Visto en El diario.es. Texto y Fotografía del diario.
La criminalización pública del consumo de drogas fue un proceso que se desarrolló en el siglo XX con la colaboración necesaria de los medios de comunicación. Así lo defiende Juan Carlos Usó Arnal (Nules, Castellón, 1959), licenciado en Geografía e Historia Contemporánea, doctor en Sociología y bibliotecario en el Ayuntamiento de Castellón de la Plana. Es autor de ‘Drogas y cultura de masas. España 1855-1995’, ‘Píldoras de realidad’ y ‘¿Nos matan con heroína? Sobre la intoxicación farmacológica como arma de Estado’.
Usó acaba de publicar ‘Drogas, neutralidad y presión mediática’, que se presentará en Santander el 7 de noviembre en la librería La Vorágine, donde hablará de una obra en la que analiza cómo cambió la percepción social y política del consumo de drogas y se pasó de la permisividad a la prohibición apenas en una década, jugando un papel clave en el proceso los medios de comunicación.
Podemos empezar con la cuestión de fondo: ¿Es usted partidario de la legalización de las drogas?
Más bien soy partidario de revocar la prohibición.
¿Cree que la sociedad lo asumiría en su mayor parte?
Sí, ¿por qué no? Aunque sería imprescindible contar con el concurso favorable de los medios de comunicación.
¿Cómo cree que ha de regularizarse este acceso?
Similar a la regularización que existe con respecto a otras drogas como el tabaco y el alcohol.
¿Considera que hay una relación entre legalización y aumento de consumo?
La historia nos demuestra que la relación es todavía mayor entre prohibición e incremento del consumo, en el sentido de que alimenta la fascinación por el fruto prohibido.
¿Qué papel han jugado los medios de comunicación en la imagen que tiene el acceso a estupefacientes?
Pues, en realidad, han sido los creadores del denominado problema de las drogas, es decir, los encargados de construir una percepción social negativa, alarmante y beligerante en torno a los psicofármacos.
¿Qué sentido tiene una criminalización para el poder público: ética, política, económica…?
Con su criminalización, las drogas, los consumidores, los traficantes y los inductores han desempeñado el papel del chivo expiatorio ideal para la consolidación de los poderes públicos, además de posibilitar la creación y desarrollo de un fabuloso negocio a escala planetaria.
¿Por qué la I Guerra Mundial fue el punto de inflexión en la actitud de los medios y las autoridades?
Porque es justo en ese momento, más exactamente entre 1914 y 1922, cuando la prensa empieza a construir el llamado problema de las drogas y empieza a extenderse la prohibición entre la comunidad internacional.
¿Fue igual en todas partes? ¿Cómo se desarrolló el caso español?
Más o menos igual… En principio, la política sobre drogas se inició como una iniciativa basada en el control o restricción, cuyo principal instrumento sería la receta médica obligatoria, para derivar en pocos años -en la década de los 30- en prohibición incondicional. Sus primeros objetivos fueron los médicos y los farmacéuticos, que eran quienes tenían su control y distribución. Con la prohibición el (des)control pasó a manos de la policía y la distribución a manos de criminales, y las víctimas empezaron a ser los propios consumidores.
Los cuatro responsables de una asociación cannábica de Oviedo acusados de vender la marihuana que cultivaban a terceros, aceptaron condenas de tres años de prisión para cada uno y multas cercanas a los tres mil euros. Asumieron un acuerdo de conformidad para evitar el riesgo de ingresar en prisión, aunque sostienen que han sido víctimas de un engaño por parte de un despacho de abogados que les aseguró que toda su actividad era legal.
Es la primera vez que los directivos de una asociación cannábica asturiana se ven ante la Justicia. La Fiscalía sostiene que su actividad era ajena a los fines expresos de la asociación: estudios botánicos y actividades gastronómicas y culinarias. La Fiscalía cree el cultivo tenía la única finalidad de la venta ilícita por lo que solicitaba penas que sumaban cinco años para cada uno de los cuatro directivos. Los acusados aceptaron el acuerdo de conformidad con penas de tres años por los delitos contra la salud pública y de asociación ilícita. Les ha sido concendida la suspensión de condena, al carecer todos ellos de antecedentes penales. Su abogado, Manuel Infanzón, subrayó que han asumido la conformidad para evitar el riesgo de ingresar en prisión, aunque aseguran haber sido víctimas de un engaño. Sin embargo, ha explicado que «actuaron siempre en la absoluta creencia de que lo hacían bajo la legalidad».
El letrado que representó en el proceso a tres de los cuatro acusados aseguró que «fueron así instruidos y asesorados, para lo que contrataron a un despacho de abogados de Madrid experto en la materia que les garantizaron desde el minuto cero que no había ningún tipo de problema legal y al final se encontraron los que se encontraron». El que fuera presidente de la Asociación relató fuera de la sala que pagó cinco mil euros a un despacho de abogados de Madrid para que redactara los estatutos y llevara a cabo los trámites para legalizar la asociación. Estaban convencidos de estar llevando a cabo actividades legales, como les habían asegurado esos abogados, hasta que intervino la Policía. Se sienten engañados por los abogados que les contactaron en una feria sobre cannabis en Irún.
Cultivar marihuana es este país es fácil, si eres empresa y te vas a dedicar a la venta como medicamento derivado del cannabis.
La investigación es más complicada.
Y esta burocracia hace que algunos investigadores ni lo intenten. «Es cierto que, al no ser legal, te planteas menos cosas por las trabas que encuentras si quisieras utilizar la planta entera», concede Ekaitz Agirregoitia, investigador al Universidad del País Vasco y miembro del Observatorio Español de Cannabis Medicinal, quien también trabaja con los compuestos.
El cannabis sativa, o lo que conocemos coloquialmente como marihuana, es una hierba originaria del Himalaya que, durante muchos años, se ha utilizado como planta medicinal así como materia prima desde la que sacar textiles o papel. El blog del grow shop de la Huerta publica una serie de artículos sobre su cultivo y su tratamiento para acercarnos a esta planta que, en el último período de nuestra historia reciente, se ha convertido casi en un tabú.
El uso del cannabis, por su fuerte contenido psicoactivo, ha generado siempre una profunda controversia, si bien existen terapias naturales que continúan aconsejándolo como forma de paliar los dolores de enfermedades como esclerosis, asma, o las náuseas y vómitos causadas por los tratamientos contra el cáncer.
Y, aunque los beneficios están contrastados por muchos años de prácticas, una gran parte de la población rechazan su consumo, relacionándolo exclusivamente con su alteración y principio psicoactivo, englobándolo entre las drogas más comunes.
