Algunas reflexiones en torno al “chemsex”

Imagen

webportada

Por Fernando Caudevilla Gálligo

Médico de Familia. Experto Universitario en Drogodependencias, Grupo de Intervención en Drogas de la semFYC. Energy Control.(ABD)
www.doctorcaudevilla.com

Algunas reflexiones en torno al “chemsex”

Fernando Caudevilla (1,2), Claudio Vidal (2), Nuria Calzada (2)
  1. Médico de Familia. Grupo de Intervención en Drogas de la sociedad española de medicina familiar y comunitaria (semFYC)
  2. Psicólogo/a. Energy Control, Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD)

El rigor informativo, la objetividad o la prudencia son poco frecuentes en las noticias sobre las drogas que se difunden a través de los medios de comunicación. La exageración, la divulgación de noticias no contrastadas o la generalización de sucesos excepcionales centran bien la atención del espectador hasta la siguiente pausa publicitaria, pero también contribuyen a la creación de alarma social, además de transmitir prejuicios e imágenes sesgadas sobre la realidad.

Las “drogas caníbales” son el perfecto ejemplo de este tipo de situaciones. La leyenda se creó en Mayo de 2012 tras una agresión a mordiscos entre dos mendigos que se asoció a la ingesta de MDPV (metilendioxipirovalerona), suposición que posteriormente resultó ser falsa (1). Sin embargo las noticias sobre “ataques caníbales” asociados a MDPV se han multiplicado durante 2013 y 2014, siempre basadas en suposiciones, rumores e ilustradas con videos de Youtube en los que se muestra a pacientes agitados, cualquiera que sea la causa. No existe un solo caso reportado en la literatura científica mundial que asocie a la MDPV con “ataques caníbales” ni ningún dato para presuponer este extremo, más allá del hecho de que todos los estimulantes pueden inducir agresividad a dosis elevadas o en personas predispuestas. La “flakka” (alfa-PVP) ha sido el trending topic en drogas durante este verano sin ninguna justificación epidemiológica o de otro tipo. Esta nueva droga (patentada nada menos que en 1967) no sólo induce canibalismo y ataques zombis sino que además “otorga la fuerza de Hulk” (2,3). En realidad la alfa-PVP se lleva detectando esporádicamente como adulterante del MDMA al menos desde hace dos años (4) sin que se hayan comunicado episodios parecidos a The Walking Dead o Los Vengadores. En el verano de 2011 fue el turno del estramonio, enésima “nueva droga de moda”, tras una intoxicación accidental de dos jóvenes en una fiesta rave. Podríamos seguir la lista de leyendas urbanas con el “eyeballing” (ingesta de alcohol a través de la mucosa conjuntival), el “tampodka” (intoxicaciones etílicas utilizando tampones vaginales), etc.

La previsión para la temporada 2015-2016 es que la última “nueva moda en drogas” a nivel mediático sea el “chemsex”. El término define el uso intencional de sustancias psicoactivas en contextos de tipo sexual, sobre todo en población homosexual masculina. El uso de sustancias como el gamma-hidroxibutirato (GHB), gamma-butirolactona (GBL), mefedrona (4-metilmetcatinona, 4-FMC) o la metanfetamina con esta finalidad entre varones homosexuales constituye un fenómeno emergente sobre el que se viene hablando en circuitos profesionales al menos desde 2012, pero que ha saltado a los medios de comunicación tras la publicación de un editorial en el British Medical Journal (5) y el estreno de un documental (6) el pasado mes de Noviembre.

El editorial del BMJ es prudente en la presentación de los hechos y riguroso en su análisis a partir de los pocos datos objetivos disponibles. Destaca que se trata de un fenómeno minoritario dentro de la comunidad gay, discute las posibles implicaciones para la Salud Pública e invita a establecer alianzas entre los distintos dispositivos y recursos implicados. Pero la interpretación en prensa escrita del artículo científico ha consistido en noticias con titulares como “Maratón de sexo y droga en Chueca” (7) “Una moda en auge con graves riesgos para la salud” (8) o “72 horas de sexo y drogas” (9) por poner sólo unos ejemplos. La descripción del fenómeno es muy similar en casi todos los casos: a partir de unas cuantas opiniones o testimonios personales, se construyen relatos sobre orgías multitudinarias organizadas a través de Internet o aplicaciones de teléfono móvil en las que se practica sexo desenfrenado en grupo y se consumen drogas que intensifican el placer sexual de forma intensiva durante varios días. La experiencia es tan extremadamente satisfactoria que la mayoría de quienes la prueban quedan enganchados sin remedio. Lo que el BMJ considera como una hipótesis (asociación con prácticas de riesgo y sexo sin protección que puedan incidir en la epidemiología de infecciones de transmisión sexual) se presenta en los medios como una consecuencia inevitable y consustancial a este tipo de encuentros (9). El editorial de la revista científica señala la ausencia de estudios o encuestas específicas que permitan estimar la magnitud del fenómeno, pero en la prensa el diagnóstico ya está hecho y términos como “fenómeno creciente”, “moda en auge” o “nueva tendencia” aparecen de forma casi constante.

Es importante destacar que no pretendemos minusvalorar la importancia del fenómeno del “chemsex¨. Los ejemplos que describíamos al principio de este texto son fantasías o malinterpretaciones de hechos ocasionales. El asunto que nos ocupa es real y, posiblemente importante desde una perspectiva de Salud Pública. Los pocos estudios científicos publicados se circunscriben a determinados circuitos en zonas concretas de Londres, pero este patrón de consumo también se está detectando desde hace al menos un par de años en grandes ciudades en España. Probablemente existe una minoría de usuarios que se encuentra expuesta a un riesgo muy elevado, derivado del potencial de dependencia de algunas sustancias (metanfetamina), su escaso margen de seguridad (GHB, GBL), vías de administración (que incluyen el uso de vía intravenosa o slamming) así como por prácticas de riesgo derivadas del sexo no protegido. La doble estigmatización derivada de conductas sexuales no normativas y uso de drogas ilegales puede ser un problema para muchos usuarios a la hora de buscar tratamiento. Estimar la prevalencia del fenómeno, estudiar sus características y conocer las creencias, motivaciones y percepciones de estos usuarios es necesario de cara a poder desarrollar estrategias preventivas adecuadas.

De hecho ni siquiera podemos afirmar con seguridad que el “chemsex” sea un fenómeno exclusivo de población gay. El uso recreativo de drogas o determinados comportamientos sexuales están más normalizados entre ciertas subculturas de este colectivo y podría ser que, simplemente, su visibilidad fuera mayor. Por otra parte el uso de drogas psicoactivas asociado a la actividad sexual es tan antiguo como la propia humanidad, y es seguro que existen patrones de conducta muy distintos (tanto en el número, frecuencia, cantidad y pauta de consumo de las sustancias como en el tipo y las características de las prácticas sexuales) que implican riesgos más o menos importantes.

El editorial del BMJ dedica casi un tercio de su texto a exponer la necesidad de destinar recursos para la investigación y la prevención, y destaca aspectos como los problemas de financiación o la adecuada formación de los profesionales sanitarios. Pero no encontrarán nada de esto en los medios de comunicación. La asociación entre minorías sociales, drogas estigmatizadas, nuevas tecnologías y sexo extremo constituye un filón para que el espectador lea una noticia o esté entretenido hasta la siguiente pausa publicitaria. El autodenominado periodismo de investigación debería de consistir en algo más que relatar experiencias reales pero extremas. También debería intentar establecer su auténtica dimensión, indagar en las posibles causas del fenómeno, o al menos preguntar a los responsables técnicos y políticos si tienen pensado hacer algo al respecto o cómo se gestionan los recursos destinados a la prevención y la reducción de riesgos. Pero en su lugar se incide en los aspectos más extremos y llamativos, lo que contribuye a perpetuar estigmas y prejuicios sobre determinadas minorías, en este caso de tipo sexual. Por otra parte la forma en que se resaltan los elementos positivos ( “actividad de moda”, “sexo durante días”, “drogas afrodisiacas”, “placer incontrolable”) puede ser un elemento de atracción o facilitador del consumo.

Algunos de los más prestigiosos profesionales de la sociología y la antropología han destacado la influencia de los medios de comunicación en la difusión y popularización de algunas drogas en España a lo largo de las últimas décadas. Aunque en menor escala, lo que estamos viendo y leyendo sobre el “chemsex” presenta elementos comunes con la cobertura informativa que se hizo sobre la heroína a principios de los 80 (10) o sobre el MDMA (11) a finales de la misma década. No se trata de censurar o decir a los medios como deben de hacer su trabajo. Pero sí conviene aprender de los errores del pasado y valorar las cosas en su justa medida. Los datos disponibles sobre el “chemsex” indican que es un fenómeno que no debe ser ignorado, aunque tampoco magnificado ni enfocado desde perspectivas sensacionalistas. Se trata de un reto para los profesionales sanitarios, autoridades políticas, sociedad civil y también para los medios de comunicación.


