscritos.

Los lectores encontrarán en esta traducción una novela biográfica, con vida cotidiana, problemas laborales, reuniones de amigos, sentimientos, experimentos, trip reports documentados, apéndices y referencias químicas precisas, un todo que hace su lectura agradable, cercana y pausada con la posibilidad de marcar páginas, volver mil veces a repasar lo que uno haya encontrado interesante o buscar información como libro de consulta.

 

Manifiesto de apoyo a Pannagh

Manifiesto de apoyo a la Asociación Pannagh.

Tras la sentencia nº 788/2015 de la Sala 2ª del Tribunal Supremo, por la que se condena a cuatro miembros de la Asociación de Personas Usuarias de Cannabis Pannagh a penas de prisión y cuantiosas multas por un supuesto delito contra la salud pública, las personas y entidades firmantes queremos manifestar:

  • Tal y como quedó acreditado en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Bizkaia, y como se recoge en la sentencia absolutoria dictada por la misma, Pannagh es una entidad “legalmente constituida”, cuyos miembros son personas “mayores de edad”, “debidamente identificadas”, y todas ellas “eran consumidoras de cannabis”. En aplicación de sus estatutos y para lograr el “acceso a cannabis con garantías de calidad sin vulnerar las disposiciones legales aplicables al caso”, “se estableció y se aceptó por los socios la actividad de cultivo para consumo privado”, que incluía “medidas de control para evitar la difusión de la sustancia producida a terceras personas”, difusión que no se ha acreditado que sucediera nunca. Los socios pagaban una “cuota proporcional destinada a cubrir los gastos propios de la asociación y del cultivo”, sin que exista indicio alguno de desvío del dinero a otros fines, de enriquecimiento, ni de que Pannagh pudiera haber servido de “cobertura formal” para la venta de cannabis a terceros. También se ha probado que el cannabis incautado estaba destinado exclusivamente al consumo de los miembros de la propia asociación.
  • Sin embargo, la sentencia del Tribunal Supremo altera el relato de los hechos probados para concluir la existencia de delito. El principal argumento es que, aunque el cannabis producido por Pannagh nunca fuera entregado a personas no socias, existe un riesgo potencial de difusión de la sustancia a personas ajenas a la asociación por parte de los socios. Es decir, los cuatro miembros de Pannagh son condenados a prisión por actos que, de haber sucedido –lo cual no está acreditado-, habrían sido cometidos por otras personas sin su conocimiento ni autorización, lo cual es claramente injusto. Además, al presidente y a la secretaria se les imponen multas de 250.000 euros, una cantidad desproporcionada teniendo en cuenta que se considera probado que no intentaron enriquecerse.
  • La Sala 2ª del Tribunal Supremo aprecia la existencia de un “error vencible de prohibición”, es decir, reduce las penas en un grado al considerar que los condenados podían tener motivos para creer que sus acciones no constituían delito, pero a la vez se niega a absolverles afirmando que no hicieron lo suficiente para salir de su error. La sentencia afirma que “tenían la carga de verificar la licitud de la actividad que se proponían desplegar, de tomar conocimiento sobre si la conducta se hallaba en consonancia con el orden jurídico” y que se comportaron con imprudencia al actuar “alentados por la infundada esperanza de que su actuación podría ser tolerada”. La Sala considera que los acusados “no hicieron nada por superar ese error”, “huyeron de mecanismos que habrían logrado disipar dudas”, “se cuidan de ocultar la producción de cannabis y su distribución entre los socios”, y añade que “muchos datos inclinan a pensar en una actitud muy próxima a la relativa indiferencia”.

Sin embargo, lo cierto es que las actividades de la asociación Pannagh han sido objeto de reiteradas resoluciones judiciales que han afirmado su licitud penal, destacando el Auto nº 218/2006 de la Audiencia Provincial de Bizkaia y el Auto nº 377/2012 de la de Álava, habiendo sido en ambos casos devuelto a Pannagh el cannabis incautado. Esas resoluciones han sido ampliamente difundidas a través de los medios de comunicación y son, por tanto, del público conocimiento, igual que las propias actividades de Pannagh, que han sido sido claramente toleradas durante años por distintas instituciones públicas. No cabe, por tanto, hablar de “infundada esperanza”, sino más bien de una convicción bien fundamentada, compartida incluso por distintos tribunales de justicia.

También es conocido que entre las actividades llevadas a cabo por Pannagh se encuentran iniciativas de solicitud de amparo promovidas ante diversas instituciones, como el Ararteko (Defensor del Pueblo del País Vasco) o el Parlamento Vasco, a causa de la inseguridad jurídica en la que se encuentran este tipo de entidades. Estas iniciativas, desarrolladas junto con otras asociaciones, dieron lugar a la organización de un Foro por parte del Ararteko en 2011, y a la creación de una ponencia en el Parlamento Vasco en 2012. Difícilmente se puede hablar de “indiferencia”, o de que los acusados y el resto de Pannagh no hicieran nada por salir de su error.

Además, tampoco es creíble que se intentaran ocultar las actividades de cultivo de Pannagh cuando su presidente, Martín Barriuso, ha dado a conocer el modelo de funcionamiento de su asociación y de los llamados Clubes Sociales de Cannabis en muy diversos foros, instituciones y medios de comunicación de diversos países, habiendo sido invitado para ello, entre otras instituciones, por la Comisión Mixta de Drogas de las Cortes españolas, la Presidencia de la República del Uruguay, la Asamblea de la República de Portugal, y la Comisión Europea.

Por todo ello, las personas y entidades firmantes reclamamos públicamente que se remedie lo antes posible la injusticia cometida con esta sentencia de la Sala 2ª del Tribunal Supremo.

Enero de 2016

Firma el manifiesto de apoyo

Vía CatFac.

Martín Barriuso: 'La sentencia contra 'Pannagh' es política'

29/12/2015.

Martín Barriuso, presidente de la Asociación de cannabis Pannagh, dice que la sentencia en la que los acusan de haber cometido un delito contra la salud pública vulnera los derechos humanos.

Visto en EITB.

Comunicado de la Asociación Pannagh

El Tribunal Supremo condena a cuatro miembros de Pannagh a penas de cárcel en una sentencia plagada de errores y contradicciones. Además de las condenas de cárcel, impone multas de 250.000 euros, a pesar de considerar probado que no hubo enriquecimiento.

Frente a la acusación de “ocultar sus verdaderos fines”, los miembros de Pannagh recuerdan que cuentan con varios precedentes judiciales favorables y que han acudido a diversas instituciones públicas. La sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha estimado parcialmente el recurso de la fiscalía contra la sentencia de la Audiencia de Bizkaia que absolvió a los miembros de Pannagh del delito de tráfico de drogas. Ahora, el Supremo los condena a penas de un año y ocho meses de cárcel y multas de 250.000 euros para el presidente y la secretaria, y de seis meses y un día en el caso de los dos socios que trabajaban en el envasado de la cosecha. El tesorero ha sido absuelto por una omisión de la Audiencia.