Estudios de científicos han revelado que existen sustancias de cannabis en la leche materna, producidas naturalmente, y que son vitales para el desarrollo adecuado del lactante, ya que cuando los recepetores cannabionides son activados, consiguen proteger las células contra virus, baterías y otras enfermedades malignas, por lo que sirve de pantalla para evitar complicaciones en la salud del recién nacido.
En el cuerpo humano existen dos tipos de receptores cannabionoides, uno ubicado en el cerebro – CB1 – y el otro en el sistema inmunológico y el resto del cuerpo, activándose frente a la sustancia, ya sea de leche materna como consumida.
El estudio se publicó en el European Journal of Pharmacolgy en 2004 y, aunque los hallazgos revolucionaron y, en algunos casos, escandalizaron a la comunidad científica, según sus estudiosos, con ese descubrimiento se abría una puerta a las diferentes posibilidades que puede tener la aplicación de la marihuana en la pediatría, como en casos de falta del crecimiento del niño o niña.
Otros estudios en años posteriores hablaban de los beneficios de la marihuana para regular el metabolismo o ayudar a ralentizar la neuro-degeneración.
Sin embargo, y a pesar de la multitud de estudios realizados por entidades y comunidades científicas de renombre, la marihuana como medicina natural sigue sembrando debate entre los médicos y la sociedad.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Washington en 2009 destacaba la existencia de hasta 33 ensayos clínicos realizados en los Estados Unidos, entre los años 70 y 2009, que demuestran los beneficios de la marihuana en sus aplicaciones como medicina natural.
Su director, Sunnil Aggarwall, señalaba que, tanto la comunidad médica como la sociedad en general, sólo ponen el foco en las anécdotas contadas por pacientes y no se centran en los resultados científicamente probados.
¿Qué perspectiva tiene la marihuana como medicina natural en el mundo actual? ¿Seguirá siendo objeto de contradicción entre los médicos y no se tendrán en cuenta los resultados de estudios? ¿Se permitirá su consumo como paliativo? No se sabe, pero en una sociedad dinámica y cambiante como en la que estamos actualmente, no se puede dar la espalda a realidades y hechos que están demostrados y que, además, nos han acompañado desde que nos alimentamos con leche materna.
Ante la triste noticia anunciada ayer en Francia, en la que se apuntaba erróneamente al cannabis como causante de una muerte cerebral y cinco enfermos graves entre los participantes de un ensayo clínico, el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM) quiere manifestar lo siguiente:
El Ministerio de Sanidad de Francia ha confirmado oficialmente que el fármaco empleado en el ensayo no contiene ningún tipo de cannabinoide, ni natural, ni sintético. Por tanto, los usuarios de cannabis medicinal pueden estar completamente tranquilos.
La incorrecta mención al cannabis en las noticias difundidas ha generado una situación de alarma completamente innecesaria e injustificable. Por ello, insistimos en la obligación de aportar información veraz, rigurosa y científica sobre el cannabis y sus usos terapéuticos.
Los laboratorios Bial (responsables del fármaco en estudio) han informado que éste era un un compuesto inhibidor de una proteína denominada FAAH (del inglés “fatty acid amide hydrolase”, en castellano “hidrolasa de amidas de ácidos grasos”).
Otros compuestos inhibidores de la FAAH ya se han utilizado previamente en estudios clínicos y no han producido toxicidad aparente. Aunque aún no se dispone de toda la información necesaria para dar una explicación a los efectos adversos producidos en el ensayo francés, estos podrían deberse bien a problemas de toxicidad inherentes a las características moleculares del fármaco utilizado, bien a su efecto inhibidor sobre la proteína FAAH. En este último caso, la inhibición de FAAH podría producir en el organismo un aumento en niveles de amidas de ácidos grasos. Puesto que en nuestro organismo existen decenas, si no centenares, de diferentes amidas de ácidos grasos, es todavía muy aventurado a estas alturas intentar definir cuál de estos múltiples compuestos podría haber sido el causante de los graves efectos adversos.Atentamente,
Investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla (US) han patentado el uso del aceite de cáñamo frente a la fibromialgia tras haber observado en ratones que su uso logra mejorar algunos síntomas de esta enfermedad como el dolor neuropático, la ansiedad, la depresión o la inflamación.
En concreto, han visto que origina una recuperación de sus capacidades cognitivas, una disminución de la percepción dolorosa y una normalización de su tono muscular hasta niveles comparables a los ratones utilizados como grupo control, que no padecían la enfermedad.
El aceite de las semillas de cáñamo ‘Cannabis sativa’ utilizado no contenía ningún estupefaciente y sus componentes son ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6 en proporciones beneficiosas para la salud, además de otros elementos minoritarios.
De hecho, esta composición química ya fue descrita y publicada el pasado año en la revista internacional ‘Journal of Agricultural and FoodChemistry’.
Según los autores, el potencial de esta patente es de alto interés para la industria farmacéutica y alimentaria ya que sería posible suministrar la composición tanto en comprimidos, polvos, soluciones, supositorios o microesferas; así como en composiciones nutricionales introducido en los propios alimentos o como suplemento.
MEJOR QUE OTROS ACEITES O FÁRMACOS Otros aceites, como el de girasol u oliva, también han sido usados en el estudio, pero no se obtienen tan buenos resultados en el tratamiento de esta enfermedad «por su diferente proporción en ácidos grasos», reconocen los autores.
La catedrática del departamento de Farmacología de la US e investigadora principal de la patente, María Dolores García, ha apuntado que hasta ahora no existe ningún fármaco que haya obtenido resultados positivos para tratar la fibromialgia. «La mayoría, como mucho, muestran un efecto moderado», añade.
Sin embargo, gracias a los experimentos realizados en ratones se ha podido demostrar que el tratamiento con aceite de cáñamo combate efectos asociados a esta enfermedad, consiguiendo menos alteraciones psicomotrices y cognitivas e inhibiendo los efectos dañinos de los procesos oxidativos e inflamatorios.
«Nuestro siguiente paso sería que alguna asociación de fibromialgia o empresa farmacéutica o alimentaria se interesase en la patente y poder realizar y validar el estudio en humanos», indica la investigadora.
El 30 de junio de 2015, el Dr. Osvaldo Trujillo Godoy, neurólogo especializado en Trastornos del movimiento y Parkinson, brindó una charla abierta en nuestra Liga Chilena contra el mal de Parkinson. El tema central fue el uso terapéutico de la marihuana (cannabis) en la enfermedad de Parkinson, en base a los estudios científicos que se han realizado. La charla buscó evitar los prejuicios que tanto condicionan el tratamiento de este tema, abordándolo con evidencia científica, prudencia y apertura, tanto por parte del doctor Trujillo como de los asistentes.