  1. Comunicado de prensa: la droga caníbal ¿realidad o ciencia ficción? URL disponible en:http://energycontrol.org/noticias/539-comunicado-de-prensa-la-droga-canibal-irealidad-o-ciencia-ficcion.html (Acceso 18/12/2015)
  2. Llega a España la ‘droga de Hulk’, una sustancia que provoca sensación de superfuerza, alucinaciones y agresividad. URL disponible en: http://www.lasexta.com/noticias/sociedad/llega-espana-droga-hulk-sustancia-que-provoca-sensacion-superfuerza-alucinaciones-agresividad_2015072200209.html (Acceso 22/07/2015)
  3. Flakka, la ‘droga de Hulk’, ya está en España. URL disponible en:http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201507/22/droga-hulk-20150721113023.html (Acceso 22/07/2015)
  4. Éxtasis (MDMA) adulterado con alfa-PVP un potente estimulante. URL disponible en:http://energycontrol.org/analisis-de-sustancias/resultados/alertas/513-extasis-mdma-adulterado-con-alfa-pvp-un-potente-estimulante.html (Acceso 23/10/2013)
  5. McCall H, Adams N, Mason D, Willis J. What is chemsex and why does it matter? BMJ. 2015 Nov 3;351: 5790. doi: 10.1136/bmj.h5790.
  6. Watch the Trailer for Our New Film, ‘Chemsex’ . URL disponible en:http://www.vice.com/en_uk/video/watch-the-trailer-for-our-new-film-chemsex-422 (Acceso 18/12/2015)
  7. Maratón de sexo y droga en Chueca . URL disponible enhttp://www.elmundo.es/madrid/2015/11/03/56393728ca4741b8788b462e.html (Acceso 18/12/2015)
  8. Una moda en auge con graves riesgos para la salud URL disponible en http://www.abc.es/sociedad/abci-drogas-y-sexo-o-chemsex-moda-auge-graves-riesgos-para-salud-201511152119_noticia.html (Acceso 18/12/2015)
  9. El ‘chemsex’ (72 horas de sexo y drogas) y otras prácticas de riesgo favorecen la transmisión del VIH. URL disponible en: http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/salud/2015/11/25/el-chemsex-horas-sexo-drogas-otras-practicas-riesgo-que-aumentan-los-contagios-vih-651840-1381024.html (Acceso 01/12/2015)
  10. Uso JC. “¿Nos matan con heroína?” Ed. Libros Crudos 2015
  11. Gamella F et al. (2015). El triunfo mediático del «éxtasis». Drogas de síntesis en la prensa española, 1987-2000. En J. García del Castillo y C. López (Eds.), Manual de estudios sobre cocaína y drogas de síntesis (pp.59-116), Madrid: Edaf. URL disponible en:https://www.researchgate.net/publication/272575948_El_triunfo_mediatico_del_extasis_Drogas_de_sintesis_en_la_prensa_espanola_1987-2000

Visto en Lasdrogas.info.

Riesgos asociados al consumo de Éxtasis [3]

Imagen

Por Fernando Caudevilla

Entrada original en Cannabis Magazine.

IV.8. Tolerancia

El cuerpo humano tiene una gran capacidad de adaptación ante los estímulos externos. El desarrollo de la musculatura ante el ejercicio físico repetido o el cambio de color de la piel tras la exposición a los rayos del sol son ejemplos de respuestas del organismo ante determinadas situaciones. De la misma forma, al tomar algunas sustancias de forma repetida, el cuerpo «aprende» a eliminarlas de forma más rápida y eficaz, y además aparecen cambios en el sistema nervioso que compensan sus efectos. A este fenómeno, que aparece sólo con determinados fármacos o drogas, se le conoce con el nombre de «tolerancia».

Con la MDMA la tolerancia farmacológica aparece de forma muy rápida. En las notas de Shulgin (Shulgin y Shulgin, 1991) se hace referencia a un estudio en el que «se consumió MDMA a las 9:00 a.m. todos los días durante casi una semana (120 miligramos el primer día y 160 miligramos los días siguientes) y hacia el quinto día no se obtuvieron efectos de la droga excepto cierta midriasis (dilatación pupilar). E incluso ésta desapareció al sexto día. (…) Una abstinencia completa de cualquier droga durante otros seis días produjo la inversión de esta tolerancia, y 120 miligramos de MDMA produjeron sustancialmente los efectos esperados». Muchos usuarios recreativos han experimentado alguna vez esta misma situación y saben que, al consumir MDMA durante dos días seguidos, los efectos son menores. Además, los efectos adversos durante la experiencia y en los días siguientes se incrementan de forma notable.

fotoextasistolerancia aumentando las dosis de forma sucesiva. A corto plazo esta estrategia funciona relativamente bien con drogas como el alcohol, la cocaína, la heroína o las benzodiacepinas, aunque también es uno de los motivos que explican el elevado potencial de adicción de estas drogas. Con la MDMA el aumento de las dosis lleva aparejado un incremento en los efectos adversos a corto y medio plazo y pérdida de los efectos deseados, lo que limita el potencial de abuso de esta sustancia para la mayoría de las personas. El tiempo mínimo para revertir la tolerancia parece ser de una semana, aunque algunos usuarios recreativos que utilizan MDMA de forma continuada cada fin de semana pueden llegar a utilizar dosis de diez, quince o veinte pastillas al cabo de unos meses.

El fenómeno de tolerancia no se desarrolla sólo frente a una droga determinada, sino que puede presentarse al tomar otras que tengan una estructura química parecida. Esto se conoce con el nombre de «tolerancia cruzada». En ratas (Zacny et al., 1990) se ha demostrado que existe tolerancia cruzada entre la MDMA y la metanfetamina, pero no entre la MDMA y la mda. Con respecto a la mda, en sus trabajos Shulgin también menciona un experimento en el que, después de haber consumido MDMA en días sucesivos y desarrollar tolerancia completa a esta droga, «se administró 120 mg de MDA y la respuesta fue sustancialmente normal con la misma cronología, rechinar de dientes y, como mucho, una ligera disminución en los efectos mentales». A falta de más estudios, los datos sugieren que la tolerancia cruzada entre MDMA y metanfetamina es mayor que la que aparece entre MDMA y mda, pese a ser las tres drogas muy parecidas en cuanto a su estructura química.

IV.9. Pérdida de la magia.


Muchas de las personas que toman éxtasis relatan que la primera vez tuvo una intensidad y profundidad que no se presenta en ninguna de las siguientes ocasiones. Algunas personas refieren además que algunas de las características que más valoran de la MDMA se van perdiendo a lo largo del tiempo, según adquieren mayor experiencia con la droga. Este hecho parece característico de la MDMA o al menos no se comunica con esta frecuencia con otras drogas. Entre los diferentes motivos para dejar de consumir alcohol o cocaína no suelen citarse razones como que «la experiencia ya no aporta nada nuevo» o «los efectos que me gustaban son cada vez menores». Además, este fenómeno es diferente al de la tolerancia farmacológica, pues puede presentarse incluso dejando espacios razonables de tiempo entre los consumos y parece estar más relacionado con la cantidad total de MDMA consumida a lo largo de la vida que con la frecuencia de administración. Aunque se ha propuesto el término científico «tolerancia crónica» para definir esta propiedad, es más conocida por la denominación utilizada originalmente por Shulgin: «pérdida de la magia» (loss of magic).

La «pérdida de la magia» no se manifiesta de la misma manera en todas las personas. Se suele decir que la intensidad de la experiencia disminuye de forma notable a partir de las diez o doce primeras veces aunque hay personas que lo manifiestan desde la segunda o tercera ocasión y en otras no se presenta de forma pronunciada a pesar de haber tomado MDMA durante años. En ese sentido, es muy llamativo que este fenómeno se haya observado en distintos estudios sobre usuarios recreativos (Parrott, 2005), pero no en entornos psiconáuticos o terapéuticos. En el estudio sobre psiquiatras que habían consumido MDMA (Liester et al., 1992) se preguntó sobre este asunto a los catorce que habían consumido MDMA en más de una ocasión y «ninguno dijo haber utilizado dosis progresivamente elevadas de MDMA ni se encontraron cambios de importancia con el uso repetido en la intensidad, placer o introspección obtenidas con la experiencia», aunque algunos de ellos habían tomado MDMA entre 10 y 25 ocasiones diferentes. No es posible obtener conclusiones definitivas a partir de tan pocos casos, pero los datos sugieren que las diferencias en el contexto, las expectativas, las motivaciones y la forma de uso pueden tener alguna relación con la «pérdida de la magia».

Tampoco puede aceptarse como una verdad inalterable el hecho de que «la primera vez es la mejor». Este tipo de mensajes, como el propio fenómeno de la «pérdida de la magia», puede tener un efecto importante de sugestión sobre el consumidor. En realidad, bastantes usuarios recreativos disfrutan más de su segunda prueba, en la que el miedo a lo desconocido y las barreras psicológicas a la experiencia son menores. Por supuesto, la cantidad de MDMA que se utilice también es determinante y sólo es posible sentir los efectos en toda su magnitud con una dosis suficiente. En cualquier caso, la diferencia entre los efectos de las primeras tomas y las siguientes puede explicarse por el efecto de la novedad. Por ejemplo, la primera vez que un niño descubre un parque de atracciones quedará fascinado por el festival de luces, sonidos y colores que se presenta ante sus ojos. Es seguro que ese niño seguirá encantado con la noria y los tiovivos en sucesivas visitas, pero no de la misma forma: el efecto sorpresa de la primera vez, la sensación de descubrimiento de un territorio desconocido, se habrá perdido para siempre. Por supuesto, si el niño continúa yendo todos los fines de semana al parque de atracciones como actividad principal de su tiempo de ocio, es previsible que al cabo de pocos meses termine cansado y asqueado de los payasos y el tren de la bruja. De la misma forma y sin necesidad de que aparezca tolerancia farmacológica, la persistencia en el uso de éxtasis en los mismos contextos y con las mismas motivaciones termina necesariamente aburriendo a la mayoría de las personas.

Si el mismo niño acude al circo, la visión de las fieras le producirá una mezcla de asombro, admiración y miedo. Para la mayoría de los adultos, sin embargo, este espectáculo produce lástima o tristeza. Así, la disminución o el cambio en los efectos puede explicarse como consecuencia de los cambios de tipo psicológico y vital que se producen en las personas a lo largo del tiempo. Los consumidores que dicen que «el éxtasis de ahora es peor que el de hace diez años» no caen en la cuenta de que ellos tampoco son los mismos que eran hace diez años. La propia experiencia con MDMA puede ser un elemento muy importante en estos cambios siempre que la persona sea consciente de esto y esté dispuesta a asumirlo. Algunas personas son capaces de incorporar a su vida cotidiana elementos y experiencias que han vivido bajo los efectos del éxtasis. Es posible aprender formas diferentes de relacionarse y comunicarse con los demás, así como comprenderse a uno mismo y entender su propia vida de una forma más cálida. Para Bruce Eisner (Eisner, 1995), la MDMA no produce tanto un «estado alterado de consciencia» como un «estado alternativo de consciencia» en el que las defensas psicológicas se desvanecen, pero que constituye una experiencia real en sí (entendiendo real como «cotidiano» o «habitual»). Desde esta óptica, cuando los elementos del estado alternativo de consciencia se incorporan en la consciencia habitual, la diferencia entre los dos estados se reduce y por tanto los efectos de la MDMA son menores. El consejo de Eisner en ese momento es: «cuando hayas recibido el mensaje, cuelga el teléfono», indicando la necesidad de suprimir o reducir el uso de MDMA una vez que se ha aprendido todo lo que la sustancia puede dar de sí.