Para condenar a los otros cuatro acusados, los miembros del Supremo se basan en una argumentación plagada de errores y contradicciones flagrantes, y que además prescinde de datos fundamentales  aportados a la causa y que son relevantes para la defensa. En opinión de Pannagh, se trata claramente de una sentencia política, destinada a desmantelar el movimiento asociativo cannábico, y basada en una visión totalmente distorsionada y desfasada de la realidad social del cannabis en el estado español.  Se dice que los condenados actuaron “alentados por la infundada esperanza de que su actuación podría ser tolerada o confiando en que algunos órganos judiciales pudieran acoger la tesis que propugna la irrelevancia penal de estos hechos”, olvidando el hecho de que las actividades de Pannagh ya fueron consideradas penalmente irrelevantes por la Audiencia Provincial de Bizkaia en 2006 (Auto nº 218/06) y por la de Álava en 2012 (Auto nº 377/12), habiendo sido en ambos casos devuelta la marihuana incautada. Por tanto, los hoy condenados no tenían una “infundada esperanza”, sino la certeza, basada en antecedentes judiciales, de que su conducta no era delictiva.
También se dice que hubo “ocultación de los fines reales de la asociación” e “indiferencia” ante la posible ilegalidad. Se ignoran así las iniciativas de solicitud de amparo promovidas por Pannagh ante diversas instituciones, como el Ararteko o el Parlamento Vasco, que entre otras cosas dieron lugar a la creación de una ponencia parlamentaria en éste último, a pesar de que tanto estas iniciativas como los autos de las Audiencias Provinciales constan en las diligencias practicadas durante la fase de instrucción y en las alegaciones presentadas por la defensa en la fase de recurso.
La nueva sentencia se limita a reproducir casi literalmente las dictadas con anterioridad contra las asociaciones Ebers, de Bilbao, y Three Monkeys, de Barcelona. La copia es tan literal que se llega a incriminar a los condenados por cuestiones que se supone figuran en los estatutos de Pannagh, cuando en realidad se refieren a las otras asociaciones condenadas. Lo más llamativo es que los verdaderos fines de Pannagh se detallan en los antecedentes de la sentencia y se puede ver claramente que en absoluto coinciden con lo que se dice luego en los fundamentos.

Este tipo de errores se repiten en varios puntos más, con el resultado de que el relato de los hechos queda seriamente alterado. Al tratarse de un recurso de casación, la nueva sentencia debe basarse en una nueva valoración jurídica de los hechos que se consideraron probados en la sentencia recurrida, hechos que no pueden modificarse. Sin embargo, los cambios introducidos son numerosos, decisivos y, sobre todo, contrarios a Derecho, lo que vulnera el derecho a un proceso con las debidas garantías. Además, se han introducido nuevas pruebas sin que haya habido una vista donde las partes puedan contrastarlas. Se condena a los miembros de Pannagh en base a, entre otras cosas, lo que se supone que sabían o a sus supuestas intenciones, cuestión que no se planteó en el juicio, y sobre la que el Supremo no ha oído a los acusados antes de condenarles, como exige la ley.

Como ejemplo de esas contradicciones, la sentencia del Tribunal Supremo habla de “falta de control y de los demás elementos exigidos jurisprudencialmente para los supuestos de atipicidad del pretendido consumo compartido”, mientras que la sentencia de la Audiencia Provincial dice que se “evidencia un control de la entrega de las sustancias y de la persona a quien se realizaba la entrega”, y que hay “un efectivo control tanto de los socios a los que se entregan la sustancia estupefaciente como de que las sustancias entregadas a cada socio se correspondían con la previsión de consumo del socio participe, control totalmente innecesario en la hipótesis de que no se tratara de un cultivo compartido”.

Otra contradicción llamativa se refiere a que entre los hechos probados en la sentencia de la Audiencia (que, recordemos, el Supremo no puede alterar) se dice que “se estableció y se aceptó por los socios, la actividad de cultivo para consumo privado”, y que la sustancia producida “estaba destinada al consumo de dichos socios conforme a los fines y reglas de Asociación y el acuerdo de los socios”. Incluso la fiscalía, en su recurso, reconoce que “la Asociación Pannagh puso en funcionamiento un sistema de cultivo de cannabis”. Sin embargo, asombrosamente, la sentencia del Supremo afirma rotundamente que “un reducido núcleo de personas organiza, y dirige la estructura asociativa; disponen y preparan toda la intendencia, abastecimiento, distribución, control, cultivo,… y ponen tales estructuras al servicio de un grupo amplio e indiscriminado de usuarios”. Con esto se falta al exigido respeto a los hechos probados, que, como se ha visto, dicen lo contrario: Fue la asociación Pannagh, que no es un “grupo indiscriminado” sino una entidad legalmente constituida con miembros claramente identificados, quien decidió crear tales estructuras y contrató a los ahora condenados para que las llevaran a cabo en calidad de empleados.

Los condenados han anunciado su intención de presentar un incidente de nulidad ante el Supremo, previo al recurso de amparo ante el Constitucional, ya que consideran que, entre otras cosas, se ha vulnerado su derecho a la presunción de inocencia, a un proceso con las debidas garantías y a la proporcionalidad en las penas. También han anunciado su intención de recurrir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo si fuese necesario. Los miembros de Pannagh van a convocar en los próximos días una rueda de prensa junto con representantes del movimiento asociativo cannábico para valorar la sentencia y anunciar las iniciativas que piensan llevar a cabo para denunciar este atropello.

La asociación Pannagh quiere denunciar que se haya castigado a varios trabajadores de la asociación por actividades que, como se demostró en el juicio y así consta en la sentencia revocada, fueron iniciativa y responsabilidad de todos los miembros de Pannagh, conforme a sus estatutos y mediante acuerdo asambleario. Se ha acusado a cinco socios de asociación ilícita para luego descartar esta acusación, pero al final el Supremo ha ordenado el decomiso del dinero de las cuentas de Pannagh como si la asociación hubiese sido una mera pantalla de los acusados para cometer delitos, cuando en los hechos probados se afirma lo contrario.

Finalmente, desde Pannagh animamos a seguir luchando por un cambio en las políticas de drogas que acabe con la injusta situación actual, y a seguir impulsando el esperanzador debate sobre la regulación del cannabis que se está produciendo en buena parte del mundo, al que Pannagh ha tratado de contribuir desde su fundación en 2003.

Bilbao, 28 de diciembre de 2015
Asociación de Personas Usuarias de Cannabis Pannagh
pannagh2015@gmail.com

Entre la autogestión y la mercantilización

Visto en TNI.

Entre la autogestión y la mercantilización
Los Clubes Sociales de Cannabis en la encrucijada

Martín Barriuso Alonso
Jueves, 9 de agosto, 2012
Desde hace varios años, asistimos a una explosión de nuevas asociaciones de personas usuarias de cannabis en el estado español. No existen datos fiables, pero sabemos que este tipo de entidades, creadas en su gran mayoría con el objetivo de poner en marcha cultivos colectivos de marihuana, suman ya varios cientos. Gran parte de ellas están concentradas en Cataluña, donde además se encuentran las más numerosas, que en algunos casos han llegado a tener varios miles de miembros en poco tiempo.

Es precisamente en esa comunidad donde se da con mayor intensidad un proceso de diferenciación que está llevando a la creación en paralelo de dos tipos de clubes cannábicos. Al menos sobre el papel, ambos modelos adoptan una misma estructura jurídica y dicen defender fines similares. Sin embargo, esta similitud formal no consigue ocultar profundas diferencias en su modus operandi, hasta el punto de que ya se habla de los Clubes Comerciales de Cannabis, en oposición a los Clubes Sociales de Cannabis.