El Dr. Osvaldo Trujillo Godoy se desempeña en nuestra institución y otras importantes instituciones y cuenta con una vasta trayectoria profesional en neurología y, particularmente, trastornos del movimiento. Agradecemos que abordara este tema, del que poco se habla públicamente por parte del sector médico y científico, y aportara con ello saber científico y explicaciones basadas en ese saber.
A vueltas con la sentencia del Tribunal Supremo en el caso «Ebers» buscando en bancos de imágenes me he encontrado esta foto, no es en blanco y negro como lo buscaba pero me sirve para ver como en el siglo XXI parece que estamos regresando a un pasado del que muchos no queremos volver a ver u oir.
Por si no encuentras la sentencia o no te apetece buscarla, la hemos añadido al final de este artículo para que saques tus conclusiones en las más de 90 páginas del documento.
También se ha añadido el documento «Una alternativa a la actual política criminal sobre drogas«, en cuya presentación dice lo siguiente:
El Grupo de estudios de Política Criminal está integrado por un nutrido colectivo de Catedráticos y Profesores titulares de Derecho Penal, Magistrados, Jueces y Fiscales que, a partir de una primera reunión mantenida en Málaga en 1989 con motivo de la aprobación del Manifiesto por una nueva política sobre la droga que en este volumen se recoge. decidieron constituirse en un grupo permanente de trabajo
En 2004 el Gobierno Vasco publicó dentró de la Colección Informe/Txostena el documento «Delimitación del ‘status’ jurídico del ciudadano ‘consumidor de drogas’ Propuesta de Carta de Derechos de los Usuarios de Drogas» que está también disponible para descarga.
El proyecto Energy Control de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo ha presentado un estudio en el que se documenta la presencia del 2C-B (4, bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina, nexus) en el mercado ilegal de las drogas recreativas en España, y se caracterizan por primera vez los efectos de esta sustancia en humanos con una metodología científica. El estudio se ha llevado a cabo entre los años 2006 y 2009 en colaboración con científicos del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y el Instituto Municipal de Investigaciones Médicas de Barcelona y se ha publicado en la revista científica Journal of Psychopharmacology.
En la investigación se documenta la presencia del 2C-B en el mercado ilegal español. Se ha confirmado la presencia de esta sustancia en 96 muestras sometidas a examen de laboratorio. La proporción de muestras positivas para 2C-B se dobló entre 2006 a 2009 y evolucionó desde su presentación en polvo a pastillas. Por ejemplo, en el último semestre de 2009 esta sustancia fue detectada en 20 pastillas distintas procedentes de 7 Comunidades Autónomas diferentes. En el periodo estudiado, el 2C-B ha sido una sustancia que se ha encontrado con frecuencia en pastillas que, supuestamente, debían contener éxtasis (3,4-metilendioximetanfetamina, MDMA).
Los investigadores obtuvieron información sobre los efectos del 2C-B a partir de 35 consumidores que habían utilizado esta sustancia. Para ello se utilizaron cuestionarios sobre los efectos subjetivos de la sustancia (datos sociodemográficos, número de experiencias, duración , vía de administración, contexto de uso, efectos subjetivos percibidos, efectos adversos y tóxicos…). Los efectos del 2C-B se valoraron utilizando además dos escalas psicométricas validadas: HRS (Hallucinogen Rating Scale) y VESSPA (Valoración de Efectos Subjetivos de Sustancias con Potencial de Abuso). De forma general, el 2C-B tiene efectos psicodélicos similares a los de los alucinógenos pero con una mayor capacidad de control sobre éstos y más efectos agradables, lo que puede explicar en parte su difusión en entornos recreativos.
Información de contacto: info@energycontrol.org / +34 902 253 600
Fernando Caudevilla-Gálligo 1,2, Jordi Riba 3,4,5,6, Mireia Ventura 7, Débora González 8,9, Magí Farré 8,9, Manel J Barbanoj 4,5,6* and José Carlos Bouso 3,4,5,6
1 Centro de Salud Puerta Bonita I, Madrid, Spain; Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), Spain 2 Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), Spain 3 Human Experimental Neuropsychopharmacology, Barcelona, Spain 4 Centre d’Investigació de Medicaments, Servei de Farmacologia Clínica, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, Spain 5 Departament de Farmacologia, de Terapèutica i de Toxicologia, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain 6 Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM 7 Energy Control, Asociación Bienestar y Desarrollo, Barcelona, Spain 8 Human Pharmacology and Neurosciences, Institut de Recerca Hospital del Mar-IMIM, Barcelona, Spain 9 Departament de Farmacologia, de Terapèutica i de Toxicologia, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, Spain *Deceased
El cannabis no afecta a la función pulmonar, al menos no a la dosis inhalada por la mayoría de los consumidores, según el estudio más grande y prolongado jamás realizado al respecto y publicado en el Journal of the American Medical Association. Investigadores de los EE.UU. han llevado a cabo un estudio longitudinal en el que se recogieron mediciones repetidas de la función pulmonar y sobre el hábito de fumar durante más de 20 años (desde 1985 a 2006) entre 5.115 hombres y mujeres. «La acumulación del consumo bajo y ocasional de marihuana no se asocia con efectos adversos sobre la función pulmonar», afirman los autores en el resumen. La exposición de por vida a los cigarrillos de cannabis se expresó mediante la medida porros-año, equivaliendo un porro-año a fumar 365 porros (cigarrillos de cannabis) o pipas.
Los investigadores han visto que de hecho la medida de la función pulmonar (volumen espiratorio forzado en el primer segundo de la espiración y la capacidad vital forzada) mejora ligeramente a medida que los jóvenes manifestaron consumir más cannabis, por lo menos hasta 7 porros-año o 2.555 porros. «No había duda de que la marihuana provoca tos», dijo el Dr. Stefan Kertesz de la Universidad de Alabama en Birmingham, quien trabajó en el estudio. Pero las dudas se habían mantenido respecto al efecto del cannabis sobre la función pulmonar en un consumo a largo plazo. No es sorprendente que el consumo de tabaco se asocie con una función pulmonar disminuida, pero no parece ocurrir lo mismo en consumos moderados de cannabis. De hecho la tendencia se ve invertida: el volumen pulmonar y el flujo de aire aumentaron con cada porro-año en los consumidores moderados. «Es un aumento muy real (…) pero es tan pequeño que no creo que una persona sienta beneficio en su respiración», dijo Kertész. En los niveles más altos de consumo de cannabis la función pulmonar parecía disminuir, pero los investigadores señalan que no había suficientes grandes consumidores de cannabis en la población estudiada para estar seguros de ello.