Desde otro punto de vista, hay factores de tipo neuroquímico que pueden contribuir a explicar la «pérdida de la magia». Las neuronas del cerebro están acostumbradas a liberar una cantidad de serotonina que se acopla a un número determinado de receptores. Cuando el cerebro se habitúa a liberar grandes cantidades de serotonina, el número y la densidad de los receptores de las sinapsis disminuyen como una respuesta adaptativa para compensar este efecto. Esta regulación a la baja de los receptores (que no implica un efecto tóxico y se ha vinculado con el mecanismo de acción de algunos antidepresivos ?Meyer, 2001?) aparece también en el consumo humano de MDMA (Reneman, 2000). Es posible que estos cambios neuroadaptativos estén en relación con el fenómeno de la «pérdida de la magia».Aunque los receptores muestran una tendencia a recuperar su densidad previa tras abstinencias prolongadas, no está claro si vuelven a la situación previa ni cuánto tiempo tardan en hacerlo.

IV.10. Potencial de abuso:

Las encuestas y estudios sobre el consumo de MDMA nos muestran que la mayoría de los usos son de tipo experimental o esporádico. Muchas de las personas que prueban el éxtasis no vuelven a utilizarlo nunca más o lo hacen de forma puntual, bien porque ya han satisfecho su curiosidad, no sienten la necesidad ni el interés de hacerlo o simplemente no tienen un acceso sencillo a la sustancia. Otras personas repiten la experiencia con regularidad, aunque la frecuencia con la que lo hacen puede ser muy variable. Algunos toman MDMA cada mes, o cada dos o tres meses, evitando la aparición de tolerancia y disminuyendo el efecto de«pérdida de la magia». Otras personas tienen patrones de consumo más frecuente, aunque el número de personas que la usa semanalmente durante largo tiempo es escaso. Según las encuestas del pnd, el número de personas de entre 15 y 64 años que ha tomado éxtasis alguna vez en su vida ha experimentado una tendencia creciente (2% en 1995 frente a 4,2% en 2003), mientras que el número de personas que dicen haberlo tomado en el último mes (lo que suele correlacionarse con el consumo habitual) tan sólo pasó del 0,3% en 1995 al 0,4% en 2003 (pnd, 2003).

Así, propiedades farmacológicas como las de tolerancia y «pérdida de la magia» hacen que el potencial de adicción de la MDMA sea bajo. O por lo menos según el sentido clásico del término. Para la mayoría de las personas, la adicción suele asociarse con la imagen del heroinómano o el alcohólico: personas que consumen una droga de forma diaria y en cantidades crecientes durante largos períodos de tiempo, incapaces de controlar su consumo de drogas a pesar de esforzarse, que no utilizan drogas por el placer de sus efectos sino para ser capaces de funcionar con relativa normalidad y evitar un síndrome de abstinencia y que por lo general acaban teniendo graves problemas de salud, familiares y económicos. Es en ese sentido en el que se puede considerar que el potencial de adicción de la MDMA según este modelo es prácticamente nulo. En todo el mundo sólo hay descritos tres casos que se podrían encuadrar en esta categoría de «adictos al éxtasis» (Jansen, 1999). Se trataba de consumidores intensivos de alcohol y otras drogas ilegales, con antecedentes familiares de enfermedades mentales graves, que llegaron a la administración intravenosa diaria o intranasal de dosis altas de MDMA. Uno de ellos, tras haber presenciado una escena de asesinato y suicidio, desarrolló un trastorno de estrés postraumático. Pero, por las características peculiares de estos consumidores, este tipo de casos no pueden considerarse como representativos y constituyen una anécdota excepcional.

Sin embargo, los estudios más importantes sobre patrones de consumo de usuarios recreativos reflejan la existencia de una minoría de personas que utilizan MDMA con una frecuencia muy elevada. En el estudio español más completo sobre patrones de consumo de éxtasis (Gamella, 1997) se describe la existencia de un 14% de usuarios intensivos (han tomado entre 100 y 399 veces) y compulsivos (más de 400 veces). Un 2,9% de los 418 usuarios entrevistados tomaban éxtasis «más de diez veces al mes». Los datos son similares a los de otro estudio australiano (Solowij, 1992) sobre cien usuarios, en los que el 8% manifestaba tomarlo todos los fines de semana y un 3% varias veces a la semana, o una encuesta de una universidad británica en Internet en la que el 12% de los 282 participantes había tomado MDMA en cien ocasiones o más (Scholey, 2004).

Así, una minoría de usuarios presentan patrones de consumo que no pueden ser clasificados como de «dependientes» en el sentido clásico de la palabra pero en los que se puede hablar de un consumo excesivo o problemático, con riesgos evidentes para la salud física y mental. Estas personas suelen ser individuos con alta impulsividad, y dificultad para controlar sus impulsos, que también tienen problemas con otras drogas legales o ilegales (Lieb, 2002). En la mayoría de los casos el consumo excesivo de MDMA puede considerarse como un síntoma que aparece en determinadas personalidades, más que como un problema generado por la sustancia. En otros casos estos patrones de consumo pueden estar en relación con un intento de «automedicación». El caso descrito por Jansen de un paciente con estrés postraumático es un buen ejemplo. Al hablar de la tolerancia, se mencionó que la administración repetida de MDMA da lugar a aparición de efectos anfetamínicos, que pueden ser precisamente los deseados por cierto tipo de consumidores. En cualquier caso, estos patrones de consumo sólo se han descrito en usuarios recreativos y nunca con otros tipos de usos de la MDMA. Aunque pueda parecer una obviedad, este hecho resalta la importancia de los factores de tipo contextual en el desarrollo de patrones de consumo problemático de drogas.

Las encuestas de población proporcionan una especie de «foto fija» que nos muestra un pequeño número de consumidores intensivos. Pero es muy importante conocer cuál es la evolución de este fenómeno en el tiempo. ¿Qué sucede con los patrones de consumo de estas personas al cabo de unos años? Como se comentó en el capítulo sobre trastornos psiquiátricos, los estudios de seguimiento de poblaciones son los más adecuados para responder a esta pregunta. La misma población utilizada en el estudio sobre salud mental en Zurich se aprovechó para investigar la evolución de los patrones de consumo durante cuatro años (von Sydow, 2002). Después de ese período, el 87,7% de los jóvenes que al principio del estudio decían haber tomado éxtasis de forma ocasional o esporádica y el 70% de los que eran usuarios intensivos habían dejado de consumir. Según los resultados de esta investigación, para la mayoría de los usuarios recreativos el consumo de éxtasis forma parte de una etapa en su vida que finaliza al llegar a la edad adulta, incluso en muchos de los consumidores intensivos. Sin embargo, como en otros muchos aspectos y actividades de la vida, existe una pequeña proporción de personas que persisten en el uso de esta sustancia de forma compulsiva.

 

SEGUIR LEYENDO

Capítulo 1Capítulo 2 – Capítulo 3

Riesgos asociados al consumo de Éxtasis [2]

Dos de los factores que suelen preocupar más a los consumidores de drogas -en este caso de MDMA- son por un lado el peligro de muerte o lesiones físicas que ello pueda conllevar y por otro la neurotoxicidad de la sustancia en si. ¿Nos come las neuronas? Sigue leyendo y encontrarás respuestas.

Por Fernando Caudevilla

Entrada original en Cannabis Magazine.

6. Mortalidad.

Los datos más detallados y completos sobre la mortalidad provocada por el éxtasis provienen del Reino Unido, país en el que se estima que hay unas 730.000 personas que lo consumen habitualmente (The Observer, 28/9/03). Entre 1996 y 2002 se detectaron un total de 202 muertes relacionadas con mdma y derivados (Schifano, 2004), con una tendencia progresivamente creciente (doce fallecidos en 1996-1997, frente a 72 en 2001-2002). Los análisis toxicológicos detectaron mdma en 143 casos; en el resto de las muertes se encontraron otras sustancias (mda, mde, pma) o no se pudieron realizar los análisis. De forma sorprendente, en un 48% de los casos se detectaron además heroína y otros opiáceos: muchos de los fallecidos eran «toxicómanos conocidos en los servicios sanitarios» (Schifano, 2003). Únicamente en 34 casos la mdmafue la única droga detectada.

En España, en el mismo período (1996-2002), el número de muertes tras sufrir una reacción aguda a drogas es de 2.023 personas. En un total de 42 casos (2,07% del total) se detectó la presencia de mdma o derivados en la sangre de los fallecidos. Únicamente en cinco casos la causa de la muerte puede atribuirse de forma segura y exclusiva al éxtasis (tres en 2000 y dos en 2001). En veinticuatro casos aparecen combinaciones de heroína, cocaína y/o metadona con mdma (Memorias int, 1996-2002).

Toda muerte prematura constituye un drama humano, pero analizando los datos resulta indiscutible que el riesgo de morir tras consumir mdma es bajísimo desde un punto de vista estadístico. La mortalidad relacionada con el éxtasis es similar numéricamente a la provocada por la aspirina o en accidentes domésticos (McKenna, 2002). En España se producen cada año 12.000 fallecimientos directamente relacionados con el alcohol y 55.000 con el tabaco. Cualquier comparación resulta obscena. Si consideramos además la escasa información que tienen la mayoría de los consumidores de éxtasis, las dificultades para conocer la dosis que se está tomando y las condiciones en las que se realizan muchos consumos, la mortalidad podría ser mucho menor adoptando políticas de drogas más razonables que las actuales.