Un debate inesperado

El pueblo de Rasquera en donde el 56,3 por ciento de los participantes en el referendo han votado a favor del plan anticrisis aprobado por el plenario municipal el 29 de febrero y que incluye una plantación de marihuana.

El auge de los clubes cannábicos de todo tipo, con iniciativas muy sonadas como la de momento frustrada plantación de Rasquera (Tarragona), ha obligado a mover ficha al gobierno autonómico catalán, que ha anunciado la creación de una comisión para debatir, como ya se está haciendo en el País Vasco, una posible regulación de este tipo de asociaciones. Ello está generando un importante debate en y entre las asociaciones de personas usuarias de cannabis, que afrontan este proceso con criterios dispares.

Las autoridades catalanas parecen ver con buenos ojos el modelo de Club Social de Cannabis que promueve la Federación de Asociaciones de Personas Usuarias de Cannabis (FAC), basada en asociaciones de tamaño modesto que autoproducen lo que consumen, pero no hay que olvidar que los clubes más grandes no forman parte de dicha federación. Estos clubes, cuyo funcionamiento se podría definir a grandes rasgos como “coffee-shops con membresía”, están ganando influencia gracias a sus elevados presupuestos y a sus vínculos con parte de la industria cannábica, y las autoridades catalanas podrían acabar inclinándose por un modelo más masivo pero más fácil de vigilar: Es mucho más barato controlar cincuenta asociaciones grandes que quinientas pequeñas.

En este contexto, la FAC ha apostado por seguir defendiendo el modelo de los Clubes Sociales, por entender que es el que mejor permite la defensa de los derechos de las personas usuarias, la gestión democrática y transparente, y la reducción de riesgos. Frente al peligro de mercantilización de los clubes, que podrían acabar siendo pseudoempresas de hostelería con carné, se reivindica un modelo que casi nadie se había planteado hasta hace poco, pero que ha demostrado tener una serie de virtudes que lo han convertido en referente a la hora de hablar de políticas de drogas justas y eficaces.

Se hizo camino al andar

Aunque en muchos foros ya se habla del “modelo español” para referirse a los llamados Clubes Sociales de Cannabis, este modelo no se basa en ninguna regulación concreta, dada la inconcreción de la legislación española sobre drogas ilícitas. En realidad, los clubes se basan en el desarrollo paulatino de unos principios recogidos de forma fragmentaria en la doctrina del Tribunal Supremo sobre el llamado “consumo compartido”. Dicha doctrina no se refiere al cannabis, sino que se fue desarrollando, sobre todo, en sentencias sobre grupos de personas usuarias de heroína y cocaína que hacían compras conjuntas en el mercado negro para el posterior reparto dentro del grupo.

Ello hace complicado el encaje del cultivo colectivo de cannabis, dado que, a diferencia de lo que ocurre con las sustancias mencionadas, el cannabis no se obtiene exclusivamente del mercado negro, sino que es fácil cultivarlo por sí mismo, obligando para ello a almacenar cantidades que, en general, se consideran susceptibles de ser destinadas al tráfico ilícito. En efecto, se suele considerar que cualquier cantidad que supere el consumo de unos cuantos días está, en principio, destinada al tráfico.

Basándose en los principios del consumo compartido, en su experiencia práctica, en distintas resoluciones judiciales referidas a sus propias actividades, y en consultas con diferentes instituciones, las asociaciones pertenecientes a la FAC han ido desarrollando un modelo de funcionamiento de carácter democrático, sustentado en prácticas de cooperativismo, autosuficiencia regulada, transparencia y fiscalización pública, que conocemos como Club Social de Cannabis.

Sin embargo, esta fórmula no fue premeditada, sino que se generó mediante la búsqueda de vacíos en la legislación vigente. Tanto es así que, en un primer momento, a la iniciativa de la asociación catalana ARSEC de organizar un cultivo colectivo para sus miembros, se le llamó “la brecha catalana”,* aludiendo a la idea de que ARSEC estaba, de alguna manera, abriendo un hueco en el muro prohibicionista. No se trataba tanto de implantar un modelo predefinido como de ver hasta dónde se podía llegar en el marco legal actual, visto lo difícil que resulta modificar los tratados internacionales sobre drogas.

Buscando el encaje legal

Los CSC se han ido formando a base de rellenar los huecos que la legislación dejaba, huecos cuyas dimensiones aún no están muy claras. Sin embargo, la doctrina sobre el consumo compartido establece una serie de condiciones para que no exista delito: Debe tratarse de un circuito cerrado de personas concretas y previamente consumidoras, ninguno de los participantes puede lucrarse, y las cantidades distribuidas deben ser para un consumo más o menos inmediato.

Estas condiciones, desde luego, no despejan todas las dudas. Por ejemplo, ¿cuántas personas pueden formar parte del circuito cerrado, visto que se trata de evitar la difusión indiscriminada de la sustancia? Esta es una de las cuestiones que deben dilucidarse, pero está claro que un círculo cerrado no puede ensancharse indefinidamente. En este sentido, las gigantescas dimensiones de algunos clubes creados en los últimos años generan dudas razonables. ¿Puede haber un circuito realmente cerrado con 10.000 miembros activos?

En todo caso, está claro que la legislación española no permite en estos momentos ningún sistema de distribución de cannabis de naturaleza comercial y abierto al público general. Es decir, la apertura en España de un coffee-shop al estilo holandés sería claramente un delito. Así que, descartada esa opción, el movimiento antiprohibicionista se concentró en desarrollar el sistema de base no comercial que mejor encajara con los intereses y necesidades de las personas usuarias de cannabis. Sin estas limitaciones, la iniciativa normalizadora habría correspondido desde el principio a los sectores empresariales y no a los activistas, de forma que el modelo sería sin duda muy distinto y, en opinión de la FAC, mucho menos satisfactorio desde el punto de vista del consumidor individual.

Sin negocio hay menos riesgos

Martín Barriuso presentó el modelo de las CSC ante la Comisión Europea (En la imagen, Dana Spinant, comisionada de la CE, debatiendo con Barriuso).

Desde que se puso en marcha el primer CSC, allá por 2001, se ha hecho evidente que este modelo permite cubrir perfectamente las necesidades de consumo de los miembros, proveyéndoles de cannabis de calidad controlada, a precios razonables, y al margen del mercado negro generado por la prohibición. Desde luego, hay otros modelos que podrían garantizar eso mismo, pero estos más de diez años de experiencia práctica han puesto de manifiesto que el hecho de tratarse de un modelo no comercial ofrece una serie de ventajas extra, especialmente notorias desde el punto de vista de la gestión de los riesgos asociados con el consumo.

Por una parte, la ausencia de ánimo de lucro reduce el riesgo de promoción con fines comerciales. Además, el hecho de que un CSC sea un círculo cerrado donde se entra por invitación de un miembro, no solo hace que la publicidad del mismo no tenga sentido, sino que además genera entre las personas socias numerosos vínculos que normalmente no se dan entre los clientes de un establecimiento comercial, sobre todo si son esporádicos. Según hemos podido comprobar en diferentes asociaciones, estos vínculos generan entre los miembros un sentimiento de comunidad que favorece las conductas de cuidado mutuo y de formación entre pares, lo que contribuye a la reducción de riesgos.