Es poco probable que el cannabis ponga a los consumidores en riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) como ocurre con el tabaco, afirma el Dr. Donald Tashkin, profesor de la Universidad de California de Los Angeles y estudioso de los efectos del cannabis sobre los pulmones durante décadas aunque no involucrado en este nuevo estudio. Cuando se trata de una función pulmonar disminuida «esta potencial y particular complicación de fumar marihuana no parece conllevar un riesgo importante», dijo a la agencia de prensa Reuters. «Por lo tanto, al menos las personas que consumen marihuana con fines medicinales o recreativos pueden confiar en que no están dañando sus pulmones».
(Fuente: Pletcher MJ, Vittinghoff E, Kalhan R, Richman J, Safford M, Sidney S, Lin F, Kertesz S. Association between marijuana exposure and pulmonary function over 20 years. JAMA 2012;307(2):173-81.)
Arqueólogos brasileños hallaron decenas de pipas en Río de Janeiro con vestigios de marihuana que al parecer era consumida hace siglos por esclavos procedentes de África y no se descarta que también por los conquistadores portugueses.
«Hay restos de marihuana en las pipas, pero todavía necesitamos hacer más análisis para dar una confirmación» declaró Madú Gaspar, arqueóloga del Museo Nacional.
Los objetos fueron descubiertos en Itaboraí, localidad que fue ocupada por indígenas sambaquieiros hace 4.000 años, y donde será construido un moderno complejo petroquímico.
El lugar fue ocupado hace unos 4 siglos por los portugueses que allí asentaron esclavos traficados de Africa, lo cual dio origen a una comunidad multiétnica, integrada también por indígenas.
«Los portugueses no sabían ni siquiera si los nativos tenían alma ni se debían ser considerados personas pero dependían de ellos, que conocían la región, para poder sobrevivir», reseña la especialista Madú Gaspar, responsable por una muestra que se realiza en Río de Janeiro.
«Es muy posible que la sustancia (marihuana) haya sido consumida por todas las clases sociales y no sólo por los esclavos, hubo una mezcla muy grande entre blancos y negros» señala la investigadora.
Para respaldar la hipótesis de que los portugueses también fumaban cannabis Gaspar consigna que fueron encontrados varios «gravados de la época muestran a mujeres europeas con las pipas». DFB
Médicos de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich y del Hospital Inn-Salzach, Alemania, han presentado el caso de un conductor de camión de 42 años con síndrome de Tourette desde los 6. Presentaba múltiples tics, se levantaba y se sentaba de forma repetida y, sobre todo, padecía de pensamientos obsesivos. Todos los medicamentos estándar para los tics habían sido ineficaces. Después de dos semanas de terapia con dosis crecientes de THC (hasta 15 mg al día) los tics se redujeron significativamente.
Dado que el enfermo tenía que conducir a diario fue evaluada su capacidad de conducción con pruebas informatizadas, de acuerdo con las directrices Alemana sobre seguridad vial y tráfico. Tanto en la fase libre de drogas como durante el tratamiento con THC se cumplieron los criterios acordes con la normativa alemana en todas las funciones investigadas (percepción visual, capacidad de reacción, concentración y tolerancia al estrés). Se produjo una clara mejora en la concentración y la percepción visual durante el tratamiento con THC en comparación con la fase libre de fármaco.
Fuente: Brunnauer A, Segmiller FM, Volkamer T, Laux G, Müller N, Dehning S. Cannabinoids improve driving ability in a Tourette’s patient. Psychiatry Res. 2011 Jun 9. [en imprenta].
Un trabajo con heroína permite anticiparse a problemas con la anestesia y la morfina.
«¿Es posible, como ocurre con otras fuentes vegetales como el polen o la fruta, una sensibilización alérgica a las drogas?». Esta fue la pregunta de Blanca Martín Armentia mientras trabajaba como técnico de farmacia midiendo niveles de drogas en orina. Fue el origen de una cadena de investigaciones, algunas ya culminadas, de inmunología y toxicología que se han basado en el concepto de que las drogas, además de su poder tóxico, podrían hacer sensibles a ellas a alérgicos de la población general y a toxicómanos, de la misma manera que los venenos de himenópteros (avispas o abejas) son tóxicos y potentes alérgenos a la vez.
Implicados varios departamentos del Río Hortega y la Asociación Castellano y Leonesa de Ayuda a Drogodependientes (Aclad), la investigación dirigida por la especialista en Alergología de dicho hospital, Alicia Armentia, ya permite constatar que sí existe tal hipersensibilidad con las repercusiones clínicas, de diagnóstico y tratamiento, entre otras consideraciones legales y sociales, que ello supone. De hecho, demuestra que algunos casos de fallecimiento por sobredosis en realidad lo son por una alergia grave, al igual que serias complicaciones de anestesia.
Dos son los estudios culminados y publicados en revistas científicas. Concretamente, este equipo analizó desde 2008 hasta el pasado año la ‘Hipersensibilidad alérgica a cannabis en población consumidora y alérgica’. El segundo trabajo se centró en el opio buscando problemas de alergia con heroína y morfínicos con la importancia que supone las reacciones adversas en los analgésicos y extractos derivados del mismo para el tratamiento del dolor como la morfina, su empleo intraoperatorio y tras una intervención quirúrgica. Por último, y pendiente de la aprobación por parte de la Audiencia Provincial, que debe permitir trabajar con droga decomisada, están los futuros estudios con cocaína.
Las conclusiones generales son comunes a las dos investigaciones, la del cánnabis y la de la heroína. Ambas dejan claro que los drogodependientes tienen un alto riesgo de sufrir reacciones adversas graves en una operación quirúrgica y las dos revelan que las pruebas sencillas y habituales para detectar una hipersensibilidad son igualmente eficaces con los derivados opiáceos o con el cánnabis, al fin y al cabo son extractos de plantas, de la adormidera y de la marihuana. «Estas investigaciones son totalmente novedosas», explica la doctora Armentia. Nunca se ha señalado la posible sensibilización alérgica a drogas, al considerar que las reacciones a las mismas se deberían a causas tóxicas y la hipersensibilidad a cuestiones inmunológicas, «entendiendo ambas causas como excluyentes». Sin embargo, «no hay ninguna publicación que demuestre que ambos mecanismos sean independientes».