7. Neurotoxicidad.

Al administrar mdma a animales de experimentación en ciertas condiciones aparecen alteraciones en su sistema nervioso. Algunos científicos opinan que estos mismos efectos pueden producirse en humanos. Ya que el número de neuronas del cerebro es muy elevado y decrece con la edad, las consecuencias no se harían evidentes de forma inmediata, sino que se manifestarían a lo largo de las próximas décadas, donde asistiremos a un incremento del número de enfermedades degenerativas del sistema nervioso (del estilo de los síndromes de Parkinson o Alzheimer), así como trastornos psiquiátricos. Así, por sus potenciales consecuencias, la neurotoxicidad de la mdmaes una de las cuestiones más estudiadas sobre esta sustancia, además de una de las más polémicas.

En 1986 se publicó la primera investigación que señalaba alteraciones en el cerebro de ratas a las que se había administrado mdma. Desde entonces y hasta ahora se han llevado a cabo decenas de investigaciones en animales de experimentación: ratas, ratones, monos ardilla, macacos, babuinos… El equipo del departamento de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por la doctora Isabel Colado, es uno de los más importantes del mundo en esta línea de investigación.

Los resultados de estos estudios muestran que la mdmaafecta de forma selectiva a las neuronas del sistema de la serotonina. En las autopsias de los animales a los que se administra mdma, los niveles de serotonina y de sus metabolitos se encuentran considerablemente disminuidos, los axones muestran signos de degeneración al microscopio y aparecen alteraciones en el funcionamiento de estas neuronas. También se han demostrado alteraciones en el comportamiento de animales tratados con mdma. Algunas circunstancias hacen que estos efectos se intensifiquen: al administrar mdma a animales en un ambiente caluroso, los efectos tóxicos son más intensos. Igualmente, al privar a los animales de acceso a agua o hacinarlos, la toxicidad es mayor.

La mayoría de los científicos consideran que estas alteraciones son la prueba más sólida de los efectos neurotóxicos de la mdma, aunque otros opinan que se trata de cambios adaptativos, ya que los cuerpos neuronales no se ven afectados. Pero la cuestión más importante es saber si estas las alteraciones encontradas en animales pueden aplicarse al consumo en humanos y cuál es su significado.

En ese sentido, son muchas las objeciones. Las dosis y vías de administración difícilmente pueden compararse a las humanas. Una dosis media de mdma en humanos oscila entre 1,5-2 mg/kg de peso. En animales, las dosis utilizadas en los estudios oscilan entre los 10-40 mg/kg de peso, repitiéndose en ocasiones la administración durante varios días o varias veces al día. La vía de administración es también muy importante. En humanos la mdmase utiliza fundamentalmente por vía oral, mientras que en los experimentos la mdmase inyecta directamente en el músculo, en las venas o en el abdomen del animal, con lo que se consiguen concentraciones de la sustancia mucho mayores.

El motivo de utilizar dosis tan elevadas está en relación con el metabolismo de los animales. El metabolismo de los animales de pequeño tamaño como ratas y ratones es muy distinto al de los humanos (una rata puede comer el equivalente a su propio peso varias veces al día). La forma en la que los riñones y el hígado degradan los productos químicos es muy diferente según la especie, dando lugar a efectos distintos. Por ejemplo, la neurotoxicidad de lamdmasobre los ratones es muy distinta a la que se produce en las ratas. E incluso dentro de la misma especie pueden verse diferencias importantes: algunas razas de ratas ―Wistar, Sprague-Dawley― son mucho más resistentes a los efectos tóxicos que otras ―Dark Agouti― (Green et al., 2003). Todos estos motivos hacen que no sea posible obtener conclusiones para el consumo humano a partir de estos datos. De hecho, al administrar a animales de experimentación dosis masivas de algunos fármacos antidepresivos (fluoxetina o sertralina) o derivados anfetamínicos que han sido utilizados en el tratamiento de la obesidad (sibutramina y dexfenfluramina), las alteraciones que se observan en el cerebro de los animales son similares a las producidas por mdma (Kalia et al., 2000).

La experimentación en animales puede ser interesante desde un punto de vista científico o teórico, pero no permite extraer conclusiones útiles y prácticas de cara al consumo en humanos. Con este objetivo se han llevado a cabo diferentes tipos de investigaciones en consumidores de éxtasis para aclarar si la neurotoxicidad encontrada en los animales tiene alguna expresión en los humanos. Los estudios más importantes en humanos son los estudios de neuroimagen y los de función psicológica.

Las técnicas de radiología como la tomografía axial computerizada (tac) o la resonancia magnética nuclear (rmn) permiten observar cómo es físicamente el interior del cerebro. Las nuevas técnicas de neuroimagen desarrolladas en la última década (pet ―tomografía por emisión de positrones― y spect ―tomografía por emisión de fotones simples―) permiten además valorar su grado de funcionamiento. Esto se consigue a través de escalas de color de distinta intensidad y brillo, que muestran la actividad del cerebro. Se han llevado a cabo distintos estudios empleando técnicas de pet y spect, comparando las imágenes obtenidas enconsumidores y no consumidores de éxtasis. En la mayoría de los estudios se ha observado que ciertos parámetros (cantidad de receptores cerebrales de serotonina, intensidad del flujo sanguíneo del cerebro yconsumo de glucosa) se encuentran disminuidos en las personas que consumen éxtasis, indicando posibles daños en el cerebro.

Los estudios de función psicológica consisten en diversos tests que miden funciones cognitivas concretas (memoria, atención, tiempo de reacción, agresividad, estado de ánimo…). Cuando se comparan los resultados obtenidos entre consumidores y no consumidores, se observa que los primeros obtienen puntuaciones inferiores en muchas de estas pruebas psicológicas. La memoria, en particular la memoria a corto plazo (la capacidad para aprender, retener y recordar nuevos conceptos), es la función que con más frecuencia se ve afectada en este tipo de estudios.

Pero nuevamente conviene analizar los resultados con detenimiento antes de sacar conclusiones precipitadas. Estos estudios presentan una serie de limitaciones que merecen ser tenidas en cuenta. La más importante de ellas es que de forma constante se trata de estudios en los que el grupo de consumidores de éxtasis ha consumido cientos, en ocasiones miles de comprimidos durante largos períodos de tiempo. El estilo de vida de estos consumidores intensivos implica con frecuencia alteraciones en el sueño y la alimentación, como consecuencia de permanecer despiertos durante largas fiestas con ayuda de estimulantes. Los participantes no son sólo consumidores de mdma, sino también de anfetaminas, cocaína, alucinógenos, alcohol y cannabis. Cuando esta última sustancia se consume de forma habitual, las puntuaciones en los tests de memoria pueden verse afectadas durante semanas. Tampoco está claro si las alteraciones encontradas en estas investigaciones corresponden a cambios adaptativos reversibles con la abstinencia o a lesiones verdaderamente irreversibles.

Con los datos disponibles hasta el momento podemos aventurar dos conclusiones. Primera: la mdma es tóxica a partir de una determinada dosis para el sistema nervioso de todas las especies animales estudiadas, por lo que es lógico suponer que ciertas pautas de consumo puedan producir daños. Segunda: los consumidores intensivos de grandes cantidades de mdma (y otras drogas) presentan alteraciones que sugieren algún grado de afectación del sistema nervioso. Pero no existe evidencia de que una dosis habitual de mdma o varias dosis suficientemente separadas en el tiempo produzcan efectos tóxicos permanentes. Desde mediados de los años setenta se han consumido millones de dosis de mdma sin que exista evidencia de sus efectos neurotóxicos en la mayoría de las personas: las que la utilizan de forma ocasional o esporádica.

SEGUIR LEYENDO

Capítulo 1 – Capítulo 2 – Capítulo 3

Riesgos asociados al consumo de Éxtasis [1]

Por Fernando Caudevilla.

Entrada original en Cannabis Magazine.

Los peligros para la salud relacionados con el éxtasis (muertes, daños sobre el sistema nervioso, enfermedades psiquiátricas…) son la faceta más conocida de esta sustancia para el público en general. La mdma, como cualquier otra sustancia (un fármaco de prescripción médica o una droga) puede producir efectos que causen graves daños a la salud o lleguen a poner en peligro la vida. Estos aspectos merecen un análisis detallado y una explicación en profundidad para poder estimar los riesgos en su justa proporción. Si se sobrestiman, muchos consumidores pueden sentirse engañados y perder la confianza al sentir cómo su experiencia personal contradice las informaciones alarmistas. Si se minusvaloran es más probable que algunas personas adopten comportamientos arriesgados o imprudentes que pongan en riesgo su salud.

Cuando la mdmaes utilizada por una persona sana y en las dosis recomendadas la aparición de reacciones adversas graves es muy poco frecuente, aunque posible. En la gran mayoría de los casos la toxicidad aparece tras tomar dosis excesivas de mdma, a veces mezclada con otras drogas distintas, y/o no guardar una serie de precauciones básicas. No se conocen casos de toxicidad al administrar la sustancia en ensayos clínicos ni en relación con su uso terapéutico. El hecho de que la práctica totalidad de los casos conocidos estén en relación con el uso recreativo sugiere que hay muchos factores no dependientes de la propia sustancia que influyen en la toxicidad.

Golpe de calor.

El organismo humano necesita mantener su temperatura dentro de unos límites muy estrechos. Para mantenerse alrededor de los 37º c, el cuerpo dispone de mecanismos que se activan para producir o eliminar el calor cuando varía la temperatura externa. En circunstancias extremas de temperaturas muy altas, elevada humedad y falta de ingesta de líquidos frescos, el organismo puede llegar a perder la capacidad de autorregular su temperatura. En un principio puede aparecer dolor de cabeza, mareo, palidez en la piel, dificultad para respirar, náuseas y vómitos. Pero, si la temperatura del cuerpo sube unos pocos grados centígrados, se puede producir un colapso general del organismo de consecuencias mortales.