Además, las reducidas dimensiones del colectivo, el mutuo conocimiento y confianza entre las personas socias, así como la existencia de un registro exhaustivo e individualizado del consumo individual de cada miembro, hacen que resulte más fácil detectar la aparición de consumos problemáticos. Cuando se sospecha que el consumo de un socio o socia está derivando hacia conductas problemáticas, se entabla un diálogo con esa persona para hacerle consciente de los cambios detectados en su comportamiento y pautas de consumo y se activa un protocolo, que en el caso de los clubes del País Vasco incluye la participación de una técnico especialista en drogodependencias contratada a tal efecto y que atiende gratuitamente a la persona afectada, si así lo desea. No conozco ningún coffee-shop, bar, o estanco de tabaco que ofrezca servicios similares.

Por otro lado, la legislación española sobre asociaciones obliga a que el órgano supremo de decisión sea la asamblea general de socios y socias, de la que se entra a formar parte desde el mismo momento del ingreso en la asociación y ante la cual la junta directiva debe presentar el balance económico y de gestión, que debe ser aprobado anualmente en votación. Esto asegura un nivel de transparencia y una capacidad de influencia de las personas usuarias que no serían posibles en una sociedad mercantil, donde quedarían reducidas al mero papel de clientes. Y cuanto mayor sea la escala de las empresas implicadas en la producción y distribución, más difícil será el control sobre la sustancia y sobre los riesgos que provoca, algo que salta a la vista si miramos el ejemplo de la industria del tabaco.

Hacia la autoorganización del consumo

Recientemente, la sección vasca de la FAC, EUSFAC, encargó un dictamen jurídico a dos prestigiosos catedráticos de Derecho Penal, Juan Muñoz (autor del anterior informe de 2001) y José Luis Díez Ripollés, ambos de la Universidad de Málaga. En este informe, que aún no se ha hecho público, se habla de los Clubes Sociales de Cannabis como formas de “autoorganización del consumo” que no entran en el ámbito del delito ni cometen infracción administrativa alguna mientras se atengan a ciertos límites ya explicados anteriormente.

Desde luego, el informe deja claro que en la actual legislación no cabe ninguna figura dedicada a la distribución de cannabis que no pase por la organización democrática y participativa de las propias personas usuarias a las que va destinado el cannabis. Mientras no cambie el Código Penal y la interpretación que se viene haciendo del mismo, en España no hay lugar para iniciativas en clave de negocio, como son algunos de los “clubes” más grandes, por mucho que traten de disimularlo tras la fachada de una asociación.

Díez Ripollés y Muñoz llegan a proponer una fórmula jurídica concreta para los CSC: La creación de sociedades cooperativas de productores y consumidores, prevista en la Ley 27/1999, sobre Cooperativas. Estas cooperativas carecerían de ánimo de lucro y tendrían socios ordinarios, socias de trabajo y socios colaboradores. El aprovisionamiento debería llevarse a cabo en el mercado legal y la entidad debería fomentar, en la medida de lo posible, el uso responsable por parte de sus miembros.

En la FAC nos decantamos claramente por este tipo de fórmulas democráticas y no lucrativas, donde se busca un equilibrio entre los intereses y derechos de personas productoras y usuarias, en vez de otras modalidades donde lo que prima es el interés económico de una minoría dedicada a la distribución de lo que otros producen y en general poco preocupada por las consecuencias de lo que vende. Ya tenemos bastantes productos sometidos a la dictadura de los llamados “mercados” y cada día están más claras las desastrosas consecuencias de organizar la vida de los seres humanos en torno al negocio y el beneficio. Ojalá consigamos que el cannabis se libre de todo eso.


* Borrallo, F. (1997), “La brecha catalana. Modelo propuesto por la Asociación Ramon Santos de Estudios sobre el Cannabis (ARSEC)”, Cañamo: La revista de la cultura del cannabis, nº. 1, págs. 50-51; http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3259551

Martín Barriuso Alonso es representante de la Federación de Asociaciones de Personas Usuarias de Cannabis (FAC) y el autor del informe Los Clubes Sociales de Cannabis en España – Una alternativa normalizadora en marcha, Serie reforma legislativa en materia de drogas no. 9, enero de 2011.

Véase también el blog anterior de Barriuso: El cannabis llega al parlamento: El debate sobre la regulación de los clubes sociales de cannabis en el País Vasco, TNI weblog, 26 de junio, 2012. 

Legalización del cannabis: Manual de debate

Artículo original de Jordi Cebrián publicado en el blog Sobre drogas y libertad.

En el número 8 de esta revista (Cáñamo) publiqué una largo artículo al que titulé Marihuana: Manual de debate. Mi intención entonces era hacer ver la importancia de sostener un discurso alternativo al del prohibicionismo, dominante en los medios de comunicación, en el que primen los argumentos y los hechos frente a la propaganda oficialista. Para ello, tuve la intención de sintetizar en pocas páginas algunas estrategias y tácticas clásicas de debate, pero orientadas a dar más fuerza y credibilidad a los argumentos utilizados para defender el fin de la prohibición de la marihuana. Cincuenta número más tarde, mucho ha llovido. Un público fiel ha consolidado esta publicación, y han aparecido elementos nuevos que intervienen en este debate. Cuestiones cómo la marihuana medicinal, o el auge del autocultivo como alternativa a la prohibición no fueron incluidas en aquel manual. También quería reestructurar algunas partes de su contenido y, en definitiva, ofrecer un compendio mejor que el que intenté en su momento. Por otra parte, el gran crecimiento que ha tenido el asociacionismo antiprohibicionista en nuestro país, y el previsible interés de los medios de comunicación en una cuestión cada vez más controvertida, hacen necesario que empecemos a consolidar un discurso antiprohibicionista sólido, coherente y creíble, y que sepamos transmitirlo. También la eficaz estrategia de «salir del armario» para mostrar la normalidad del consumo en todos los ámbitos sociales debe apoyarse en la percepción clara de la fuerza racional y moral de nuestros argumentos. De ahí la importancia del debate abierto sobre la legalización en todos los ámbitos sociales.

Este manual está destinado a cualquiera que pretenda defender, en un debate público, ya sea por televisión, en el bar, o en casa con la familia, que el uso, consumo y comercio de marihuana y derivados no debe perseguirse. Aunque algunos de los argumentos y estrategias indicadas sirven en general para debatir sobre la legalización de las drogas, mi objetivo aquí es centrarme, preferentemente, en el caso del cannabis.

Este texto ni es ni pretende ser profundo y exhaustivo. Véase más bien cómo una chuleta de examen donde, apretado y condensado, se intenta hacer caber todo, aunque por supuesto no sustituya a los libros de texto.

Algunos aspectos generales

El debate es una herramienta estratégica para el antiprohibicionismo, una arma esencial que conviene conocer. En cada caso hay que tener en cuenta de que tipo de debate se trata, a qué público va dirigido y de que tiempo dispondremos; eso nos permitirá fijarnos una estrategia para priorizar nuestros argumentos. Pero, en cualquier caso, los objetivos son:

Introducir elementos de duda en quienes son de entrada reacios a nuestros planteamientos o, sencillamente no se habían planteado antes estas cuestiones.

Reforzar y consolidar las opiniones de quienes ya son contrarios a la prohibición.

Informar y aportar datos que normalmente son desconocidos para gran parte del público y que son esenciales para la discusión.

Conozcamos el tema para poder debatirlo. 