El primer trabajo, el del cánnabis, ha estudiado la reacción tanto en pacientes consumidores de marihuana como de otras drogas de abuso y también en población sana. En ambos estudios «hemos contado con la colaboración -que agradecemos enormemente, porque ha supuesto una gran aportación, de pacientes- de Aclad», destaca Alicia Armentia. La muestra fue de 340 personas. El equipo partió de un registro de 21.582 pacientes atendidos en los últimos 20 años de la consulta de Alergia del Río Hortega. De esta misma base se seleccionaron enfermos asmáticos por alergia al polen y los sensibilizados al tomate, tabaco y látex, «al ser posibles alérgenos implicados por reactividad cruzada». El grupo control estuvo constituido por 200 personas sanas, no fumadoras ni expuestas al tabaco. Obtenidos los extractos, la investigación aplicó pruebas diagnósticas ‘in vivo’ con tests y provocaciones e ‘in vitro’ para detectar anticuerpos específicos y caracterizar los alérgenos. Los resultados del trabajo, que ha sido premiado en las 38 Jornadas Nacionales de Socidrogalcohol, son contundentes. Las pruebas cutáneas y de determinación de IgE (inmonoglubina E), es decir, anticuerpos específicos, fueron métodos útiles para detectar una alergia al cannabis.
Rentabilidad
Esta sensibilización afectó más a jóvenes varones, con hábito tabáquico, con reacción también al tomate (el 72%), consumidores de alcohol (61%), estudiantes y desempleados. Los pacientes con sensibilizaciones más claras y que más acudieron a urgencias (36%) fueron los drogodependientes y alérgicos a tabaco y los cuadros más frecuentes fueron el asma, la urticaria y la anafilaxia. El trabajo concluye, por lo tanto, que la hipersensibilidad alérgica a esta droga, de consumo muy frecuente además, es una realidad incluso en consumos ocasionales y que las pruebas son rentables, de bajo coste, alta eficacia incluso en momentos en los que no se ha consumido. Tanto este trabajo como el de la heroína han sido subvencionados por becas de la Consejería de Sanidad con las que se ha podido dotar tecnológicamente la Unidad de Investigación del Río Hortega, y han contado con los servicios de Farmacología Clínica-Unidad Regional de Toxicología y la de Inmunoterapia, entre otros.
Los drogodependientes tienen un alto riesgo de sufrir reacciones alérgicas graves en una cirugía, dado que los opioides pueden provocar cuadros graves. «Es posible prevenir la sensibilidad a opiáceos como la morfina, heroína o codeína y las anafilaxias (reacción inmunitaria generalizada) intraoperatorias por métodos de rutina alergológica sensibles y específicos, la prueba más rentable es la determinación de anticuerpos a la semilla de adormidera». Son las principales conclusiones del trabajo sobre ‘Hipersensibilidad alérgica a heroína y morfínicos en población consumidora y alérgica’ que, dirigido también por la doctora Armentia, ha contado además de con pacientes de Aclad, con la colaboración del San Juan de Dios de Palencia y, al igual que el primero, con la Facultad de Farmacia del País Vasco y el servicio de Análisis Clínico y la Unidad de Investigación del Río Hortega.
La detección de sensibilización a heroína y mórficos por métodos alergológicos puede abrir una vía diagnóstico-terapeútica «con importantes repercusiones sociales, legales y de salud». Poder conocer que un paciente que ha de entrar en el quirófano tiene alergia a determinados analgésicos que pueden cambiar considerablemente el destino.
Además, aunque en los últimos años ha descendido el consumo de heroína, «se han asistido en urgencias muchos casos que pensamos erróneamente diagnosticados de sobredosis, ya que el cuadro clínico era generalmente de asma angioedema o anafilaxia», es decir, más propio de una alergia grave.
También en esta investigación el Río Hortega trabajó con un grupo control de 200 personas sanas, además de las 149 que finalizaron el estudio. Los resultados de este proyecto indican que los hombres (60,4%) fueron los más sensibilizados a la heroína, morfina y semilla de amapola. Todos los pacientes sensibilizados a heroína, lo estaban también a la semilla de opio. Además, dentro de los grupos no drogodependientes, la sensibilización a mórficos predominó en sensibilizados a tabaco y la polinosis no fue factor de riesgo de sensibilización a mórficos.
DATOS DE LOS ESTUDIOS
340 personas constituyen la muestra del estudio sobre el cánnabis que, al igual que el de la heroína, demuestra que el daño producido por las drogas no es solo tóxico sino también alérgico.
Hipersensibilidad al cánnabis. El 53,2% de la muestra tenían pruebas cutáneas positivas a cánnabis, el 34,3% anticuerpos.
Alergia a la heroína. Las pruebas cutáneas y de anticuerpos para opio lograron una gran sensibilidad (95,6% y 82,6% respectivamente).
Muchos cambios que hacen época acontecen entre susurros, mientras dormimos, como aconteció con la cruzada contra la brujería, convertida sin decreto expreso en cruzada contra el librepensamiento. Algo análogo —por solapado— ocurre hoy con las drogas ilícitas.
En 1914, el Congreso norteamericano aprobó cierta ley que restringía drásticamente el uso de opio, morfina y cocaína. Admitió también a trámite otra ilegalizando cualquier bebida alcohólica (salvo el vino de la misa), y nombró una comisión para endurecer la normativa sobre tabaco, que prohibía ya fumar públicamente en 28 estados de la Unión. El entonces diputado H. C. Hoover —que luego llegaría a presidente del país—, definió el paquete legislativo de ese año como el mayor experimento moral de la Historia.
El Congreso tuvo en cuenta que la recaudación por impuestos indirectos iba a contraerse al menos en una cuarta parte, y aprobó antes la enmienda XVI a la Constitución, que faculta al gobierno federal para gravar la renta de personas físicas y sociedades, siendo por eso la prohibición el origen inmediato del IRPF. Luego resultaría que la Ley Seca se derogó en 1933, y que el tabaco pudo con sus detractores. Pero los tres productos de botica controlados se transformaron en docenas, después en centenas y por último en millares de substancias psicoactivas, algunas controladas con receta y otras prohibidas.
Hoover llamó experimento a las iniciativas de 1914 porque traían un orden nuevo, opuesto a la previa libertad comercial. El privilegio de recetar y dispensar pequeñas cantidades de coñac y whisky —con fines estrictamente terapéuticos— convenció a la Asociación Médica Americana y la Asociación Farmacéutica Americana de unirse a un experimento que prometía terminar con intrusos sin diploma (los matasanos). No obstante, como el gremio terapéutico consumía y dispensaba liberalmente dichos compuestos, cuando en las consultas y boticas aparecieron policías fingiendo ser adictos, o simples usuarios, muchos cayeron en la trampa. En 1921, por ejemplo, unos 70.000 médicos, dentistas y farmacéuticos americanos habían estado o estaban en prisión por recetar o tener existencias de morfina y cocaína. Es entonces cuando la Revista de la Asociación Médica Americana denunciauna conspiración para privar a la medicina de sus derechos y responsabilidades tradicionales.