Los niños y sobre todo los ancianos son las personas más susceptibles de sufrir un golpe de calor (hipertermia). En Francia, durante la ola de calor de agosto de 2003 se contabilizaron más de 2.500 muertes en quince días directamente provocadas por un golpe de calor. Se conocen cientos de casos de golpe de calor en personas expuestas a altas temperaturas por motivos laborales (agricultores, militares…). La hipertermia es, además, una de las causas más frecuentes de muerte súbita en atletas, ciclistas y futbolistas.

Con respecto a los golpes de calor relacionados con el éxtasis, se conoce que la mdmacuando se toma a las dosis habituales no eleva la temperatura del cuerpo por sí misma, pero disminuye la capacidad del cuerpo para autorregularse ante cambios bruscos de la temperatura en el ambiente. En los últimos veinte años se han documentado unos setenta casos en todo el mundo de golpe de calor asociado al éxtasis, aunque es probable que los casos no comunicados sean más. La mayoría de las veces la hipertermia está en relación con dosis excesivas de mdma, condiciones de calor ambiental y humedad elevadas y ejercicio físico muy intenso (personas que bailan durante muchas horas en discotecas abarrotadas y con deficientes condiciones de ventilación). También se conocen casos de hipertermia en personas que han tomado entre treinta y cincuenta comprimidos de golpe con intención suicida. De forma anecdótica existen unos pocos casos en los que el golpe de calor apareció tras dosis normales en ausencia de ambientes cálidos.

Algunos científicos opinan que ciertas personas son más propensas a padecer este tipo de efectos y han relacionado su aparición con problemas en una de las enzimas encargadas de degradar la mdma. Se sabe que la enzima cyp 2d6 funciona de forma defectuosa en el 3-10% de las personas de raza blanca. En estas personas la mdmaactuaría durante más tiempo en el organismo y las dificultades para eliminarla serían mayores, favoreciendo el riesgo de intoxicación. Sin embargo, hay muchas objeciones a esta hipótesis. En primer lugar, se sabe que son muchas las enzimas implicadas en la degradación de la mdmaen el organismo. Si el mal funcionamiento de la enzima fuera la única causa, el número de casos esperables de muertes y casos de toxicidad grave sería mucho mayor que los que se producen en realidad. No se encontró ni un solo caso de enzima defectuosa en un estudio sobre siete intoxicados graves por mdma (O’Donohoe et al., 1998). Aunque el número de casos de este estudio es muy bajo, al menos indica que la deficiencia de actividad en la cyp 2d6 no es una condición necesaria ni suficiente para que aparezca toxicidad.

Hiponatremia.

Tras la aparición de los primeros casos de hipertermia se extendió el mensaje de que para protegerse de este riesgo es necesario beber abundantes líquidos mientras se está bajo los efectos del éxtasis. En efecto, evitar los ambientes excesivamente calurosos, descansar de vez en cuando y mantenerse hidratado son medidas que reducen el riesgo de golpe de calor. Pero una hidratación excesiva también puede dar lugar a problemas.

La mdma actúa sobre uno de los mecanismos que tiene el cuerpo para eliminar los líquidos (hormona antidiurética), dificultando su expulsión. Algunos consumidores, en su afán de evitar el riesgo de hipertermia, pueden llegar a beber enormes cantidades de agua. Como resultado, el agua se retiene en el organismo y se diluyen los componentes de la sangre, especialmente el sodio (hiponatremia). Los primeros síntomas suelen ser mareo y confusión. Si el trastorno persiste y el agua entra en las neuronas del cerebro, se produce un aumento de volumen (edema cerebral) que puede llegar a afectar a los centros de control de las funciones vitales, llevando a la muerte.

Hasta el momento se han registrado y estudiado en el mundo unos veinte casos de hiponatremia, cuatro de ellos con resultado mortal (Budisavljevic et al., 2003). Todos ellos son mujeres jóvenes (que, por cuestiones hormonales, parecen estar más predispuestas a estos efectos) que habían bebido enormes cantidades de agua, llegando hasta los diez litros en algunos casos.

Toxicidad hepática.

Hay datos que señalan que el éxtasis puede causar daño en el hígado de algunas personas. Se han comunicado casos de hepatitis (inflamación del hígado) e ictericia (coloración amarillenta de la piel) después del consumo de éxtasis en personas jóvenes sin historia previa de consumo excesivo de alcohol ni signos de hepatitis infecciosa. Muchos de estos casos se recuperan de forma espontánea al dejar de consumir la sustancia pero en otros se ha producido un fallo del hígado que ha obligado a realizar un transplante. En general, el daño en el hígado se produjo después de consumos repetidos, aunque hay también casos descritos tras haber tomado uno o unos pocos comprimidos.

La toxicidad hepática de la mdmaen altas dosis está demostrada en animales de experimentación, por lo que muchos de estos casos corresponden a daños producidos por esta sustancia. Pero la gran variedad de manifestaciones que tiene la toxicidad por éxtasis en humanos sugiere que, en algunos de ellos, la presencia de posibles adulterantes pueda ser una explicación. Como anécdota, podemos señalar el caso de seis jóvenes alemanes que en 1997 tuvieron problemas hepáticos tras tomar mda en una fiesta. La sustancia que habían consumido no era metilendioxianfetamina sino metilendianilina, un producto químico utilizado en la fabricación de espumas de poliuretano cuyas siglas son las mismas que las de la droga (Tillmann, 1997).

IV.4. Otros efectos tóxicos de tipo físico.

Como todas las sustancias con acción estimulante, la mdmaincrementa la frecuencia del latido cardíaco y eleva la tensión arterial. La aparición de crisis de hipertensión, angina, infartos de miocardio, hemorragias y trombosis cerebrales, etc., es posible aunque, como en los casos anteriores, las dosis, circunstancias del consumo y mezcla con otras drogas son factores de importancia.

En algunos consumidores muy intensivos se han descrito problemas dentales debido al desgaste de los dientes producido por una tensión de la mandíbula potente y mantenida. También se han descrito otras complicaciones (dermatológicas, hematológicas, urológicas, neurológicas, oftalmológicas, renales, reumáticas…), pero se trata de casos aún más aislados y esporádicos.

IV.5. Problemas psiquiátricos.

Se ha relacionado el consumo de mdma con la aparición en algunos consumidores de ciertos trastornos psiquiátricos. Los casos más numerosos son aquéllos relacionados con psicosis, depresión, trastornos de ansiedad y trastornos del sueño, aunque también se conocen casos de suicidio, flashbacks (reexperimentación involuntaria de los efectos), manía, agresividad y trastornos disociativos, entre otros.

Sin embargo, la relación entre las drogas y los problemas de salud mental es una cuestión muy complicada y en muchas ocasiones resulta difícil conocer si el consumo de una determinada sustancia es causa, consecuencia o no guarda ninguna relación con el desarrollo de un determinado trastorno psiquiátrico. La edad en la que muchas personas empiezan a consumir drogas coincide con la edad en la que se manifiestan muchas enfermedades mentales. Por otro lado, las frecuencias de consumo de todas las drogas son mayores entre las personas que padecen enfermedad mental en comparación con la población general. En ocasiones el uso de drogas puede suponer un intento más o menos inconsciente de automedicación ante los primeros síntomas de una enfermedad mental.

Los estudios de seguimiento de poblaciones son los más adecuados para investigar este tipo de cuestiones, aunque se trata de estudios muy costosos y complicados de llevar a cabo. Consisten en reclutar a un número amplio de personas a quienes se lleva un seguimiento durante años sobre las variables que se quieren estudiar, en nuestro caso consumo de éxtasis y aparición de enfermedades mentales. Sobre este asunto y con este diseño, hasta el momento sólo existen los resultados de una investigación (Lieb, 2002), llevada a cabo durante cuatro años en la ciudad de Munich sobre 2.462 jóvenes de entre 14 y 24 años para averiguar la relación entre el uso de mdma y la salud mental de los consumidores. Entre los usuarios de éxtasis los problemas de tipo psiquiátrico (trastornos afectivos, depresión, ataques de pánico, fobias, trastornos de la alimentación…) se presentaron con una frecuencia hasta tres veces mayor que entre los no consumidores. Pero, al analizar la secuencia en el tiempo, se observó que en el 88,4% de los casos la enfermedad mental estaba ya presente antes del consumo de éxtasis. Según los resultados de este estudio, la relación entre éxtasis y enfermedad mental no consistiría en que la mdmacause enfermedad, sino que las personas con enfermedad psiquiátrica tienen una mayor tendencia a usar éxtasis. En cualquier caso, sería conveniente confirmar estos resultados con otras investigaciones antes de dar por zanjada la cuestión.

El sistema de la serotonina desempeña un papel importante en el control de determinadas funciones como el sueño, el apetito o el estado de ánimo. Los trastornos depresivos están asociados con frecuencia a niveles bajos de serotonina y muchos fármacos utilizados en su tratamiento actúan sobre este sistema. Los estudios de experimentación en animales muestran que dosis muy elevadas o muy repetidas de mdma producen alteraciones duraderas en las neuronas del sistema de la serotonina. No se ha demostrado que este hecho tenga repercusión en el consumo ocasional de dosis habituales en humanos, pero las personas que toman grandes cantidades durante varios días o con tendencia a la depresión pueden estar más expuestas a estos riesgos.