No podemos hacer un papel digno en una discusión sin conocer mínimamente el asunto del que hablamos. Muchos debates se pierden por pura ignorancia de los datos y argumentos que servirían para rebatir los que aporta el contrario. Afortunadamente hoy se dispone, ya sea en Internet, en revistas como Cáñamo, o en la abundante bibliografía sobre el tema, toda la información necesaria sobre la cuestión. Es bueno llegar al debate con los deberes hechos de casa.

Algunos datos importantes sobre el cannabis:

La humanidad viene usando la marihuana desde hace 6000 años, para relajar tensiones y por sus virtudes medicinales. No se conoce ningún caso en la historia médica de muerte atribuida al cannabis, mientras que sólo en nuestro país mueren cada año unas 50.000 personas debido al tabaco y 30.000 personas debido al alcohol; drogas legales ambas.

Está demostrada la utilidad de la marihuana, ingerida o fumada, para aliviar determinadas dolencias: nauseas asociadas a la quimioterapia, dolores por esclerosis múltiple, glaucoma, etc.

El cannabis no provoca dependencia física no presentando sus usuarios, al interrumpir su uso, ningún tipo de síndrome abstinencial aun cuando se haya consumido habitualmente.

La marihuana se clasifica entre las sustancias con menor potencial de crear dependencia, por debajo incluso que la cafeína.

Los grandes informes encargados por los gobiernos de Inglaterra, EE.UU., Canadá, etc., han constatado sus mínimos riesgos, lo peligroso y contraproducente que resulta criminalizar a los usuarios y han recomendado despenalizar o legalizar su uso.

Sistemáticamente, sus resultados han sido desestimados por los gobiernos que los encargaron.

Centremos la discusión: Delimitar y definir el tema del debate. 

Es conveniente dejar pronto establecida la tesis que queremos defender. Eso nos servirá como referencia para ceñirnos a lo esencial, y como eje sobre el que centrar la discusión si el adversario intenta llevar la discusión a otros terrenos, pues en los debates sobre drogas hay tendencia a mezclarlo todo. Hay que evitar las celadas: si intentamos mostrar lo dañino que resulta meter a gente en la cárcel por plantar marihuana, no debemos acabar discutiendo si la heroína debe o no venderse en los supermercados. Hay que centrar la cuestión y reencauzar el debate tantas veces como haga falta: «Ésa es una cuestión interesante y me encantará poderla discutir contigo en algún momento, pero de lo que ahora estamos hablando es de…»

Un buen punto de partida podría ser algo parecido a esto.

La prohibición del cannabis
es ineficaz, pues no consigue sus propósitos de detener el consumo.
es dañina, pues añade problemas a los que pretendía resolver y criminaliza a los usuarios.
es absurda: sólo un experimento social fracasado que perdura por inercia histórica, sin que pueda sostenerse desde ninguna base científica.

Así pues, las preguntas clave en un debate sobre la legalización de la marihuana son:

¿Debemos encarcelar o perseguir policialmente a quienes producen, venden o consumen cannabis?

Aun asumiendo la posible existencia de riesgos en su consumo, ¿justifican éstos el uso de la policía, el ejército, la justicia y la cárcel para evitarlos? ¿No sería más razonable regular que prohibir?

¿Cuáles son los efectos colaterales de la prohibición por lo que respecta a la salud, los derechos civiles, la corrupción del aparato estatal, etc.?

Cuestiones-trampa que conviene evitar.

Hay aspectos del debate en lo que es inútil y contraproducente enzarzarse con el adversario. Ponerse a debatir sobre porcentajes, sobre resultados de informes o sobre declaraciones a favor en contra de tal o cual experto, acostumbra a no llevar a ningún lado. No quiero decir que no sean aspectos interesantes o debatibles. Simplemente advierto de que son terrenos cenagosos, en los que es fácil perderse sin avanzar hacia los puntos importantes.

Algunos ejemplo de cuestiones-trampa

La trampa de la no inocuidad

¿El cannabis es inofensivo o peligroso?. Es un debate estéril, y el mismo hecho de entrar en el juego, implica la aceptación tácita de que, si entrañara algún peligro, debería prohibirse. Cómo en muchas otras facetas de la vida, se trata de conocer y manejar los riesgos. Es esta una de las trampas más utilizada por los prohibicionistas: centrar la discusión en potenciales riesgos sanitarios, psicológicos, etc., como si la causa de la prohibición fuera sanitaria y no moral.

Es importante entender el peligro que comporta encerrarse en la discusión sobre la inocuidad del cannabis o de cualquier otra cosa. El concepto de inocuidad no existe, sólo el de grado de peligrosidad tolerable.

La trampa de las estadísticas, los estudios y las investigaciones

Muchos debates acaban convirtiéndose en una cita constante de informes y contrainformes, de estadísticas y contraestadísticas. Para cualquier necedad, podremos encontrar cifras y estudios que la avalen, principalmente si no hay tiempo ni posibilidad de contrastarlos públicamente. Recordemos que, según una frase popular, mucha gente utiliza las estadísticas del mismo modo que los borrachos las farolas, no para iluminarse sino para sostenerse. Y recordemos también que todo lo anterior nos lo pueden aplicar a nuestras citas. Por otra parte, disponemos de suficientes argumentos como para justificar nuestra posición más allá de los datos estadísticos o médicos.

Argumentos cortos y poderosos.

En un debate, el tiempo es un elemento estratégico esencial. Tengamos presente que hemos de dirigirnos a quienes NO piensan como nosotros, y no asumen, por tanto, las mismas cosas que nosotros podemos dar por sentadas. Debemos intentar usar argumentaciones que introduzcan elementos contundentes y que, cuando menos, siembren la duda respecto al enfoque que se da actualmente a esta cuestión.

Algunas ideas básicas:

Los males de la prohibición.

Tiene que quedar claro, no sólo que la prohibición es injusta e inefectiva, sino que, además, tiene enormes costes y genera enormes problemas. La siguiente es una pequeña lista de ellos:

Adulteraciones. La legalización permitiría conocer exactamente qué se consume, de qué calidad es, y evitar los adulterantes que contiene el hachís procedente del mercado negro. Este es un ejemplo de como la prohibición atenta contra la salud pública que dice defender.

Dificultad de acceso de los enfermos La prohibición provoca que Un producto usado en medicina desde hace miles de años, y de reconocida utilidad para enfermos de cáncer, SIDA o esclerosis múltiple, quede restringido al mercado negro con los riesgos que eso conlleva.

Mezcla de mercados Al unificarse en un mismo mercado negro todo tipo de tráfico de drogas, se propicia el paso del consumo de marihuana a sustancias de más riesgo. Se cumple así la teoría de la escalada que se pretendía evitar.

Narcotráfico. La legalización, única manera de acabar con él, quitaría dinero y poder de las manos de las mafias y del crimen organizado que ahora explotan el negocio de las drogas justamente porque es ilegal.

Corrupción de los estados. Los enormes intereses económicos generados por la situación de ilegalidad, corrompen e implican con facilidad a los mismos aparatos estatales que deberían, teóricamente, luchar contra el narcotráfico.

Atentados contra los derechos civiles. Registros y detenciones sin autorización; intromisión en los domicilios privados; conculcación de los derechos individuales.