Menciono estos detalles de los comienzos no sólo porque quizá se ignoren, sino porque el prohibicionismo produjo efectos muy considerables en Norteamérica —contrabando, corrupción institucional, desprecio por la ley, los primeros yonquis propiamente dichos—, aunque no así en el resto del mundo. Había una diferencia de espíritu, que se sopesa recordando la alocución del senador J. Volstead (Volstead Act se llama la Ley Seca) al entrar en vigor su proyecto: Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños; se cerraron para siempre las puertas del infierno. Europa y los demás continentes practicaban una política menos ambiciosa, que andando el tiempo se conocerá como reducción de riesgos. Al viejo mundo le resultaba demencial una legislación que iba a crear el Sindicato del Crimen, y prefería limitar ciertas drogas a usos médicocientíficos que negar tales usos.
Por otra parte, los progresos en química de síntesis iban convirtiendo en antigualla el viejo arsenal para inducir ebriedades, y era sencillo sortear las restricciones impuestas al opio, la morfina y la cocaína consumiendo otras. Como en Norteamérica la morfina acabó siendo devuelta sin demasiadas cortapisas al estamento médico, hasta allí se observa apaciguamiento cuando vender bebidas alcohólicas dejó de estar perseguido. Por toda la superficie del orbe hay una pléyade de analgésicos, sedantes, estimulantes y somníferos nuevos, que se venden puros, baratos y sin receta en las farmacias, restringiendo el mercado negro a mínimos.
Muy pocos recuerdan a la cocaína, por ejemplo, cuando disponen en la botica de anfetamina, dexanfetamina, metanfetamina, fenmetracina y otros fármacos aún más potentes de estimulación; y nadie echa de menos morfina disponiendo de meperidina, dolantina o palfium. Tampoco usa nadie opio para acabar durmiendo, o el áspero cloral, cuando haybarbitúricos, meprobamato y benzodiacepinas. Muchos recordarán elOptalidón, ese sostén del ama de casa compuesto por anfetamina ybarbitúrico. De hecho, podían pedirse en farmacia incluso drogas visionarias como la mescalina. Eso sí, eran personas mayores e integradas quienes usaban dichos productos, y no obraban de manera escandalosa.
Mirándolo hoy, una organización impersonal e inconsciente, construida durante siglos, había asumido el brote de voluntad consciente con algunas muestras de respeto y mucha mano izquierda. Para denunciar esa mano izquierda, sin embargo, la diplomacia norteamericana instó en la ONU una red de entidades, que antes de terminar los años 50 lanzaría su primer plan quinquenal para un mundo libre de drogas. Su portavoz, el Boletín Internacional de Estupefacientes, iba a ilustrar sin rubor el nexo entre alarma a propósito de una droga y minorías sociales mal vistas. Así leemos que el opio se vinculó con explotación infantil por parte de chinos en San Francisco y Nueva York; la cocaína con violaciones perpetradas por negros en el Sur; los licores con inmoralidades de judíos e irlandeses; la marihuana con accesos de demencia maníaca en inmigrantes mexicanos, o con malayos en trance amok.
El precario equilibrio entre clasicismo y prohibicionismo colapsa a finales de los años 60, un periodo de apoteosis insurreccional que reclama drogas y sexo, enarbolando el lema «prohibido prohibir«. Mayo del 68, Woodstock y sus muchos análogos definen a la vez un catastrófico retorno de lo reprimido, la victoria incondicional de cierta estética y el sepelio de un consumismo hasta entonces tímido. Entre las desvergüenzas destaca una cofradía de la aguja, fundada por William Burroughs al amparo de las sórdidas condiciones norteamericanas, o el discurso de algún payaso psiquedélico atribuyendo a la LSD capacidad para evocar cien orgasmos. Más estupor todavía causa un fenómeno de peregrinación al campo en parte de la juventud, que alegando sustituir el Sistema por la Naturaleza se permite una carta alternativa al menú farmacológico oficial.
La respuesta va a ser una guerra sin cuartel a viejas y nuevas drogas, que asume en primer término Nixon. El resto del mundo le sigue, instando la ONU a que todos los países creen brigadas específicas de estupefacientes, y endurezcan las penas. Llega así la Convención Internacional de 1971 sobre Sustancias Psicotrópicas, en un clima de opinión que compara la desobediencia civil reinante con una plaga como la muerte negra del medievo. Comunistas, capitalistas y subdesarrollados están de acuerdo en este punto, y unos 40 países contemplan pena de muerte para castigar al desobediente. Más decisivo aún es que laboratorios y farmacias se vean obligados a una retracción radical de su oferta, restableciéndose en condiciones de monopolio el mercado negro.
Sucumbe así el orden secular, sustituido por una organización dirigida a la abstinencia que ya es cruzada mundial. Con todo, subsiste una distancia entre intención y resultado, y aunque el nuevo orden esté en las antípodas del laissez faire lo cierto es que pone en marcha un nuevo orden espontáneo. Por ejemplo, ahora sí empieza a suceder que los jóvenes consumen, y que cofrades de la aguja draculina se prostituyen para conseguir su dosis, o roban y atracan, como tan precozmente temieron los reformadores a principios de siglo. Un asunto de marginales indigentes se ha generalizado a todos los niveles de renta, y las encuestas sugieren que es el problema público número uno. Heroína, cocaína, cáñamo y la recién ilegalizada LSD son inicialmente los productos estrella, que retornan o prosperan al amparo de farmacias sin oferta alternativa, dentro de una rebeldía que denuncia la cruzada como iniciativa pseudocientífica, cuyo remedio agrava al máximo la enfermedad.
Siguen unos 30 años de guerra incondicional a los paraísos artificiales, donde lo que acontece en Norteamérica se reproduce en Europa algo después salvo en el caso de Holanda, que escandaliza a todos decantándose por una política de reducción de riesgos. Durante ese periodo buena parte de quienes gritaron «prohibido prohibir» morirán de sobredosis accidental (envenenados ante todo por adulterantes), o pernoctarán largamente en cárceles. Es una victoria en la guerra, aunque multiplica por ocho o diez los asaltos y sustracciones atribuidos a adictos, creando un Sindicato del Crimen ahora internacional, sostenido por unos 30 países corruptos de arriba abajo; allí el comercio de drogas se castiga con pena de muerte o reclusión perpetua para excluir a aficionados de un negocio reservado a militares y policías.