Desde un punto de vista psicológico, la mdma puede alterar el equilibrio de la mente a través de la liberación de emociones y experiencias reprimidas. En palabras del psiquiatra Karl Jansen, «el modelo psicodinámico sostiene que el material causante de ansiedad que es inaceptable para el yo consciente se reprime en el inconsciente, levantándose defensas contra él. La mdmase ha usado en terapia para eliminar estas defensas. ¿Pero qué sucede si estas defensas psicológicas son eliminadas en un contexto no terapéutico? Es posible que parte de este material no pueda volver a ser reprimido (…). Por ejemplo, si durante una experiencia con mdma una persona descubriera que ha sido víctima de abusos sexuales durante la infancia, el hecho sería completamente traumático para la mente. Las posibles consecuencias incluirían la gama de síntomas asociados con las neurosis: ansiedad, trastornos del estado de ánimo, insomnio, pesadillas, abuso de drogas para intentar anestesiar el dolor y trastornos disociativos o de conversión» (Jansen, 2001).

Por otro lado, conviene señalar que ninguna enfermedad mental está producida por una única causa, sino por la concurrencia de distintos factores. Un claro ejemplo de esto podemos verlo en la serie de casos de trastornos psiquiátricos relacionados con éxtasis más amplia de todas las publicadas en la literatura científica (McGuire, 1994). En tres hospitales británicos se encontraron trece casos de enfermedad mental (psicosis, trastornos de pánico, insomnio…) en un período de dos años. Pero siete de ellos ya habían presentado problemas psiquiátricos con otras drogas (cannabis, lsd, cocaína…) y en ocho casos existía una historia familiar de esquizofrenia, abuso de alcohol y drogas, depresión y trastornos de la personalidad. Así, aunque la mdmapueda contribuir al desequilibrio psicológico de personas predispuestas, no existe ningún dato epidemiológico que apunte hacia un incremento de problemas mentales causados por esta sustancia en la población general.

En el próximo capítulo abordaremos aspectos relacionados con la neurotoxicidad, la tolerancia y la mortalidad, entre otros aspectos de riesgo asociados al consumo de MDMA

SEGUIR LEYENDO

Capítulo 1 – Capítulo 2Capítulo 3

Presentación de los libros Pihkal y Tihkal en Barcelona

Queridos amigos psiconautas:

Os informamos de que, después de un año de trabajo de un equipo de siete traductores, especialistas en distintas ramas, junto con el apoyo de varias personas externas al grupo central y la colaboración de celebridades como Jonathan Ott, Antonio Escohotado, José Carlos Bouso, Manuel Guzmán, Fernando Caudevilla, José Carlos Aguirre y la cantante Alaska, por fin podemos contar con una versión en castellano de las magnas obras de los Shulgin, PIHKAL y TIHKAL, que forman la verdadera Biblia de las drogas de síntesis. La dirección donde se pueden conseguir, mediante reserva, es La Editorial Manuscritos. También puede accederse a través de la web Shulgin.es. Aquí puede leerse el contenido definitivo de los libros.

Para financiar el proyecto, en principio se pensó en hacer un crowdfunding, pero para evitar intermediarios se ha optado porque simplemente la editorial que colabora con el equipo del Proyecto Shulgin en Español, Editorial Manuscritos, que ya tiene una larga trayectoria en el mundo del libro, reciba la cantidad correspondiente a las reservas, y con el resultante se hará la edición y los ejemplares se distribuirán a los interesados. Aparte de conseguir las famosas obras del matrimonio Shulgin, quienes hagan la reserva durante el mes de octubre recibirán, como regalo de bienvenida, el libro Pioneros de la coca y la cocaína, que se vendió hace un par de años en formato impreso y que ahora hemos convertido a digital para poderlo enviar a todos los amigos interesados en PIHKAL y TIHKAL. Tened en cuenta que la única forma de asegurarse los libros es hacer la reserva, ya que no sabemos si podremos imprimir ejemplares adicionales para que la editorial los tenga en fondo y se vendan posteriormente. El plazo para hacerla es durante el mes de octubre; cuando finalice se cerrarán las inscripciones y se encargarán a imprenta los ejemplares para los interesados.

Leed el pdf adjunto, y además de amplia información sobre esta edición especial, podréis saber quiénes están detrás de este proyecto que acaba de finalizar, cuyo resultado está en producción editorial y que después se enviará a imprenta para tener por fin los deseados libros de la pareja Shulgin en nuestro idioma.

[wpdm_package id=8448 template=»link-template-extended»]

El observatorio de drogas del ‘Doctor X’

Fernando Caudevilla es un facultativo experto en drogas que navega a contracorriente. Su discurso se aleja del de muchos otros médicos, y por eso recibe consultas de los consumidores de drogas. Hace dos meses una mujer de 57 años con cáncer de pulmón le pidió consejo. La señora había probado con la marihuana para evitar los vómitos que le producía la quimioterapia, le iba bien, pero no sabía si debía seguir consumiendo. Su oncólogo no se pronunciaba. “Quería la opinión de un médico, pero sin juicios morales”, explica Caudevilla cerca del Centro de Salud Puerta Bonita, en Carabanchel, Madrid, donde está realizando una suplencia este verano. El médico madrileño, de 38 años, informó a la mujer de los pros y los contras de su consumo y le dijo que, en caso de que decidiera seguir con la marihuana, usara un vaporizador en vez de fumarla.

A Caudevilla ya se le conoce como el Doctor X . Así le han bautizado en Energy Control, la organización con la que colabora desde hace 12 años. El apelativo, que surgió como una broma —equis es como popularmente se denomina al éxtasis, droga de diseño—, ha acabado dando nombre al consultorio online que mantiene en la web de este colectivo. Allí, los consumidores de drogas le plantean sus dudas.

Energy Control, proyecto de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo, es una plataforma que colabora con el Plan Nacional sobre Drogas y que trabaja en el análisis de las sustancias y en la reducción de riesgos. Su labor se desarrolla en la primera línea, por lo que suelen ser los primeros en enterarse de los cambios que se producen en el mercado. Instalan puestos en fiestas, raves y festivales para que la gente que se dispone a consumir drogas pueda obtener información in situ de qué es lo que va a tomar. En su sede de Barcelona, además, cuentan con un laboratorio en el que analizan muestras que les llevan los consumidores. Energy Control no está a favor ni en contra del consumo; asumen que este se va a producir y, por tanto, procuran ofrecer la máxima información posible al usuario.

El llamado Doctor X es médico de familia y colabora con la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc). Coautor de un estudio sobre la droga 2C-B publicado en la revista científica Journal of Psychopharmacology, ya ha podido comprobar, con sus compañeros de Energy Control, que este verano han vuelto con fuerza las pastillas de éxtasis, un fenómeno que se viene registrando en el último año y medio. “El éxtasis que circula ahora es más potente”, asegura. “Se vuelven a ver pastillas con dosis medias elevadas. Contienen entre 80 y 120 miligramos de MDMA [metilendioximetanfetamina]”. Es decir, si uno consume la misma dosis que hace dos años, tiene más probabilidades de entrar en niveles que implican toxicidad. Tras dos años con gran presencia de cristal (MDMA en polvo), reaparecen las pastis. Entre otras cosas, porque es menos fácil adulterarlas.

Aparecen nuevas legal highs, esas drogas que nadan en el limbo de la alegalidad y que se adquieren por Internet. Sustancias que son fruto de experimentos de laboratorio, no probadas en humanos, y que para cuando son detectadas e ilegalizadas por las autoridades europeas han sido sustituidas por una nueva versión de la que se ha modificado algún componente.

Entre ellas, la metoxetamina, droga similar a la ketamina, que produce, a dosis bajas, una ligera sedación y euforia; y cannabinoides sintéticos como el JWH-250 y el JWH-021. “Potencialmente, estas drogas son mucho más peligrosas que la cocaína, el éxtasis y el cannabis, que conocemos desde hace 80 años. Pasan directamente de la probeta a la pista de baile, y en cualquier momento, aparece una sustancia rara, y mueren cinco personas”, explica. “La solución de siempre, que es ilegalizarlas, no sirve de nada: a la siguiente semana sale otra que es aún más desconocida”.

La otra tendencia que se mantiene es la adulteración de la cocaína con levamisol, un antiparasitario que debilita las defensas y genera un descenso de los glóbulos blancos y problemas en la piel: entre el 50% y el 70% de las cocaínas están adulteradas con esta sustancia (algunas en un 10%; otras, en un 50%), asegura.

Caudevilla, que tiene previsto abrir una consulta en Madrid en otoño, recibe todo tipo de preguntas en su consultorio online de Energy Control. Entre las más frecuentes: compatibilidad de uso cuando se toman otros medicamentos; posibilidades de detección del consumo en análisis rutinarios; e interacciones entre anticonceptivos y drogas.

Visto en El País.

Videos en los que aparece el Doctor X en la Videoteca de Cannabis y más.

Estudio sobre presencia 2CB en España

El proyecto Energy Control de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo ha presentado un estudio en el que se documenta la presencia del 2C-B (4, bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina, nexus) en el mercado ilegal de las drogas recreativas en España, y se caracterizan por primera vez los efectos de esta sustancia en humanos con una metodología científica. El estudio se ha llevado a cabo entre los años 2006 y 2009 en colaboración con científicos del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y el Instituto Municipal de Investigaciones Médicas de Barcelona y se ha publicado en la revista científica Journal of Psychopharmacology.

En la investigación se documenta la presencia del 2C-B en el mercado ilegal español. Se ha confirmado la presencia de esta sustancia en 96 muestras sometidas a examen de laboratorio. La proporción de muestras positivas para 2C-B se dobló entre 2006 a 2009 y evolucionó desde su presentación en polvo a pastillas. Por ejemplo, en el último semestre de 2009 esta sustancia fue detectada en 20 pastillas distintas procedentes de 7 Comunidades Autónomas diferentes. En el periodo estudiado, el 2C-B ha sido una sustancia que se ha encontrado con frecuencia en pastillas que, supuestamente, debían contener éxtasis (3,4-metilendioximetanfetamina, MDMA).