El argumento de la represión y la cárcel 

Tiene que quedar claro siempre que el oponente, vista como vista sus argumentaciones, esta proponiendo meter gente en la cárcel. Algunos sólo meterían a quien comercia con grandes cantidades, otros a quien planta una maceta o, sencillamente, a quien se fuma un porro. Recordar los efectos reales, dramáticos, que tiene esta política en miles de personas. Ante las posibles respuestas del tipo «Hoy en día nadie va a la cárcel por fumarse un porro», hay que responder recordando que, en España, son detenidas más de sesenta mil personas al año acusadas de comerciar con cannabis (en EE.UU. hay 700.000 detenciones anuales), que vender 1.000 ptas. de hachís a un colega es delito y que hay fiscales que piden penas de prisión para quien ha plantado diez plantas en su jardín. Desde 1994, en los últimos 8 años, el número de detenidos se ha incrementado en más del 600%.

Los riesgos: pongamos las cosas en su sitio 

No hay que defender que el uso de cannabis esté libre de riesgos. Esta línea de argumentación es fácilmente atacable. De lo que se trata es de exponer que no hay actividad humana libre de riesgos y mostrar cómo los asociados al cannabis son muy inferiores a cualquiera de los que la sociedad asume normalmente como perfectamente aceptables. En particular, los riesgos asociados al cannabis son ridículos comparados con los del alcohol o el tabaco.

Basta de especulaciones teóricas: El ejemplo holandés 

Podemos especular sin límite sobre los efectos sociales que tendría una supuesta legalización que permitiera comprar y consumir marihuana a cualquier adulto, pero en este caso la especulación es baladí, pues el ejemplo holandés nos muestra, tras veinticinco años de práctica, los efectos reales de dicha legalización. En Holanda la venta de cannabis está legalizada ‘de facto’ desde hace veinticinco años. Pues bien: ni los índices de consumo se han disparado (siendo, de hecho, inferiores a los de países como Francia o EE.UU. donde las políticas son muy represivas al respecto), ni se ha producido ningún problema para la salud pública o la sociedad, como el propio gobierno holandés ha reconocido recientemente. Además, al separar los mercados de drogas blandas y drogas duras, han conseguido un descenso del numero de usuarios de estas últimas. España, por ejemplo, triplica el numero de heroinómanos de Holanda, y, en general, las cifras de consumo allí son inferiores a la media europea. Por otra parte, los usuarios pueden disponer de un producto de mayor calidad y sin adulterantes. Recomiendo acudir al artículo que publiqué en el numero 4 de la revista Cáñamo, «Experimento Holanda», comentando el informe del gobierno holandés sobre drogas.

El autocultivo como alternativa provisional a la prohibición.

El autocultivo permite a los usuarios autoabastecerse sin tener que depender de las redes de tráfico de hachís que enriquecen a las mafias y a las redes de corrupción estatales. También posibilita disponer de un producto sin adulterar, de mayor calidad y con menores riesgos para la salud. El hachís que circula en nuestro país, procedente de Marruecos en su mayor parte, está frecuentemente cortado con goma arábiga, clara de huevo, etc. Los productos de la combustión de estos adulterantes son, gracias a la actual política de defensa de la Salud Pública, mucho más dañinos que la marihuana.

El uso medicinal de la marihuana

Que la marihuana tenga una utilidad reconocida para aliviar los síntomas asociados a determinadas enfermedades, no es en si mismo un argumento para legalizar su uso, recreativo. Pero las repercusiones que la prohibición tiene en los enfermos si que sirven para exponer el absurdo cruel en que se fundamente la persecución del cannabis. Miles de pacientes en todo el mundo se ven condenados a tener que buscar en el mercado negro una sustancia que les ayuda a sobrellevar sus enfermedades y a ser criminalizados por ello, curiosamente en nombre de la Salud Pública.

Es mejor evitar los argumentos complejos. 

No suele resultar práctico usar argumentaciones complicadas o que requieran de muchos conocimientos previos para ser entendidas. Los argumentos históricos suponen un arma de doble filo y sólo deben emplearse si se dominan bien. Resulta muy útil, si se tiene tiempo, mostrar cuáles eran los principios ideológicos de la prohibición, mostrando que tenían una base moral más que sanitaria. También se puede hacer ver que muchos de los problemas actuales no existían antes de la prohibición porque es ésta quien los ha generado. Por el contrario, algunos oyentes pueden pensar que hablar del pasado es absurdo y que las discusiones al respecto son puramente académicas. Se les puede recordar que, según una célebre frase, quien no aprende de la historia está condenado a repetirla.

Conozcamos las razones (o sinrazones) de los adversarios.

Para vencer al enemigo hay que conocerlo. Hay que tener interiorizados sus argumentos, a fin de poder detectar las falacias bajo cualquiera de sus formas y tener preparadas las respuestas pertinentes. Sin pretender ser exhaustivo, el siguiente es una breve resumen que puede servir de recordatorio a los argumentos esenciales usados para mantener la prohibición.

El consumo de cannabis tiene asociados graves problemas de salud. 

Los grandes informes sobre el cannabis, la experiencia de millones de consumidores y el ejemplo holandés, desmienten eso. Los riesgos son menores y en ningún caso justifican los métodos represivos actuales.

El cannabis propicia la escalada a drogas más fuertes. 

La experiencia holandesa desmiente este hecho. Por otra parte, lo que sí favorece la escalada es la desinformación, el tratamiento de todas las drogas por igual y la ilegalización, que crea un mercado negro único para muchas de las drogas prohibidas.

Síndrome amotivacional 

Ninguna base científica. Los estudios antropológicos lo desmienten y los ejemplos aducidos normalmente no demuestran ninguna relación de causa-efecto.

Serían más peligrosas las calles y las carreteras

Dos razonamientos:

La supuesta peligrosidad iría, en cualquier caso, asociada a los índices de consumo, no a su situación de legalidad o ilegalidad. Ya hemos comentado que la experiencia demuestra que la legalización no conlleva un incremento notable del consumo ni, a su vez, la prohibición equivale (todo lo contrario) a una reducción del uso.

Por otra parte, estudios sobre conducción y cannabis encargados por las autoridades de tráfico de Australia, Gran Bretaña o Francia, entre otros, muestran que no hay relación entre el consumo y la siniestralidad y que, de hecho, los conductores que han fumado cannabis se muestran más prudentes en la conducción.

Con las drogas legales ya es suficiente. 

La principal falacia de este argumento es que, como se ha visto, prohibir una droga no implica que desaparezca o que deje de usarse, sino que se generan problemas nuevos que antes no existían. Cuando se intentó prohibir el alcohol, durante la Ley Seca, también resultó peor el remedio que la enfermedad.

No hay que evadirse de la realidad y para divertirse no hacen falta drogas. 

Discutir sobre si es necesario o no el uso de cannabis es una perdida de tiempo. Por supuesto que nadie necesita fumar marihuana, cómo nadie necesita ver la tele, ir al fútbol o escuchar a Bach. Se trata, pura y simplemente, de una cuestión de libre elección. Para defender su legalización ni siquiera es necesario consumirla. No se trata de que nos guste o no lo que alguien toma o deja de tomar, sino de defender su derecho a hacerlo sin intromisiones inútiles y crueles del estado.

El consumo aumentaría inevitablemente.

Falso. La experiencia holandesa lo desmiente. Además, la prohibición incrementa la atracción de los sectores más jóvenes. En cualquier caso, si aumentaría con la legalización es especular, que con la prohibición aumenta es un hecho.

El cannabis provoca dependencia. 

No existe dependencia fisiológica por consumo de cannabis.