El orden espontáneo que la política de tolerancia cero ha puesto en marcha se completa poco después, cuando la guerra antidroga tope con la química en sí, un adversario de proporciones infinitas.Más aún que originales y análogos, cocineros más o menos competentes pasan entonces de la reproducción al diseño. Drogas de diseño son el haschisch marroquí, el crack, la pasta base, la amplísima gama de pastillas, la ketamina, los fentanilos de mercado negro, el llamado éxtasis líquido, el cáñamo hidropónico y cualquier otra substancia psicoactiva que nazca directamente de la prohibición, adaptada a grupos, subgrupos, franjas horarias y hasta espacios momentáneos.
La polarización y exasperación es tal que empiezan a oirse voces reclamando legalizar algunas drogas, o todas, como si la Ley Seca hubiese terminado con la legalización del alcohol, y no con una derogación de la Ley Seca. Aunque los precios son altos, y cada producto está fuertemente adulterado, no hay reducción sensible en la demanda. Al contrario, las drogas tradicionales y las de diseño no sólo cumplen finalidades lúdicas y ceremoniales (para pijos, progres, chelis, etc.), sino que se convierten en ritos de iniciación a la madurez, sostenidos por instituciones tan nuevas y rentables como el Fin de Semana.
Este estado de cosas se mantiene en Europa hasta mediados de los 90, cuando empieza a ser imposible hablar de una guerra sincera a las drogas. Las ingentes existencias, lo sencillo del acceso a ellas, la falta de estigma social y el descrédito del prohibicionismo hacen que todas se abaraten y mejoren en pureza. Es ahora una batalla sólo nominal, que ha elevado al cubo los puntos de venta, aunque vea reducirse espectacularmente las muertes por sobredosis involuntaria. El orden espontáneo se ha sobrepuesto al decretado. Pero esto —que para nada puede tranquilizar a los padres de familia— lo analizaremos mañana.
La primera parte de este artículo —“Órdenes espontáneos”, El Mundo, 11 de enero de 2005— describía cómo en Europa, y concretamente en España, la cruzada antidroga ha cesado, de acuerdo con un proceso evolutivo que remite a varios factores. El menos destacado, y quizá el más relevante, es un proceso de ilustración farmacológica. Sin ir más lejos, tenemos tres revistas mensuales sobre psicoactividad de ámbito nacional, con tanto o más público que sus equivalentes sobre motos, pesca o cotilleo político. Cientos de libros, otras publicaciones, congresos, sociedades, actos públicos y tiendas especializadas atienden también a consumidores que prefieren en este terreno una actitud observante, como la del botánico o el astrónomo. Unos son simples curiosos, otros son usuarios o productores que desean optimizar su actividad, pero ninguno comulga con las ideas de paraíso e infierno alimentadas por el prohibicionismo.
Más bien se interesan por la dosis mínima activa medida por kilo de peso, por las formas de sublimar y conservar los productos, la sinergia con otros, la finura de cada uno o los efectos colaterales. Su perspectiva —Jünger la llamó psiconáutica— les emparenta con el catador de vinos. Este público ni sacraliza ni sataniza compuestos químicos, a los cuales considera tan inocentes de las fechorías humanas como lo son el revólver o la dinamita. Cualquier substancia psicoactiva ayuda en principio a conocer y controlar mejor nuestro sistema nervioso, y casi cualquiera puede también arruinar nuestro organismo, e inspirarnos mala voluntad. Aunque los psiconautas no están a cubierto de irracionalidades, fulminan el mito nuclear del prohibicionismo; esto es: que nuestra conducta fue raptada por una droga, a quien incumbe la culpa. Para padres y madres de descarriados resulta muy tentador, y para el descarriado funciona como un combinado permanente de coartada y chantaje. Pero no dejará de ser una ilusión mientras haya usuarios responsables.
El colapso de la cruzada pende también de desmoralizarse sus agentes, algo inducido por volúmenes extraordinarios de existencias muy descentralizadas, escasa conflictividad del consumo prohibido y un proceso de ilustración farmacológica en jueces y policías. Si la represión quisiera mantenerse en los niveles de hace 10 o 15 años —por supuesto triplicando sus dotaciones al efecto—, un número desproporcionado de personas saturaría juzgados, cárceles y comisarías. La ministra de Sanidad ha comentado no hace mucho dos encuestas del Plan Nacional, que en principio son tan fiables como sondeos preguntando sobre masturbación o higiene íntima, aunque incluso así ofrezcan resultados llamativos. Más de la mitad de los jóvenes confiesa usar cáñamo, pongamos por caso, y el consumo de cocaína se ha multiplicado por cuatro en una década.
Mejor aún que leer encuestas es fiarse de la propia experiencia y, atendiendo a ella, sugiero que entre los 18 y los 40 años o algo más mucha gente usa al menos cada fin de semana un cóctel de substancias psicoactivas (alcohol, tabaco, pastillas, hachís, maría, coca y líneas sueltas o tragos de otras substancias varias). Aun siendo un veterano de los 60, que siente viva curiosidad por la psiconáutica desde entonces, no recuerdo nada remotamente parejo. ¿Se habrá producido alguna mutación genética gracias a la cual los jóvenes de hoy pueden asimilar cantidades y mezclas que a nosotros nos habrían matado, o dejado tullidos? Sólo cuando me informan sobre accidentes de tráfico, y la franja de edad donde son más frecuentes, comprendo que la señora de la guadaña no se ha marchado del todo.
Obsérvense las existencias prohibidas. Una vez admitido que erradicar las drogas resulta onírico, el plan de la DEA norteamericana ha sido hostigar al consumidor con productos cada vez más caros y adulterados. Pero en España y en toda la UE —salvo Irlanda— las drogas ilícitas son mucho más baratas y más puras que hace dos décadas, algo sin paralelo en todo el resto de las mercancías. Unas porque pueden cultivarse en casa (como marihuana, hongos psilocibios y toda suerte de plantas), otras porque no es tan difícil sintetizarlas con algún equipo (como el éxtasis y sus centenares de primos, la LSD o el speed) y otras porque la formidable demanda justifica exportarlas sofisticadamente desde América o Asia (como heroína y cocaína). A fin de cuentas, el mercado negro se ha hecho competitivo.
Incluso el Frankenstein del caso, el yonqui, asume la crisis del experimento prohibicionista abandonando la iglesia del pico motu proprio, para recurrir a modos alternativos y menos peligrosos de administración. Aunque al heroinómano de antes se hayan sumado los nuevos, ya no se oye de ninguno que atraque farmacias o transeúntes con una aguja supuestamente seropositiva, y hay muchas menos muertes por sobredosis accidental. Esto se debe a los poblados establecidos en algún punto de cada urbe, otra institución espontánea del mayor interés. Allí, pegado a una unidad municipal de venopunción, con un autobús dispensador de metadona para quien ande corto de efectivo, hallaremos un rastro con más o menos casetas. En cada una hay tres balanzas, una para heroína, otra para cocaína y otra para crack, que se dispensan sin patetismo. Coches policiales situados en los accesos colaboran con vendedores y clientes para que la paz se mantenga.