Los investigadores obtuvieron información sobre los efectos del 2C-B a partir de 35 consumidores que habían utilizado esta sustancia. Para ello se utilizaron cuestionarios sobre los efectos subjetivos de la sustancia (datos sociodemográficos, número de experiencias, duración , vía de administración, contexto de uso, efectos subjetivos percibidos, efectos adversos y tóxicos…). Los efectos del 2C-B se valoraron utilizando además dos escalas psicométricas validadas: HRS (Hallucinogen Rating Scale) y VESSPA (Valoración de Efectos Subjetivos de Sustancias con Potencial de Abuso). De forma general, el 2C-B tiene efectos psicodélicos similares a los de los alucinógenos pero con una mayor capacidad de control sobre éstos y más efectos agradables, lo que puede explicar en parte su difusión en entornos recreativos.

Información de contacto:
info@energycontrol.org / +34 902 253 600

Enlace al artículo completo:
www.scribd.com/theendoftheline/d/78622353-2CB-Caudevilla-2012

Autores del estudio:

Fernando Caudevilla-Gálligo 1,2, Jordi Riba 3,4,5,6, Mireia Ventura 7, Débora González 8,9, Magí Farré 8,9, Manel J Barbanoj 4,5,6* and José Carlos Bouso 3,4,5,6

1 Centro de Salud Puerta Bonita I, Madrid, Spain; Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), Spain
2 Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), Spain
3 Human Experimental Neuropsychopharmacology, Barcelona, Spain
4 Centre d’Investigació de Medicaments, Servei de Farmacologia Clínica, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, Spain
5 Departament de Farmacologia, de Terapèutica i de Toxicologia, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
6 Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM
7 Energy Control, Asociación Bienestar y Desarrollo, Barcelona, Spain
8 Human Pharmacology and Neurosciences, Institut de Recerca Hospital del Mar-IMIM, Barcelona, Spain
9 Departament de Farmacologia, de Terapèutica i de Toxicologia, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, Spain
*Deceased

Hablando con: Fernando Caudevilla

El pasado 15 de septiembre estuvimos hablando con Fernando Caudevilla sobre drogas y otros temas.

Gracias a Fernando, a Carmen y a Juan Carlos por prestarse a este primer podcast, sabiendo que no será el último.

Esperamos sea de vuestro agrado.

Escucha el audio de «Hablando con: Fernando Caudevilla«

Seguiremos con audios de este tipo en breve. Ya estamos preparando los siguientes.

Puedes descargar el audio desde aquí.

¿Quieres hacer una pregunta a Fernando Caudevilla?

En estos días vamos a quedar con Fernando Caudevilla para charlar sobre drogas, vamos a grabar la conversación para realizar un podcast que aparecerá en el blog.

Si quieres realizar alguna pregunta a Fernando puedes dejarla escrita en los comentarios o enviarlas a través del formulario de contacto.

Esperamos vuestras preguntas hasta el viernes 16 a las 13:00 horas.

Usos terapéuticos del cannabis

El cannabis es una droga utilizada desde hace más de cuatro mil años con fines industriales, terapéuticos, sacramentales y recreativos. A pesar de las sanciones legales que se aplican en todo el mundo por su tenencia o consumo, es la droga ilegal más consumida.

En España el 28,6% de la población entre 15 y 64 años lo ha probado y el 8,7% la ha utilizado en el último mes. En la población escolar entre 14 y 18 años estas cifras son más elevadas (36,2% y 20,1%) A pesar de las restricciones legales que existen sobre su consumo y comercio,  los datos del Plan Nacional sobre Drogas señalan que  el 75,7% de los ciudadanos entre 15 y 35 años creen que les resultaría fácil o muy fácil obtener hachís o marihuana en menos de 24 horas.

1.- Breve repaso histórico…

En el momento actual, los usos terapéuticos del cannabis constituyen una cuestión social y sanitaria de primer orden. Para entender el problema en toda su magnitud, es necesario un breve repaso histórico. La referencia histórica más antigua a los usos terapéuticos del cannabis se encuentra en un tratado chino con más de cuatro mil años de antigüedad (Pên-Tsao Ching), en el que se recomendaba su uso para tratar el dolor o el paludismo. El cáñamo se utilizaba también en algunas de las triacas de griegos y romanos. En España, la primera referencia escrita se encuentra en las obras de Ibn al Baytär al Malaqí (s.XII) , considerado el más importante botánico y farmacólogo de la Historia Medieval de la Península Ibérica.

En fechas algo más recientes, el Manual de Medicina Merck (1889) recomendaba su uso en el tratamiento de la histeria, el delirio, la epilepsia, el insomnio nervioso, la migraña, la dismenorrea (dolor menstrual) o el dolor crónico. El doctor J.R. Reynolds publicó un artículo en 1890 en la prestigiosa revista médica The Lancet, en el que consideraba al cannabis como «uno de los medicamentos más valiosos que tenemos, cuando es puro y se administra correctamente». Reynolds era el médico personal de la Reina Victoria de Inglaterra. Aunque no está documentado que Su Majestad utilizara el cannabis para tratar las terribles jaquecas que padecía durante la menstruación, no es una idea descabellada a vista de las opiniones de su doctor.

Este panorama va a cambiar a lo largo del siglo XX.  Diversos motivos de tipo social, económico y moral llevaron a la prohibición del consumo  del cannabis en EE UU en 1937 mediante la Marihuana Tax Act. Posteriormente, La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) clasificó al cannabis  como sustancia «con gran potencial de abuso, nulo interés terapéutico y cuyo uso supone graves riesgos para la salud» en la Convención Única sobre Estupefacientes  de 1961. De forma paralela,  durante la segunda mitad del siglo XX se desarrolla el ensayo clínico como patrón para demostrar la eficacia y seguridad de los medicamentos, comparando sus propiedades con un placebo a través del método científico. El cannabis no ha sido casi estudiado según este método, ya que a priori se había definido (con criterios más morales que científicos) su nulo interés terapéutico. Sí se desarrollaron  fármacos para indicaciones para las que el cannabis se había utilizado tradicionalmente, en algunos casos menos seguros a nivel farmacológico como los barbitúricos.

Las investigaciones sobre usos terapéuticos del cannabis se desarrollan tímidamente a lo largo de los años y 80 del siglo pasado. Durante aquellas décadas muchos pacientes siguieron utilizando el cannabis, en la mayoría de los casos con el desconocimiento o desaprobación de los profesionales sanitarios. En 1975 la FDA autoriza el primer programa de administración de cannabinoides sintéticos como fármacos de uso compasivo.

2.- La venganza del cannabis: el Sistema Cannabinoide Endógeno:

Pero la verdadera revolución con respecto a los usos terapéuticos del cannabis se produjo a lo largo de la década de los 90.  Hasta entonces no se conocía cual era el mecanismo por el cual los cannabinoides actuaban dentro del organismo y la mayoría de los científicos opinaban que el cannabis simplemente traspasaba las membranas de las células produciendo efectos inespecíficos. Durante la pasada década, se ha comprobado que, en todos los vertebrados, existen unos receptores a los cuales los cannabinoides se unen de forma específica: los receptores CB-1 se encuentran distribuídos en el sistema nervioso y los receptores CB-2, que aparecen en las células del sistema inmunológico.

Los principios activos de la planta (Cannabis sativaCannabis indica), como el delta-9- tetrahidrocannabinol (Δ9-THC), el cannabidiol (CBD) o cannabinol (CBN) se unen a estos receptores, produciendo distintos efectos en el organismo.  Pero la pregunta que surge de inmediato es: ¿por qué están esos receptores allí? ¿Únicamente para modificar el estado de consciencia cuando alguien fuma un canuto? Sería extraño el que existiera un sistema biológico tan complejo en todas las especies sólo para producir ese tipo de efectos…Efectivamente, se ha descubierto que el organismo genera sus propios cannabinoides (cannabinoides endógenos: anandamida y 2- araquidonilglicerol), que son las moléculas que se unen a los receptores CB-1 y CB-2. A todo este conjunto de receptores y mensajeros se le ha dado el nombre de sistema cannabinoide endógeno (SCE).

En la última década se han multiplicado las investigaciones para conocer las funciones del SCE en el organismo. La mayoría de los experimentos se hacen en laboratorio o en animales de experimentación.  Estos estudios señalan que el SCE controla muchos procesos biológicos en todos los vertebrados: cómo se modula la sensación del dolor, el control de los mecanismos de las nauseas y vómitos, la coordinación de los movimientos del cuerpo, regulación de los mecanismos de aprendizaje, recompensa, motivación y emociones…

Especialmente interesante es la relación entre los receptores CB-2 y el control de las células cancerosas.  Las células del sistema inmune atacan y destruyen las células tumorales que el propio organismo produce por error, evitando el desarrollo del cáncer en las personas sanas. El SCE, a través de los receptores CB-2, desempeña un papel crucial en el control de estos mecanismos.

3.- Del SCE a los fármacos derivados del cannabis

Se ha demostrado que el SCE puede ser un arma eficaz en el tratamiento de tumores como el cáncer de piel, mama, útero, pulmón, próstata, leucemias y linfomas. La idea es estimular al sistema inmunológico para que destruya las células tumorales. Pero la mayoría de los datos de investigación son todavía muy prematuros y proceden de experimentos en laboratorios o en animales. Hace dos años, un equipo de la Universidad Complutense de Madrid fue el primero en el mundo en administrar THC por vía intracraneal («pinchando» directamente sobre el cerebro) a ocho pacientes con un tipo de cáncer cerebral muy agresivo llamado glioblastoma multiforme. Aunque se trata de estrategias muy prometedoras, el desarrollo de fármacos derivados del SCE que permitan paliar o curar determinados tipos de cáncer llevará todavía algunos años.