Por lo que respecta a la potencial dependencia psicológica, hay que poner en cuestión el concepto en sí. ¿A qué nos referimos? Cualquier actividad que nos guste o resulte placentera generará un vinculo psicológico: sea el sexo, el fútbol o los culebrones, lo cierto es que cuando algo agrada se tiende a repetirlo. Pero la experiencia demuestra, y todos los grandes estudios lo avalan, que la inmensa mayoría de usuarios usan de la marihuana de manera no compulsiva, y, en muchísimos casos de forma discontinua y esporádica.

Todos los estudios sitúan el potencial adictivo del cannabis muy por debajo del alcohol, el tabaco o incluso el café

Tenemos que proteger a los niños y a los jóvenes. 

No es una buena ayuda tergiversar los hechos con el fin de asustar, creando con ello una atracción artificial hacia lo prohibido. Tampoco es una buena ayuda dejar en manos del mercado negro los controles de adulteración y de pureza.

Asimismo, en una situación de prohibición, son los más jóvenes quienes tienen más fácil acceso a lo prohibido, según muestran todas las encuestas. Además, en los ambientes juveniles es donde más difícilmente puede infiltrarse la policía y, por tanto, es un sector de la población muy seguro para los vendedores del mercado negro.

La utilidad terapéutica del cannabis no está suficientemente demostrada

Las propiedades medicinales del cannabis están documentadas desde hace miles de años, y se han venido usando en farmacia hasta bien entrado el siglo XX. Además, la situación de prohibición ha dificultado la realización de estudios formales. Por último, ante el testimonio de un enfermo que se dice aliviado fumando marihuana, el resto de especulaciones son dilaciones crueles.

7. Seamos razonables: busquemos puntos de acuerdo con nuestro oponente. 

Es importante demostrar que se entiende la postura del contrario aunque discrepemos de ella radicalmente. No hay que aparecer como fanáticos o chiflados anclados a filosofías existenciales extrañas. Hay que hacer entender que desde la racionalidad, la objetividad y el conocimiento de los datos no viciado por los prejuicios, la conclusión es inevitable: el cannabis no ha de estar prohibido.

8. Ser conscientes de la fuerza moral y ética de nuestros argumentos. 

Ser razonables no quiere decir que tengamos que mostrarnos avergonzados o pidiendo tolerancia y comprensión. No estamos pidiendo limosna, sino defendiendo lo que es justo. Aunque desgraciadamente no sea un argumento muy en boga, se está defendiendo la libertad de elección del individuo contra la tutela de Papá-Estado que queriéndonos hacer un bien nos crea más problemas que los que intenta evitar. En consecuencia, son los prohibicionistas quienes tienen que explicar bajo qué argumentos se atreven a atacar nuestra libertad individual.

Además, al defender el fin de la prohibición, defendemos a las víctimas de la misma y arrebatamos el poder económico de las mafias y organizaciones criminales.

9. No hay que defender el uso de drogas. 

Si es posible, no deberíamos mezclar en nuestras argumentaciones el cannabis con las otras drogas. Ciertas connotaciones, clichés y falsedades propiciadas por la propaganda oficial hace que a algunas personas se les disparen todas las alarmas cuando oyen hablar de cocaína, éxtasis, LSD, por no hablar de la heroína.

No es útil para modificar las opiniones de la gente en este tema hablar de cuánto ayudan las drogas a la realización personal, del autoconocimiento que proporcionan o de lo bien que van para salir de marcha. Sin renunciar a que la gente entienda que el uso de drogas, y sobre todo de cannabis, no se debe a una voluntad de huida o autodestrucción, es suficiente de entrada con mostrar que los remedios que el prohibicionismo propugna son peores que la enfermedad que dice remediar.

10. Que demuestren sus argumentaciones: dejemos al descubierto los mitos.

Algunos prohibicionistas tienen tendencia, en los debates, a mentir y a tergiversar los datos. Tanto si esta actitud es debida a la ignorancia como o a la mala fe, no debemos dejar que queden en el aire sin contestación. Así, por ejemplo, cuando alguien exponga como un hecho incontrovertible que el uso de marihuana genera violencia en quien la usa, debemos preguntar: «¿Cómo puede afirmar algo que ha sido sistemáticamente desmentido por todos los grandes estudios sobre la cuestión, que la experiencia diaria de millones de consumidores desmiente y que el ejemplo holandés, donde la marihuana se vende libremente desde hace 20 años muestra que es falso? ¿Puede citar el informe o el estudio en que se basa para realizar dicha afirmación?» Si, como es muy probable, nuestro interlocutor es incapaz de citar, de manera concreta, un estudio que haga referencia a su afirmación, nosotros debemos dejar constancia que el contrario está dando por sentadas cosas de las que no dispone pruebas y que la experiencia de millones de usuarios en todo el mundo niega.

Para terminar, quisiera animaros a debatir sin miedo sobre esta cuestión y a defender públicamente el fin de la absurda prohibición. Razones y argumentos nos sobran.

Jordi Cebrián.

Charla Inaugural do local da XA!

Gran inauguración do “Local da XA!” e, como non podía ser doutro xeito, con información.

A partir das 7 da tarde do domingo 10 de xuño Eduardo López -Dudi-, neurocientífico membro da XA!, dará comezo as actividades informativas que iremos programando no local coa charla: “Alcol, Cannabis e Neuroprotección: Unha mistura habitual, un efecto paradóxico“.

Achégate a coñecer o novo punto de intercambio de coñecemento sobre sustancias psicoactivas en Compostela.

Estamos en Poza de Bar nº 9 bis – semisoto [Santiago de Compostela]. Como chegar.

Visto en A Xuntanza Antiprohibicionista.

Comunicado de las Organizaciones Cannábicas de Argentina

Las organizaciones de usuarios y cultivadores de cannabis de Argentina, celebramos el avance del debate por la reforma de la ley 23.737 en la Cámara de Diputados de la Nación y pedimos nuevamente que la misma nos garantice a quienes usamos cannabis y lo cultivamos en nuestras casas, no ser más detenidos ni procesados penalmente hasta que logramos demostrar que lo que cultivamos y tenemos es para nuestro consumo.

En este sentido, y si bien no dejamos de pedir por la regulación total del acceso al cannabis para sus diversos usos, hacemos público nuestro apoyo al proyecto de reforma acordado por los diputados Diana Conti (FpV), Ricardo Gil Lavedra (UCR) y Victoria Donda (FAP), en la medida en la que especifique claramente en los incisos A y B del artículo 5 -de la actual ley-  que el único cultivo penalizado es aquel «con fines de comercio», y así nos brinden la garantía de que no allanarán nuestros domicilios ni nos llevarán detenidos por tener o cultivar nuestra marihuana si primero no tienen pruebas de comercio.

Esta modificación no es menor, ya que de continuar penalizando abiertamente el cultivo -más allá de su finalidad- y despenalizándolo recién cuando surge que es para consumo personal, la ley seguirá promoviendo que allanen nuestras casas, nos detengan y nos procesen penalmente violando nuestros derechos, arruinando nuestras familias y futuro.

Asimismo, celebramos que en dicho acuerdo se termine con la criminalización del consumo en la vía pública (artículo 12) y se revierta la carga probatoria a la hora de penalizar la simple tenencia de drogas (artículo 14), exigiendo a los jueces y fiscales que cumplan con su trabajo, es decir, reunir pruebas de un fin distinto al consumo antes de detenernos por tener drogas. También creemos que es un avance la despenalización de la tenencia de las semillas que nos permiten llevar adelante el autocultivo, aunque no dejamos de señalar que aún queda pendiente la regulación del acceso a las mismas.