Desde luego, podemos escandalizarnos y pedir que este fruto de la prohibición desaparezca ya mismo. Pero si algo semejante se intentara, los camellos volverían a inundar las calles, miles de adictos urdirían soluciones muy indeseables para los demás en cada ciudad, las muertes por adulteración se dispararían y, finalmente, volvería a haber poblados. La Junta de Andalucía ha comparado el tratamiento con heroína y metadona, y acaba de probar sin sombra de duda que quienes reciben la droga supuestamente infernal están mucho mejor que quienes reciben el supuesto antídoto médico. Esto era totalmente previsible, ya que la metadona —lanzada por Nixon al mismo tiempo que la guerra sin cuartel a las drogas— es un compuesto sin virtud eufórica, solamente muy adictivo, y quien pretenda usarlo de modo crónico tiende a añadirle válium, alcohol, coca, litros de café y por supuesto heroína, mientras el heroinómano tiene bastante con esa substancia. Si su hábito no resulta gravoso para el bolsillo, puede emplearse en esto o lo otro y cumplir satisfactoriamente.
El experimento moral del que hablaba el presidente Hoover 90 años atrás dibuja así los límites del voluntarismo. Podemos cambiar lo tradicional, pero esos cambios dispararán otros y otros, que muchas veces ridiculizan lo pretendido en origen. El mundo entero, con la UE en cabeza, usa ahora muchas más drogas ilícitas que antes de reprimirlas. Pretender que sin represión usaría todavía muchas más lo desmiente la Historia, demostrando hasta qué punto el consumo de esto o lo otro es una función con muchas más variables. En general, aquello que va haciéndose por así decir solo, gracias a aportaciones anónimas e inconscientes, contiene incomparablemente más información y rendimiento que planes salvíficos basados en alguna profecía clerical-militar, aunque venga disfrazada de iniciativa científica.
Pero que esta guerra haya terminado, o se encuentre en fase de indefinido armisticio, no significa que el futuro sea halagüeño y excuse nuestra intervención. Hablo como padre de siete hijos, de los cuales seis están entre los 12 y los 39 años. Comprendo la alarma de cualquiera si suena el teléfono de madrugada, pues coches y motos lindan con féretros las noches de viernes y sábados. Nuestra juventud vive un tiempo parecido a los años que siguieron al fin de la Ley Seca, celebrando alegremente la ruina del inquisidor, y temo que su fantástico aguante actual les pase en el futuro alguna factura impagable a los más marchosos. Tanto como me enorgullece que no sean crédulos ni timoratos y gocen su libertad, temo que la carretera, algún adulterante o un simple exceso de confianza les ponga en peligro o les haga perder demasiado el tiempo.
Holanda es un modelo de cordura. Al separar el cáñamo de otras drogas, lo que hizo fue no enajenar la confianza de sus jóvenes, lanzando al mismo saco todo salvo alcohol, tabaco y específicos de farmacia. Cuando montó laboratorios móviles para detectar adulteración en drogas distribuidas por discotecas, after-hours y raves, puso en práctica esa misma política de mitigar riesgos con realismo. También ha sido pionera en la administración de heroína como alternativa a la metadona. En ningún país hay una oferta de drogas comparable y ninguno tiene menos adictos de los clasificados como irrecuperables. Con mano izquierda, ha convertido aquello que en Malasia o Irán acarrea la horca en un negocio básicamente tranquilo, del cual viven incontables familias, fuente de un turismo que aprovecha a todos. Y aunque el dato subleve al cruzado prohibicionista, su consumo de cáñamo es sensiblemente inferior al español, e incluso al italiano e inglés.
Quizá el progreso técnico sea inseparable de una psiconáutica en aumento, que al ensanchar el espacio interior compense el paulatino recorte del exterior, instado por la presión demográfica y el precio del suelo. Tampoco es improbable que drogas por descubrir lleguen a ser obligatorias en ciertas circunstancias, como ahora lo son el cinturón de seguridad o el seguro a terceros. En todo caso, nuestros hijos desoyen el sermón prohibicionista, cuya presencia resulta por eso mismo contraproducente. Cuando hablamos de prevención sin camelo, será para ofrecer guías de uso, no de abstención. En efecto, a nadie se impone hoy la ebriedad con esto o lo otro, y huir de infortunios evitables pasa por sentar conocimientos en vez de prejuicios. Conocimiento y amor propio son la única brújula para navegar por las aguas turbias de una prohibición desobedecida.
Para acabar de hacer difícil esa navegación, falta el control de calidad vigente para farmacias, estancos y supermercados, haciendo que los objetos nominalmente prohibidos sean peligrosos no sólo en sí sino por su ignorada composición. Tras tanta guerra para redimir almas secuestradas por paraísos artificiales, cambiar esto de la noche a la mañana sería un nuevo acto mágico, consistente en exigirle por decreto al mercado negro que se convierta a la transparencia. Antes será preciso aceptar la simple realidad: que las drogas son cosas neutras, provechosas o calamitosas en función de usuario y momento, pues sólo su dosis convierte a algo en veneno.
Queda añadir que las leyes se derogan por otras leyes, o por desuso. Sólo sé que no sé nada, la máxima socrática, parece lo menos saboteador ante el cambio. Como padre de familia me interesa por eso el tipo propiamente compasivo de preocupación, que se liga a reducir daños. En vez del experimento eugenésico toca practicar una razón observante, sin fábulas sobre daños sobrenaturales como pérdida del alma o apostasía. El desafío del caso es que se nos llevarán los demonios si no enseñamos a dosificar con arte, como intentamos enseñar las profesiones. Pero ese arte pende de poder dosificar, algo imposible mientras brillen aún por su ausencia los compuestos puros.
El próximo viernes 6 de mayo a las 17h, el Dr,. Rafael de la Torre, coordinador del área de investigación clínica en farmacología humana y neurociencias del IMIM, nos presentará los resultados de su última investigación sobre consumidores de MDMA.
En concreto, sobre Efectos sobre la cognición asociados al consumo de MDMA: contribución de la dosis acumulada y factores genéticos.
Se realizará en ABD (C/Quevedo 2 Barcelona) y el aforo será limitado. Para reservar plaza enviar correo con nombre y apellidos a info@energycontrol.org
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