No sucede lo mismo con otro tipo de enfermedades, en los que los fármacos derivados del cannabis ya han demostrado eficacia. Existen varios cannabinoides disponibles como fármacos, aunque no todos están comercializados en España:

El dronabinol (Marinol©) es la forma sintética del Δ9-THC, aprobado por la FDA en 1986 para el tratamiento de las nauseas y vómitos producidos por quimioterapia y síndrome de anorexia-caquexia (delgadez extrema y falta de apetito) asociado a SIDA. Está comercializado en EE.UU, pero no en Europa. Es útil en el control de determinados tipos de dolor, ya que potencia el efecto analgésico de los derivados de la morfina. También ha demostrado efectos beneficiosos sobre ciertos síntomas (dolor, rigidez, problemas urinarios) de la esclerosis múltiple. Existen casos anecdóticos sobre su posible utilidad en enfermedad de Alzheimer, picor por enfermedades hepáticas, trastorno obsesivo compulsivo…

La nabilona (Cesamet®) es un análogo sintético del THC. Está comercializado en EE.UU, Canadá, México y Reino Unido con las mismas indicaciones que dronabinol (nauseas producidas por quimioterapia y anorexia por SIDA). También existen ensayos clínicos que demuestran su eficacia en el manejo del dolor en cáncer avanzado y algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson y esclerosis múltiple.

El rimonabant (Acomplia®) es un antagonista («neutralizador») de los receptores CB-1. El fármaco fue aprobado en la Unión Europea en el 2006 para el tratamiento de la obesidad en pacientes con problemas de diabetes o colesterol, contando también con estudios favorables como fármaco para ayudar a dejar de fumar. Sin embargo, en octubre de 2008 se suspendió su comercialización, ante el elevado número de efectos adversos de tipo psiquiátrico (incluyendo suicidios) registrados.

El spray de tetrahidrocannabinol/canabidiol (THC/CBD) (Sativex®) permite la administración sublingual de cantidades fijas de estos cannabinoides, extraídos directamente de la planta. El fármaco está aprobado en Canadá, para el tratamiento del dolor producido por esclerosis múltiple y cáncer. En el momento actual se están llevando a cabo ensayos clínicos con este fármaco para comprobar su eficacia en distintas enfermedades (náuseas y vómitos por cáncer, dolor por lesión en la médula, rigidez por esclerosis múltiple, artritis reumatoide…). Algunos de estos estudios se están llevando a cabo en Cataluña, con la colaboración de instituciones como el Colegio de Médicos de Barcelona, el Instituto Municipal de Investigaciones Médicas y el Departamento de Salud de la Generalitat.

Conviene hacer algunas consideraciones sobre estos fármacos. En primer lugar, señalar que, como cualquier otro, tienen sus propias indicaciones, contraindicaciones, efectos adversos, interacciones farmacológicas…Los cannabinoides se absorben mal por vía oral, lo que lleva a que, en principio, fórmulas como el spray de administración sublingual sean más adecuadas y produzcan mayor efecto terapéutico y menos efectos adversos.  Hay que tener en cuenta que el cannabis produce un estado modificado de consciencia, que puede ser agradable para algunas personas pero no tanto para otras. Además pueden aparecer otro tipo de efectos adversos (irritación en la zona de administración, cuadros de mareo, hipotensión…).

Señalar también que, hasta el momento este tipo de medicaciones no han demostrado que varíen el curso natural de ninguna enfermedad y se trata de fármacos destinados a aliviar síntomas (lo cual es, en bastantes  ocasiones, el objetivo principal de las intervenciones de los médicos). En este sentido, los fármacos derivados del cannabis deben considerarse como una opción de tratamiento más, pero existen otras familias de fármacos que, dependiendo del caso y el paciente, pueden ser más o menos adecuadas.

4.- ¿…y la marihuana?

Otro aspecto importante de la cuestión está en la automedicación con hachís o marihuana. Distintas encuestas señalan que entre el 10-36% de los pacientes con enfermedades como cáncer de mama, VIH-SIDA, esclerosis múltiple o dolor de origen neuropático han utilizado marihuana para aliviar síntomas de sus enfermedades y muchas de estas personas refieren alivio de sus síntomas. Este hecho contrasta con la escasez de ensayos clínicos en los que se utiliza marihuana (entre 2000 y 2008 sólo se encuentran 8, que incluyeron a un total de 248 pacientes con un seguimiento medio de 7 días).  La falta de investigación sobre la planta del cannabis suele atribuirse a los riesgos derivados de la vía de administración (fumada) o a la dificultad de obtener productos con concentraciones homogéneas. Siendo esto cierto, también hay que considerar otros elementos importantes como el desinterés de la industria farmacéutica en un producto del que no se puede obtener beneficio o las obstrucciones burocráticas, trabas legales y prejuicios de tipo moral para la investigación con sustancias fiscalizadas.

El descubrimiento del SCE y el desarrollo de fármacos derivados del cannabis ha colocado muchos de los dogmas de la lucha  antidroga entre la espada y la pared. Es imposible mantener que las drogas son un conjunto de terribles problemas para la salud y la sociedad en cualquier circunstancia y mientras se desarrollan fármacos que tienen como base estas maléficas sustancias. Pero el movimiento antiprohibicionista no debería caer en la tentación de hacer de los usos terapéuticos del cannabis una de sus banderas. Existen suficientes argumentos de tipo político, social, económico y moral para defender el derecho a la modificación de consciencia con sustancias, con fines recreativos o de cualquier otra índole, siempre que no perjudique a terceros. Los usos terapéuticos del cannabis constituyen una cuestión estrictamente científica y sanitaria que debería permanecer en ese ámbito, sin injerencias de los partidarios de la legalización ni, mucho menos, de los políticos y los organismos antidroga.

Texto Fernando Caudevilla

Visto en Cannabis Magazine.

Los peligros del nuevo éxtasis [2C-I]

Visto en La Razón.

Varias pastillas de un nuevo estupefaciente han sido detectadas por primera vez en España. Pese a que la 2ci es una sustancia que circula en el mundo de la droga desde 1999, distribuida normalmente en forma de polvo, durante el pasado mes de diciembre se ha observado por primera vez su comercialización en forma de comprimidos. En varios países como Reino Unido y Australia, se presenta como una sustituta del éxtasis. En España los expertos hablan de una nueva droga de síntesis y la consideran una mezcla entre el éxtasis y el LSD, vulgarmente conocido como «tripis».

«Su composición exacta se desconoce, ya que la mayoría de las veces está mezclada y manipulada con otras sustancias», explica Gloria Cordeiro Crespo, experta en drogodependencia del Centro Integral de Tratamiento de Drogodependencia (CITD) de Alcázar de San Juan, (Ciudad Real). «Son drogas fáciles de crear y los creadores de ellas van muy por delante de los laboratorios», concluye Cordeiro.

Son pocos los casos conocidos hasta el momento de personas que hayan consumido este tipo de droga, ya que «es una sustancia difícil de detectar en la sangre, sólo se puede conocer mediante una mezcla con elementos reactivos que poseemos en centros especializados», expone Fernando Caudavilla, médico de familia y asesor de la asociación dedicada a la prevención de drogas, Energy Control. Aun así los expertos advierten de que «esta sustancia en cantidades altas puede producir fallo renal, coagulación e incluso la muerte», asegura Cordeiro.

Sensación de «subidón»

Desde CITD advierten de que además del peligro del consumo en general de esta sustancia «esnifar este tipo de droga de síntesis puede tener efectos tóxicos muy altos, tres veces más fuerte que tomándolo de otra forma». Los efectos conocidos hasta el momentos son sensación de «subidón» o adrenalina, boca seca, efectos socializantes y sobre todo alucinaciones. «Sus propiedades psicodélicas pueden someter al que lo consuma a trances profundos», comenta Caudevilla. Los efectos de este nuevo éxtasis comienzan a los 45-75 minutos de la ingestión y permanecen en el cuerpo humano alrededor de seis a diez horas. La toxicidad de esta sustancia no está todavía muy clara, según Energy Control hay informes que sugieren que no provoca dependencia, ya que son drogas usadas de forma lúdica y en ocasiones especiales, no diariamente.

Antecedentes

Esta nueva droga fue sintetizada por primera vez por Alexander Shulgin, un farmaceútico, químico y promotor de drogas psicoactivas estadounidense. En países como Reino Unido y Holanda es conocida como «droga del baile» o «clubbing»

La 2ci posee propiedades estimulantes y psicodélicas, particularmente de tipo visual en forma de patrones geométricos. Se ha comercializado por la red de forma legal hasta el año 2003, año en el que la Unión Europea la ilegalizó. A pesar de ello, esta sustancia no está especialmente controlada, ya que se encuentra al alcance de cualquiera y su consumo continúa en discotecas, ya sea en forma de polvo o de pastillas.

Energy Control en España Directo de Radio Nacional de España

RNE. España Directo

Todas las drogas son malas, eso está claro y lo mejor es no consumirla. Sin embargo, puestos en esa tesitura, tenemos que saber que hay unas que son mejores que otras. El proyecto ENERGY CONTROL recibe muestras de speed, cocaína, cristal, extasis y otro tipo de sustancias psicoactivas. Las analizan gratuitamente para informar al usuario de lo que se está metiendo. No analizan ni hachís, ni marihuana, ni sustancias para mejorar el rendimiento físico o sexual.

La información reduce el peligro

Esta es la filosofía de este equipo multidisciplinar, en el que hay médicos, que se está encargando de realizar los análisis. Reciben muestras en sus sedes y también operan en zonas como discotecas o ferias, lugares de ocio entre jóvenes donde suelen circular alegremente todas estas sustancias. Creen que dar información sobre las sustancias puede disminuir la prevalencia o al menos, minimizar riesgos.

Consumo de drogas en España

En España el consumo de coca disminuye levemente según datos del ministerio de sanidad y se situa al mismo nivel que hace una década. También se reduce el consumo de drogas de síntesis. Aumenta la prevalencia de alcohol, tabaco y cannabis y es alarmante el policonsumo: la mitad de los que toman drogas consumen como mínimo dos.

Visto en la web de RTVE.

Escucha el audio.

El consultorio del Dr. X

Se encuentra en la web de Energy Control.

Las cuestiones han sido respondidas por Fernando Caudevilla, conocido como «Dr.X», médico de familia experto en drogas, colaborador de Energy Control y del colectivo Interzona así como miembro del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).