Como organizaciones que defendemos los derechos hoy violados de un sector de la sociedad, pedimos que el Estado asuma su deber de trabajar para demostrar la existencia de un delito y deje de obligarnos a los ciudadanos a tener que demostrar nuestra inocencia con la excusa de la ineficiencia de las fuerzas policiales para reunir las pruebas de comercio que les corresponde. Somos ciudadanos usuarios de cannabis que reclamamos nuestro derecho de tener y cultivar la marihuana que consumimos sin que el Estado nos criminalicen por ello.

Agrupacion Agricultores Cannabicos Argentinos (AACA)
Agrupación de Cannabicultores de Mendoza (ACM)
Agrupación Cannabicultora de Zona Sur (ACZS)
Agrupación Cannábica La Plata (ACaLP)
Agrupación Cannabicultora Villa Gesell
Agrupación de Cannabicultores del Oeste (ACO)
Agrupación Marplatense de Cannabicultores (AMC)
Asociación Cannabica Buenos Aires (ACaBA)
Asociación Rosarina de Estudios Culturales (AREC)
Centro de Estudios de la Cultura Cannabica (CECCa)
Cogollos Córdoba Asociación Edith Moreno
Cogollos del Oeste
Cultura Cannábica La Rioja
Organización Cannábica Bariloche (OCB)
Organización Cannábica de Jujuy

Comunicado de prensa La María Gracia

Martes, 29 de mayo de 2012

El principal objetivo de este comunicado es colaborar con los medios de comunicación, periodistas, entidades y otras instituciones y personas físicas para impulsar que la sociedad tenga acceso a la información objetiva relacionada con los hechos en relación a la intervención sufrida por los Mossos d‘Esquadra el pasado jueves 17 de mayo de 2012 en la sede social de La María Gracia.

De este modo, y con la colaboración de nuestro gabinete jurídico, estamos trabajando para desmentir toda aquella información publicada en varios medios de comunicación a día 25 de mayo de 2012.
Así, con este comunicado se realiza formalmente una petición expresa para retirar y/o desmentir toda aquella información no objetiva publicada a través de los diferentes medios y canales de comunicación y se informa que la Asociación tomará las medidas jurídicas y legales necesarias contra las acusaciones difamadas.

La María Gracia es una asociación privada sin ánimo de lucro situada en Barcelona. Como entidad jurídica, con el CIF G656668303, se encuentra registrada legamente en el registro de asociaciones de la Dirección General de Derecho y Entidades Jurídicas del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña con el número de registro 47637.

Como entidad, la Asociación cuenta con una sede física y social en la calle Jesús nº 18 del barrio de Gracia de Barcelona a modo de centro de reunión de gente consumidora de cannabis. Un espacio privado para el autoconsumo de personas fumadoras o fumadoras pasivas libres y voluntarias, de uso y acceso exclusivo para socios mayores de 21 años.

A los asociados, de tipo medicinal o lúdico, se les da la posibilidad de formar parte, bajo estricto control y pautas, de un cultivo compartido, gestionado por una serie de personal cualificado (ingeniero agrónomo, biólogo y perito agrícola) que garantiza unos estándares de calidad de la sustancia, reduciendo el riesgo para la salud de los socios inherente al mercado ilegal del cannabis mediante la producción de cannabis de calidad y exento de contaminantes y organizar y promover actividades encaminadas a la prevención de los riesgos y daños asociados a su uso.

Así, La María Gracia trabaja en materia de reducción de riesgos y daños asociados al acceso, control y consumo de la substancia, determinando el límite de edad de entrada en los 21 años y no en los 18, dado que el cerebro humano no acaba su desarrollo hasta esa edad. De esta manera se pretende evitar que menores de edad tengan acceso directo a la sustancia y evitar el contacto con el mercado negro, relacionado con otros delitos así como otros tipos de sustancias.

De esta manera, los socios pueden tener acceso a diversos tipos de cannabis no adulterados y de calidad y toda la información necesaria relacionada con sus efectos psicoactivos, paliativos y beneficiosos de la planta.

Para ello, la Asociación cuenta con la colaboración de profesional médico especializado que asesora de manera periódica a los socios, especialmente a los medicinales, sobre los usos y fines terapéuticos de la planta, frente a los daños de determinados medicamentos en los que la marihuana tiene unos efectos paliativos y sin efectos secundarios.

Queremos destacar que los términos utilizados para describir de manera objetiva los hechos son totalmente incorrectos o desacertados, dado que el uso de palabras como “desmantelación” o “fumadero” no se relacionan de ninguna manera con la realidad de la entidad, dado que desarrolla una actividad registrada legalmente y de ningún modo clandestina.

En segundo lugar, aclarar que el material incautado forma parte del cultivo compartido de la Asociación, justificado por la previsión de consumo de sus asociados lúdicos y medicinales, y que en ningún momento la procedencia del material se relaciona con el mercado negro, la venta o la promoción de la sustancia.

La Asociación no pretende de ningún modo promover el consumo de la sustancia ni llevar a cabo ninguna de las conductas consideradas como delito contra la salud pública en el Código Penal y según la Jurisprudencia del Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional y Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sino todo lo contrario. Pretende ser un centro impulsor de acciones encaminadas a la reducción de los daños asociados al consumo de la planta, siempre con el máximo respeto a la legalidad vigente y en colaboración con todo tipo de entes, tanto públicos como privados.

Por último, en referencia a las detenciones del personal mencionadas, especificar que el personal se encontraba debidamente identificado y con la contratación laboral en regla, con la correspondiente documentación acreditativa, así como toda la información relacionada con los socios integrantes de la entidad.

A día de hoy, la sede social no se encuentra clausurada ni precintada y la Asociación sigue trabajando con diferentes entidades políticas, sociales y culturales, tanto públicas como privadas, con el objetivo de fomentar acciones a favor de un cambio para unas políticas en materia de drogas justas y eficaces y promover, mediante todo tipo de acciones cívicas y culturales, el debate social sobre la necesidad de una nueva regulación legal de consumo, cultivo y comercio del cannabis.

Más información

La Asociación cuenta con unos Estatutos legales, redactados y aprobados con la colaboración de un equipo profesional de abogados, a disposición de toda aquella persona o entidad que desee consultarlos.

Para ampliar más información, contactar directamente con:

Dpto. de Comunicación – Grupo Much More
93 238 67 87 – 692 604 170
comunicacion@grupomuchmore.es

Asociaciones Cannábicas federadas en la FAC [Actualización]

Clubes y Asociaciones federados a la FAC:

Federaciones asociadas a al FAC

Asociaciones en Proceso de Adhesión:

  • ACCAT (Santander) – Asociación Cannábica Cantabra de Ayuda Terapéutica.
  • AMIGOS DEL CANNABIS (El Ejido)
  • ATIC (Sitges)
  • AUMCAT (Ullastrell) – Asociació d’Usuaris Medicina Cannábica i Alternatives de Catalunya.
  • CÁÑAMO CÁCERES (Cáceres)
  • CCDV (Tenerife) – Club Calidad de Vida.
  • CLUB THC (Sevilla)
  • COSTA BRAVA CANNACLUB (Armentera)
  • MEDICAL WEED (sevilla)
  • THC112 (Illescas)

Entrada originalmente publicada el 18 de enero de 2011.

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